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Invadidos por un “boom” de propuestas escénicas para la ciudad, ahora es necesario no sólo invertir un viernes por la noche para ir a ver teatro. Con una cartelera tan amplia y variada, la agenda se satura y ahora es posible incluso ocuparse todos los días de toda la semana viendo teatro por la noche.
El asunto de espacios alternativos en la ciudad para este arte milenario, no es un asunto de actualidad. Hay que recordar que desde la década de los sesenta cuando Monterrey vivió un auge importante de este arte, comenzaron a abrirse muchos espacios en los que las compañías podían mostrar sus trabajos como el famoso teatro del Globo o la Sala Meyerhold de la Escuela de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, que aún lucha por posicionarse como un espacio más.
Los artistas locales siempre han tenido conciencia sobre esto: que no podemos conformarnos con los espacios oficiales para que el teatro fluya en la ciudad. Prueba de ello es lo que gente como Xavier Araiza ha hecho en un principio con el Gargantúas que lo abrió como opción para presentar teatro y posteriormente con la apertura de su Theatron que a la fecha a duras marchas sigue funcionando.
Que decir del esfuerzo que en algún tiempo se cristalizo de la mano de Mario Cantú Toscano en el Barrio Antiguo con la apertura de FuenteOvejuna pero que no logró fructificar por la falta de asistencia del público al lugar, sin olvidar La bodega, iniciativa de Daniel Ontiveros y que no logró concretarse por la presión que la inseguridad estaba generando en el primer cuadro de la ciudad, aunque actualmente ya esta Kayekuali, como una opción más para el desempeño de este arte.
También se han hecho esfuerzos importantes por parte de Vidal Medina, primero con la Bodega de Dionisos y posteriormente de la mano de Mónica Jasso con el proyecto de Siete Golpes que buscaba de alguna forma invadir espacios alternativos como casas deshabitadas y bodegas y así protestar en contra de la violencia social que aquejó a nuestra ciudad entre los años de 2010 y 2014, con un éxito rotundo.
En este punto es importante reflexionar por qué justo Siete Golpes se trataba de un esfuerzo en el que era posible ver en una sola noche 7 puestas en escena de formato corto visitando diferentes rincones del lugar donde se presentaba y a los cuales los directores le sacaban el mayor provecho para su propuesta escénica.
Con este antecedente no nos es ajeno el asunto del Microteatro que en España surge como una necesidad de hacer frente a la crisis económica por la que atravesaban los artistas en el viejo continente y la búsqueda de esos espacios alternativos; y que llega acá a México y se instala con mucho éxito en la capital del país y en otros 6 estados de la República.
Ahora en nuestra ciudad tenemos la oportunidad de disfrutarlo junto con la apertura de una iniciativa local llamada Mi teatro y en el cual también se presentan puestas en escena con una duración máxima de 15 minutos al puro estilo de 7 golpes.
¿Anti-teatral? ¿En contra del verdadero sentido de lo que es el arte escénico? ¿No vale la pena? ; Lo que sí es cierto es que se abre una posibilidad interesante de contar con espacios para que los egresados de las dos instituciones formadoras de teatro tengan posibilidad de ejercer esta profesión y afianzarla y por otro lado, para que los espectadores tengan más opciones que le permitan vivir esta experiencia de comunión con los artistas en este momento efímero que provoca reflexiones, renueva el ser y desarrolla el humanismo.
Ya sea en formatos cortos como este o en los formatos tradicionales que nos da el teatro, el hecho es que se está generando algo diferente para el regiomontano con la posibilidad de elegir entre un abanico de posibilidades, porque no hay que olvidar que también se acaba de abrir un foro para el teatro de formato largo bajo el titulo de Arcadia, iniciativa de Hernán Galindo y Luis Cantú.
Aparte la gente de microteatro está abierta para que desde dramaturgos hasta directores, iluminadores, escenógrafos y por supuesto actores y actrices se acerquen con sus propuestas para formar parte de este movimiento, procurar la calidad de los textos y montajes y seguir pugnando por un teatro profesional en esta dinámica que ya es un hecho en esta ciudad considerada como cosmopolita.
Después de todo, ¿Qué a caso no existe en el Séptimo Arte el cortometraje y en la literatura los relatos cortos? A unir esfuerzos para cuidar por principios de cuentas los textos y la dirección, contar historias que estén completas. Fuera el divisionismo, la ciudad lo necesita y aquí están las opciones. Finalmente la última palabra la tiene el espectador.