
Muller / NOBELPRIZE.ORG
La realidad no es más que una materia prima con la que la lengua trabaja, desmenuzándola y recomponiéndola.
Herta Müller
Una invitación hacia la aventura. Intrigante, como un pórtico suntuoso, inspira mucho y revela poco en sí. El hombre es un gran faisán en el mundo (Müller, 1992) proyecta un estilo melifluo, vívido y auténtico que la hizo merecedora del Premio Nobel de la Literatura en el 2009. Elegir al Faisán para intitular la obra, rebasa el valor semántico que posee como mero sustantivo, es algo más completo, un tropo, una gran metáfora, constituida por otras que encabezan cada uno de los cortos capítulos prosaicos, mediante concretos sintagmas nominales.
En entrevista con Carlos A. Aguilera (2008), Müller explica el contrastante significado que adquiere esta ave en Rumania y en Alemania; mientras en la segunda representa el lado estético, elegante y pomposo de su plumaje, para los rumanos es un ser inofensivo, débil y presa fácil de los cazadores, ya que no puede volar. Ella se queda con el segundo significado, aplicable a los nacidos rumanos, pero originales de Alemania, que sufrieron las represalias de Rusia, obligándoles a realizar trabajos forzosos, entre ellos sus padres.
Utilizar el verbo copulativo ser, en el mismo título, no solo está cumpliendo la función de nominalizar el predicado, sino que refiere, con atributivo y retórica, su estado y cualidades. Este sintagma nominal, conformado por el artículo determinado el y sustantivo común hombre, es conjugado en el tiempo presente; y aunque las características del tipo de hombre y/o pueblo del que trata Müller son muy particulares, la proposición que hace en el título se mantiene permanentemente aplicable léase cuando se lea y léase donde se lea. Habría quizá que vivir las mismas experiencias que ella, tener la misma sensiblidad y capacidad de análisis para capturar en algunas letras, como lo hace, un cuadro de realidad estéticamente dispuesto que puede llevarnos incluso a dudar de la integridad de las personas.
La biculturalidad de Müller, se explica mediante el análisis de su vida. De ascendencia germana, desde su nacimiento radicó más de 30 años en Rumanía, hasta la emigración a Berlín, con su esposo y su madre. El contexto temporal apreciado en la obra, precede la segunda guerra mundial, y está saturado de los efectos a posteriori que forjaron en sus padres las amargas experiencias: añoranzas, silencios y tabúes.
Yo he sostenido, y hoy lo hago con más ahínco, que ‘La mejor literatura parte de la experiencia.’, esos sentimientos forjados en oídos propios, ojos, piel y lengua, que luego cambian el rumbo de nuestra vida, de tan profundos y a la vez tan explosivos que terminan arrojándonos a campos en donde ciclaremos el proceso. La epígrafe citada, declaración de la propia Müller, me es uno de los más importantes argumentos de autoridad, porque no sólo ha manifestado en repetidas ocasiones con distintas palabras que la realidad es la materia prima de la lengua, sino que, aunque no lo hubiera hecho, sus obras son una prueba mucho más tangible e irrefutable.
Aunque pretendo centrar mi análisis en las formas, y en la magistral combinación que se hace de ellas, sucede con la semántica lo que la morfología con la sintaxis, es imposible, sencillamente porque una da sentido a la otra. A esa interdependencia que los estudiosos categorizaron en morfosintaxis yo agregaré significado, ya que sería un despilfarro tipificar cada una de las palabras de la autora, sin obtener el sentido que encierran.
En 49 capítulos cortos, que más bien parecen un poemario, Müller precisa la realidad presente en las primeras tres décadas de su vida: vida de exilio, de opresiones y de pobreza, en una comunidad germana de Rumania, bajo el gobierno dictatorial de Nicolae Ceaușescu. En el planteamiento, los deseos por salir del país irán entramando el desarrollo a una degradación moral, necesaria para poder cambiar definitivamente de atmósfera. Aunque no es un retrato autobiográfico, los elementos de queparte, lo son, incluso algunos nombres citados, como es Khaterine y Josef, padres de Müller.
Narración poética
Era de suponer que no sería solo yo, la que de primera entrada, se cuestionase a qué tipo pertenece este texto, porque desde su índice cada título remite más bien a la disposición de un poemario, pero a medida que la trama toma longitud, los personajes y ambiente confirman la superestructura narrativa. Las partes (los capítulos), funcionan con cierta independencia, pero adquieren fuerza y sentido cuando se materializan como un conjunto narrativo que presenta una historia dramática con inicio (deseo por partir), desarrollo (medios para lograrlo) y final (el cambio).
Estableciendo un símil entre las características del texto narrativo y poético, es difícil establecer a cuál de ellos tiene mayor semejanza la obra tratando, según sus características; ya que la cantidad de figuras retóricas, la rima constante y la musicalidad que provoca la métrica y el orden de las palabras hacen que su sintaxis busque encajar en la tipología poética, sin embargo, está en prosa, los capítulos son parte de una trama lineal, con algunos esporádicos flashback como es Entre las tumbas y La sopa de hierbas, capítulos que nos llevan a comprender la naturaleza intolerante y de desamor que existe en la relación de Windisch y Katharina.
La cruda realidad que revela Müller, se adorna con lujo en el lenguaje figurado que emociona al lector, con la belleza de sus trazos aborda las situaciones más triviales que reflejan su estilo fluido y sin tapujos: “Las piernas de su mujer yacían sobre la sábana como los batientes de una ventana abierta.” (pág. 25), describe gráficamente el narrador valiéndose del símil, narrador omnisciente, que bien podríamos decir, por grado de conocimiento de la situación es la propia Müller.
El lenguaje es clave en este relato. Destaca la ilustre participación de Juan José del Solar como traductor, también él supo elegir las palabras exactas que en alemán utilizó la autora. La poesía que impregna la obra de principio a fin, en narrada en frases cortas, muy breves, muy intensas, pero bien seleccionadas que no restan para la imaginación los elementos que coloreen el momento, con todo y olores, texturas y sensaciones. El uso del punto y seguido y del punto y aparte son recursos discursivos básicos, que hacen una lectura muy fluida y placentera.
“Windisch alza los puños. La chaqueta del policía vuela en mil pedazos. La cara grande e imponente de Windisch tiene una mancha de sangre. Windisch golpea las dos caras pequeñas y temerosas por encima de las hombreras y las mata.” (p. 93), es evidente que pese a las omisiones que a propósito realiza la autora, la fluidez de las acciones narradas contagia al lector, quien con la misma rapidez intuye el propósito por el que Windisch elevó la mano y la razón causante de que la chaqueta del policía volara en pedazos mientras experimenta como en carne propia la furia por sentirse parte de semejante atrocidad.
La descripción, descripción poética, con una mirada que no se aparta ante las asperezas, marca el ritmo de la obra. Una descripción en la que la narradora mantiene una distante posición, en la que hay todo menos nostalgia. Müller disecciona ese rico pero desolado universo rural en el que no hay espacio para la risa, la ternura, incluso la esperanza aparece terrible y pálida, porque mientras la comunidad y en particular la familia de Windisch esperan los pasaportes y la meta se mira más cercana, la dignidad y tranquilidad se alejan paulatinamente El tono del libro, escrito en alemán en su versión original, es fiel a esa realidad. No hay risa, ni ternura, ni apenas esperanza.
Como es característico de los textos líricos, la obra nos ofrece una gran variedad tanto formal como temática, es posible observar la desintegración del banato rumano, la opresión, el machismo, la lucha por la supervivencia, etc.
El discurso subjetivo de Müller, narra, desarrolla, y expresa sus ideas y sentimientos, refleja su mundo interior forjado con grandes acontecimientos históricos que dejaron huecos desgarradores, es un enfoque muy original y objetivo de concebir y concretar los tiempos de la posguerra.
Los recursos expresivos de Müller nos llevan a decodificar una doble connotación, el discurso está armonizado polisémicamente, desde su titulo hasta la narración de cada uno de sus capítulos: la mosca, el jarrón, la mariposa, el moretón, la lechuza; figuras en las que más delante abundaré, hacen de su estilo un reto cognitivo y a la vez un hobbie placentero.
En entrevista con Demian Orosz 1995, Herta autodefine su estilo de la siguiente manera “En mis textos, a la vez que busco contar lo sucedido, intento representar aspectos que están vinculados no tanto con un hecho sino con un clima, y con elementos subjetivos. El estilo no es arbitrario, sino que es el intento de captar y mostrar un estado psíquico. ” Es un método de gran impacto, ya que no se centra en algo en particular, sino en completar situaciones dentro de un clima; no tomando de la realidad solamente las cifras, sino también sus efectos.
Por su trama y argumento, está claro que es una novela, aunque a primera vista el lector considere un híbrido entre la novela y la poesía; es distinto decir poesía a decir lenguaje poético; aquí su trama surge por eslabones capítulo a capítulo, con saltos en el tiempo, con sus sustantivos desnudos, con adjetivos crudos, pero mucho hay de poético en su prosa. La canción es uno de los fragmentos en los que se aprecian formalmente los versos, estrofas, rima y ritmo:
Una vez me fui a Berlín,
¡Qué ciudad más bonita, tralalín!
Refleja el sentimiento de añoranza en cada uno de los personaje, y más delante, en la decadencia moral en que tiene que incurrir la familia para poder cumplirla.
Embastar el relato entre un lenguaje poético le permitió capturar la tragedia de la minoría alemana, y retratar a los seres humanos que imponen su montón de tristeza y crueldad. En Rumania y en Alemania, en México y en Estados Unidos, muchos hemos vivido cosas semejantes, pero pocos nos hemos sentado con pluma y papel a escribirlas, mucho menos con tanta exactitud, fidelidad y elegancia. “La literatura no es lo único poético. La vida también es poética. El mero hecho de escribir literatura no nos convierte en personas especiales. En verdad, en casi todo lo que hacemos dependemos de la mirada de la gente que no escribe literatura. Esas personas son nuestro material y con ese material hacemos algo. No poseemos nada especial, propio. A lo sumo, podemos armar algo a partir de lo que vemos, y según lo bien o mal que lo armemos, tanto mejor o peor será” (Müller, 2009)
Narración con estilo
La retórica nos dice que existen algunas formas de lenguaje que requieren de nuestra doble interpretación, pero…en esta obra, sería mejor suprimir ese adjetivo indefinido y reorganizar la oración copulativa, de modo que aplicado a la redacción de Müller, incluyeran una afirmación en presente gnómico. La carga retórica es tal, que llega un punto durante la lectura en el que el proceso de doble decodificación se automatiza, el esfuerzo se reduce y la comprensión de optimiza.
Beristáin (1997) registra en su diccionario de 500 páginas de extensión, una gran cantidad de términos empleados principalmente en el lenguaje poético; palabras que constituyen la caja de herramientas para la creatividad, mismas de las que se vale Müller para transmitirnos, no digo sus ideas o vivencias, sino sus experiencias, como en propia piel. Consigue trasmitir las sensaciones auditivas como si las aislara del resto para dejarlas en un primer plano:
“Del jardín de la iglesia alzan el vuelo unas palomas silvestres. Son grises como la luz. Sólo el ruido permite diferenciarlas.” (pág. 14).
‘Como la luz’, es un símil que fuera de contexto suena bastante ilógico; pero, ahí, frente al monumento a los caídos, y después de doscientos veintiún días en el bache, también las nubes bajan espesas y la luz se va apagando.
“En el marco del portón está el timbre. Tiene una yema de dedo blanca. Windisch la aprieta. El timbre resuena en su dedo. Resuena en el patio. Resuena muy lejos dentro de la casa. Detrás de las paredes el timbre resuena sordo, como enterrado.” (pág. 80).
Tal parece que la anáfora utilizada marcara el compás del repiqueteo, como un eco no atendido que motiva la insistencia de Windisch, quien pulsa 15 veces más, sobre la yema blanca marcada.
El ritmo de la narración va dibujando una línea ascendente. En estos casos, el tiempo lineal contribuye a completar el significado de todo el párrafo:
“Dos veces se quedó en pura espina el matorral de rosas, y la mala hierba, debajo, parecía aherrumbrada. Dos veces se quedó el álamo tan pelado que su madera estuvo a punto de resquebrajarse. Dos veces hubo nieve en los caminos.” (pág. 13).
Nuevamente la anáfora enfatizando el tiempo en ese adjetivo numeral, dos, dos años.
“La mujer de Windisch volvió la cara a la pared y rompió a llorar ruidosamente. Lloró largo rato con la voz de sus años mozos. Lloró breve y suavemente con la voz de la edad. Gimió tres veces con la voz de otra mujer. Luego enmudeció”. (pág 26).
El significativo contraste entre los tipos de llanto se marca por la potencia o fuerza del sonido de la juventud, contra la suavidad y menor resistencia de la adultez. Müller encontró hasta para describir el llanto, un proceso diferenciado, por precisos adverbios, que nos dibujan en mente la escena, como en multimedia, con dinamismo y sonido.
La finura de su prosa es intachable, armoniosa, placentera y pura al mismo tiempo. Cito a continuación, algunos fragmentos en el que el lenguaje es tan visual, que no bien encontraríamos diferencias con una pintura:
“Sobre el estanque vuela un pájaro. Lentamente y sin desviarse, como siguiendo un cordel. Casi rozando el agua, como si fuera tierra” (pág. 18).
“Las piernas de su mujer yacían sobre la sábana como los batientes de una ventana abierta” (pág. 25).
“Con los dedos estruja el ala. El sombrero se arruga. El sombrero se enrolla como una rosa negra” (pág. 65)
“Windisch echa a andar a su lado el paraguas negro. El paraguas es un gran sombrero negro. La mujer de Windisch lleva el sombrero atado a un asta” (pág. 66).
Su talento radica en desplegar la desdicha fatalidad y el deterioro, de Windish, de su familia y de todo el pueblo. Lo hace por medio de figuras (la dalia, la sandía, el pozo) y de su mezcla con los personajes: la dalia seca alcanza la pupila de la vieja, la pulpa de la sandía jamás saciará la sed. Todo lo vivo es un paso previo a la muerte.
Desde el enfoque de los recursos utilizados en literatura, la novedad no es mucha, todos sus recursos están escritos, en las teorías sintácticas, tipologías textuales, en el diccionario de retórica de Beristáin que anteriormente cité. La autenticidad de su escritura radica más bien, en la optimización de todos ellos, su uso tan pragmático, su elección tan atinada a la situación, es por eso que digo, que casi durante todo el texto el intelecto decodifica doble, reflexiona triple y relación un poco más, al interior del texto, con la línea histórica social y extrapola hacia las decadencias de sociedades que por otras causas, atravesamos por la misma lucha, la misma degradación, con poca esperanza.
Con escritores como Müller, nos damos cuenta que no hace tantísima falta investigar e investigar para saber cuál sea la técnica de escritura más eficaz, observar modelos, degradar la escritura al nivel comercial, etc., pudiendo partir de una realidad bastante conocida, desde una subjetividad bastante apasionada.
Es una realidad tan aterrizada, los pies en tierra, la vista en el hombre; el material está ahí, como dice ella la materia prima, “La literatura es un espejo de la cotidianidad y, por ende, de la política. La política entra en la vida cotidiana y, aunque no se convierta precisamente en ésta, ella misma es ficción. Sólo se puede escribir literatura a partir de lo vivido, de la experiencia.”
Gabriela Adamesteanu, de El país (2009) señala que una de las características de la deslumbrante originalidad de sus escritos es la densidad con que da profundidad a cada frase. De una concreción alucinante, tendiendo a veces hacia lo fantástico, con tintes expresionistas, la prosa de Müller no solamente registra la monografía social del Banato sino que explora sin piedad tanto los detalles físicos como los comportamientos sociales. Pero también permite al lector un espacio suficiente para que él mismo pueda construir las historias, la mayoría de ellas trágicas, de las personas que llevan en su cara la región de donde procede Müller.
En todos sentidos, la obra constituye un modelo narrativo. Constituye una novela, que aunque como la mayoría, está escrita en prosa, su trama nos revela un mundo de símbolos, figuras y frases, muy poco presentes en la mayoría de las novelas y semánticamente destacadas, al contraste con la historia mundial que ingenuamente se enseña en las escuelas. Nos dibuja una realidad bastante subjetiva, llena de crudeza, sufrimiento, opresión, pero al menos para la familia protagonista termina con un halo de esperanza. Los lectores descubrirán en sus libros un universo alucinante enriquecido con la trágica historia del siglo pasado.
Müller narra enumerando. No hay ni un párrafo explicativo, produciéndonos un cúmulo de sensaciones poco antes sentidas, al menos al leer. Si bien, es cierto que a veces adopta el punto de vista de sus personajes, su voz cargada de experiencia explota en un bello estilo narrativo, bastante poético, bastante realista, buscando mediante la poesía, como lo expresara, transformar la miseria humana.
Referencias bibliográficas
Adamesteanu, G. (2009) El país. http://elpais.com/diario/2009/10/17/babelia/1255738351_850215.html recuperado enero del 2016.
AGUILERA, Carlos A. (Traducción de Jorge A. Pomar), entrevista a Herta Müller: “El faisán rumano ha estado siempre más cerca de mí que el faisán alemán”, Crítica. Revista cultural de la Universidad Autónoma de Puebla, miércoles, 18 de junio de 2008, revista en línea, http://criticabuap.blogspot.com.es/2008/06/herta-mller-el-faisn-rumano-ha-estado.html (consultado por última vez: 01/2016)
Beristáin, Helena, Diccionario de retórica y poética. 8a. ed. corr. y aum. México: Porrúa, 1997.
Müller, H. (1992). El Hombre es un gran faisán en el mundo. Berlín: Siruela.
Orosz, D. (1995). La voz del interior. http://archivo.lavoz.com.ar/anexos/Informe/09/8006.pdf, recuperado Enero del 2016.
Excelente análisis!!! 😀 Felicidades!!
Excelente .Eunice, tu don natural de crítica y análisis nato que te caracterizan, sin duda seguiras forjando, en muchas pieles y lenguas tus conocimientos .
Y a mí, ¿qué me dejas decirte? Te llevas mis aplausos y las felicitaciones bien merecidas. ¡Que printo subas un peldaño más, mi querida amiga!
Dear Egla, ¡Gracias!
Te extrañamos por acá, pero…también necesito leerte y no me ha llegado material.
Muchos saludos. Dtb
Excelente ensayo. Felicidades Eunice logras un análisis de forma y fondo a nivel literario y morfosintáctico.
¡Muchas gracias maestro!
Su juicio tiene alto valor para mí.
Saludos y gracias a de nuevo.