Jorge Volpi asevera que “La literatura no sirve para entretenernos ni para embelesarnos. La Literatura nos hace humanos”[1]. Él ha sostenido esta idea, no hedonista de la Literatura, en diferentes foros y ocasiones, otorgándole un poder para cambiar el mundo. Eternos e inacabados debates se han llevado a cabo alrededor de la idea sobre la “utilidad” (por brindar un término) de la Literatura, versus su simple goce artístico o espiritual. Bajo esta premisa pragmática, nos acercamos a la obra Cometas en el cielo (título original The Kite Runner, 2003) de Khaled Hosseini (1965); novela que une el occidente con el medio oriente, tendiendo puentes entre Estados Unidos y Afganistán.
Tenemos en la historia de la Literatura obras que se consideran panfletarias o que han servido a la validación, promoción o apoyo a un régimen político. Obras que analizan o dan su perspectiva sobre un acontecimiento histórico o político u obras que plantean o exponen una doctrina filosófica; Las moscas (1943) de Jean-Paul Sartre (1905-1980), es un ejemplo sobre una postura política, filosófica e histórica. Cometas en el cielo, es una obra que podríamos instalar dentro de esta discusión o debate del arte. La obra de Khaled Hosseini, a pesar de ser una ficción, se convierte al mismo tiempo en una denuncia, un “volver los ojos” o un acercamiento a lo que ha sido Afganistán en los últimos cuarenta años. Ficción sobre la historia de Amir y su vida: su familia, su origen, su relación con su amigo (y sirviente) de la infancia Hassan.
Esta novela, junto con la película basada en el libro, ha sido vehículo para que el mismo autor establezca vías de ayuda humanitaria a los refugiados afganos instalados, sobre todo, en Pakistán e Irán. Además de cooperar para la reconstrucción de Afganistán desde el 2009. El autor puso en marcha la Fundación “Khaled Hosseini” para perseguir estos fines humanitarios. Como ejemplo de lo dicho, la película, en su versión de DVD[2], contiene un Anuncio de Servicio Público donde aparece Hosseini promoviendo su fundación y los fines que persiguen.
Todo esto no da o quita méritos literarios o artísticos a la novela. Dentro de todo, considero que la obra tiene autonomía, como obra de arte; si es que se le puede dar esta consideración. Rememoremos que existe arte bueno o bien hecho y arte de mala calidad o mal hecho, y desde este aparador analizaremos los méritos artísticos o literarios de la obra. En lo social, es indudable la aportación que ha hecho esta creación para reconocer la situación de Afganistán como un país devastado por los conflictos que ha padecido. La novela, y también el filme, han coadyuvado para que la comunidad internacional, se sensibilice sobre el sufrimiento del pueblo afgano, su situación actual e histórica y la responsabilidad de gobiernos como el norteamericano o ruso en algo que se ha calificado como crisis humanitaria; una crisis que se debate extensa y “estratégicamente”, puesto que el futuro de Afganistán “está muy relacionado con la paz y seguridad regionales”[3].
Una obra, nos puede hablar desde una perspectiva ideológica o una postura política. No es necesario adentrarnos en la vida del autor o autora, enterarnos que fue militante o activista para que el discurso crítico o reflexivo, político o ideológico “nos llegue”. La obra es autónoma del que la escribe; y el que la lee ejerce un papel activo. Juan Carlos Onetti, hablándonos desde la estética de la recepción, afirma que la literatura, “restituye el papel activo del lector en la concreción sucesiva del sentido de las obras a través de la historia”, también habla de una “concepción dialéctica, la historia de las interpretaciones de una obra de arte como un cambio de experiencias”[4].
Relacionando lo anterior con Cometas en el cielo, el papel del lector es activo y comprendido en alto grado, ya que la misiva de la obra, a través de la historia, es muy directo. Es una prosa llana, desnuda de artificios, no rebuscada y se centra en narrar los hechos de forma muy concreta. Incluso podemos rastrear ideas literarias (muy desnudas) del autor, gracias a la vocación de escritor del personaje principal, Amir. Por ejemplo, cuando descubre que su amiga Soraya, a quien recién conocía, leía Cumbres Borrascosas; Amir menciona que “es una historia triste”, a lo que ella contesta: “Las historias tristes producen buenos libros”[5].
Esto es aplicado por Hosseini en toda la novela; una obra de tono triste, con lo trágico latente en cada acción. Además de la guerra y la destrucción, está el peso de la culpa y la lucha entre mantener una humanidad o perder los rasgos de civilización.
Estos elementos, abren la puerta a la empatía por parte del lector y permiten asumir una postura activa, aunque también maniquea; forma en que se establece la dialéctica entre obra y lector. Hablo de maniqueísmo, ya que a pesar de la presencia de personajes imperfectos como Amir o su padre Baba, hay personajes arquetípicos o paradigmas como el mismo Hassan.
Simplificando, Hassan personifica la bondad, la nobleza y hasta cierto punto la inocencia. Su defecto físico, haber nacido con labio leporino, es contrapuesto con su mansedumbre y benevolencia. Él y su padre son sirvientes en casa de Baba. Amir representa ese lado de debilidad en los humanos, donde se puede tender a la maldad o la crueldad, sobre todo con las personas más cercanas, ya que Hassan se convierte en su víctima.
El personaje del padre de Amir (Baba) se presenta como modelo social en la mayor parte de la obra, descubriéndose como “imperfecto” después de su muerte. Y aún con esta revelación, sigue siendo el modelo, un arquetipo de padre en el resto de la obra, dado las ideas que Amir expresa de él a través de su recuerdo. Representación de la maldad son los Talibanes, los rusos (Shorawi o Roussi) y Assef, un niño de clase alta que atormenta a Hassan. Por esto, Assef no podía terminar más que como Talibán al convertirse en adulto, y no solo eso, sino como verdugo talibán. Los rusos representan al invasor, el de afuera que viene a imponerse por medio de las armas y la fuerza.
Podemos resumir la estructura general de la obra: una primera parte que sucede en Kabul y abarca la infancia de Amir. Una segunda parte, que es la vida en EE. UU. donde muere Baba, Amir se casa y se convierte en escritor. Y una tercera parte donde Amir vuelve a Kabul a “exorcizar” los fantasmas de su pasado; punto donde se retoma el inicio de la novela, con la llamada por teléfono del viejo amigo de su padre Rahim Kan, quien es el encargado de conjurar ese pasado.
Las relaciones intertextuales y los códigos culturales se vuelven patentes al carear las culturas “occidental” y ”oriental”; términos que son inexactos pero que ilustran, dentro de una generalidad, dicha idea. En esta obra, quedan muy claros estos códigos y esta red, simplemente al revisar rasgos y aspectos de la organización de la obra.
De lo anterior, lo que se pretende, es dar preponderancia a la relación de la Literatura con su contexto ; esto se puede plantear a partir de la óptica de Yuri Lotman. Él hace una descripción de lo textual desde una perspectiva semiótica-artística, ya que menciona que “el texto constituye un lenguaje como obra artística y cada obra constituye un texto, ya que sobre él se intersectan varios códigos culturales que confeccionan una red de relaciones intertextuales.”[6]
En esta parte me parece importante mencionar el matiz que hace más americana u occidental la obra, aunque la haya escrito un afgano (radicado en EE. UU. desde 1980). La maquila o hechura de la obra recuerda a los best-seller americanos, no solamente por las altas ventas que ha tenido la novela, sino por su simplicidad en muchos aspectos, como la construcción de personajes o su estructura casi lineal. Esto último, sí le quita méritos literarios o artísticos a la novela, cuestión que empezábamos a reflexionar párrafos antes. La misiva en forma de “llamada de atención” sobre la situación de Afganistán es evidente, pero la obra como “signo artístico”, no es representativa del canon literario, ya sea comparada con autores reconocidos de la Literatura americana o universal.
En cuanto al signo semiótico y su construcción lingüística dentro de la obra, el autor presenta de un lado imágenes representativas de la cultura afgana, como lo es el concurso de Lucha de Cometas; pero por otro lado, no deja nada al papel activo del lector, al interpretar Hosseini, signos o imágenes. Como por ejemplo, la de la relación de Amir con Baba en el capítulo 6:
“…mientras los árboles se helaban y el hielo cubría las calles, el hielo que había entre Baba y yo se fundía un poco. Y la razón de que fuera así eran las cometas. Baba y yo vivíamos en la misma casa, pero en distintas esferas. Las cometas eran la única intersección, fina como el papel, entre ellas.”[7]
En este fragmento, nos traduce una posible analogía de los cometas y el hielo, con la relación entre Amir y Baba. Considero este aspecto como una de las grandes fallas de la obra. Una forma de subestimar y despreciar el mensaje, (de acuerdo a la función poética de Roman Jakobson), en donde “la tendencia es, hacia el mensaje como tal”[8] pues en ella el signo artístico se refiere a sí mismo; o a quien lo recibe (función connotativa): el lector. Para José Ángel García Landa, “el lector es central en el sentido de la obra”[9], elemento que también es dejado de lado.
El melodrama, está presente en la obra. Se puede abordar este cariz desde la teoría de análisis de Claudia Cecilia Alatorre[10], que si bien se enfoca en el teatro, no deja de tener relación narrativa, temática y estructural con la novela. Concediendo este tono y forma melodramática a la novela Cometas en el cielo, podríamos ver, por ejemplo, el tema principal de la obra (y del melodrama, en general) que sería: la conducta humana. Conductas como los sentimientos, “formas creadas por cada cultura para facilitar la convivencia humana”[11], dando, por ende, un manejo de los sentimientos, en este caso, los sentimientos del lector. En la novela se sigue esta fórmula, ya que los personajes no salen del esquema de los valores ideales o el “deber ser”.
Otro fin melodramático que se logra en el texto es conmover, “por la vía de la lógica sentimental y no la racional”[12]; usando la fórmula de virtud-defecto. En esta lógica, Amir busca una reivindicación que al final la logra, al reencontrar y castigar a Assef, el malo de la historia. El melodrama es un género considerado menor, un género anecdótico con un tema particular, donde se puede cambiar alguna parte de su historia y lo demás sigue igual, donde los personajes son planos o simples: todo esto es aplicable a Cometas en el cielo.
Para mover conciencias, él apela a conmover la parte sentimental del lector, sobre todo en la figura de Hassan, que es bondadoso al extremo de volverse arquetípico y que hasta en su vida adulta, no deja de representar al niño noble, amable, cariñoso y tierno que se nos describe en la primera parte de la novela. Alguien que logra romper sus defectos tanto físicos, al ser operado del labio leporino; como intelectuales al lograr leer y escribir para enviarle una carta (que reafirma su carácter paradigmático) a Amir. Él es el que se queda en Afganistán, el Leitmotiv que representa el origen, la infancia, parte de la maternidad (fueron criados por “el mismo pecho”) y paternidad para Amir (es su medio hermano); pensamiento permanente y recurrente para Amir: su pasado, germen, principio, raíz, estirpe, patria, recuerdo, al que vuelve. Hassan es Afganistán.
Por su parte Amir es el occidente, es EE. UU.; turista en su propia tierra, perteneciente a una élite, americanizada de cierta manera. Por las películas, por la ropa, los automóviles, por la Coca cola. El mejor adaptado en la novela, a la vida en Estados Unidos. Amir representa la culpa que podrían cargar (o no) los estadounidenses que intervinieron durante la resistencia contra los rusos, que invadieron Afganistán en la década de los ochenta, patrocinando armas y entrenamiento a los afganos.
Esta culpa que atormenta a Amir, se ve recrudecida por las acciones posteriores del estado talibán que queda en el poder después de la salida de los rusos del territorio afgano; régimen talibán que EE. UU. auspició con armas y entrenamiento, desde antes de llegar al poder. Los Talibanes instalados, establecieron el régimen de terror que conocimos por las noticias internacionales y que vemos reflejado en la novela cuando Amir vuelve a Afganistán.
Este sentimiento de culpa o responsabilidad, se puede ver en el hecho de que Estados Unidos dio armas en secreto a los afganos, para combatir a los rusos, dando como consecuencia un estado de guerra permanente. Acciones que se dieron unilateralmente y por encima de una preocupación humanitaria y de las consecuencias sobre la población en Afganistán; el gobierno americano viendo por sus intereses anticomunistas, y no por de un pueblo que quedaba en medio de una guerra. El autor apela a la culpa de los americanos, por lo menos a la social donde los hechos son evidentes: continúa el sufrimiento del pueblo afgano ya sea por minas, guerra, desplazados, exiliados, refugiados o por la falta de una vida digna.
Considero que se manipula con estos sentimientos agigantados. Que más que hacernos humanos a través de la literatura, se nos sensibiliza de un problema social y más que denunciarlo, se canaliza y aprovecha una circunstancia histórica; la literatura es un mero pretexto. Hay muy poco goce artístico, poca crítica e introspección ideológica. Utilizó la distancia temporal como permiso para manejar partes de la obra que podrían ser vistos como spoilers; esta obra se da a conocer en 2003. Me valgo de diferentes puntos de vista teóricos o metodológicos para puyar el texto de Hosseini. La introspección crítica en una obra es más valedera que simplemente arrojarla al cajón de los best-seller, clasificación dicha en el tono más peyorativo.
Referencias bibliográficas.
Alatorre, C. (1999). Análisis del drama. México: Escenología A. C.
Beristáin, H. (1997) Diccionario de retórica y poética. México: Porrúa.
“Cometas en el cielo”, Dir. Marc Forster, EE. UU., 2007.
García, J. (1998). Acción, relato, discurso. Estructura de la ficción narrativa. junio 12, 2015, de Universidad de Salamanca Sitio web: https://books.google.com.mx/books?id=FfFXZxzZ9zYC&pg=PA413&lpg=PA413&dq=lector%2BGuiraud&source=bl&ots=RjFS3jPkiV&sig=-Yil jDNkq 1v0aPRS6Fx TL KC z1 H o&hl=es-419&sa=X&ved=0CEkQ6AEwCWoVChMI6Z_guciKxgIVgdOACh 29 cwBf#v =o nepage&q=lector%2BGuiraud&f=false.
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Lotman, Y., (2000), La semiosfera III, España: Cátedra.
Martínez, E. (1992). Onetti: Estrategias textuales y operaciones del lector. junio 12, 2015, de Google books Sitio web: https://books.google.com.mx/books?id=_JrhvyPXG4MC&pg=PA13&lpg=PA13&dq=papel+activo+del+lector&source=bl&ots=EdLFBT2U58&sig=biOkxp3OXVObzWdKZn3E84UxiDs&hl=es419&sa=X&ved=0CFIQ6AEwCGoVChMIne7Y3KmKxgIVjeCACh08xgBV#v=onepage&q&f=false
Periodista digital. (2011). Periodista Digital entrevista a Jorge Volpi, autor de “Leer la mente”. -Nov 2011- . Junio 12, 2015, de periodistadigital Sitio web: https://www.youtube.com/watch?v=uEWizQNqJWc
Redacción. (2015). “China, Rusia e India se consultan sobre la situación en Afganistán”. junio 12, 2015, de INFO news Sitio web:http://china.infonews.com/nota/202653/china-rusia-e-india-se-consultan-sobre-la-situacion-en-afganistan
[1] Periodista digital. (2011). Periodista Digital entrevista a Jorge Volpi, autor de “Leer la mente”. -Nov 2011- . junio 12, 2015, de periodistadigital Sitio web: https://www.youtube.com/watch?v=uEWizQNqJWc
[2] “Cometas en el cielo”, Dir. Marc Forster, EE. UU., 2007.
[3] Redacción. (2015). “China, Rusia e India se consultan sobre la situación en Afganistán”. junio 12, 2015, de INFO news Sitio web: http://china.infonews.com/nota/202653/china-rusia-e-india-se-consultan-sobre-la-situacion-en-afganistan
[4] Martínez, E. (1992). Onetti: Estrategias textuales y operaciones del lector. junio 12, 2015, de Google books Sitio web: https://books.google.com.mx/books?id=_JrhvyPXG4MC&pg=PA13&lpg=PA13&dq=papel+activo+del+lector&source=bl&ots=EdLFBT2U58&sig=biOkxp3OXVObzWdKZn3E84UxiDs&hl=es419&sa=X&ved=0CFIQ6AEwCGoVChMIne7Y3KmKxgIVjeCACh08xgBV#v=onepage&q&f=false
[5]Hosseini, K. (2014). Cometas en el cielo. España: Salamandra. p. 155.
[6] Yuri Lotman, La semiosfera III, Cátedra, España, 2000.
[7]Hosseini, K. (2014). Cometas en el cielo. España: Salamandra. p. 58.
[8] Helena Beristáin. Diccionario de retórica y poética. (México: Editorial Porrúa, 1997), 226.
[9]García, J. (1998). Acción, relato, discurso. Estructura de la ficción narrativa. junio 12, 2015, de Universidad de Salamanca Sitio web: https://books.google.com.mx/books?id=FfFXZxzZ9zYC&pg=PA413&lpg=PA413&dq=lector%2BGuiraud&source=bl&ots=RjFS3jPkiV&sig=-YiljDNkq1v0aPRS6FxTLKCz1Ho&hl=es-419&sa=X&ved=0CEkQ6AEwCWoVChMI6Z_guciKxgIVgdOACh29cwBf#v=onepage&q=lector%2BGuiraud&f=false. p. 413.
[10] Alatorre, C. (1999). Análisis del drama. México: Escenología A. C.
[11]Ibíd., 91.
[12]Ibíd., 93.
Muy buen ensayo y contraste entre cine y literatura. El autor analiza y crítica la escritura emocional como catarsis para lograr una venta del texto y reflexiona sobre la mercadotecnia literaria. Enhorabuena.