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Patinetos carmesí y Doritos Rainbow en #QMTY 2016

julio 6, 20161 ComentarioCine, NoticiasBy Laura Ascanio
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Julio Hernández Cordón y Eduardo Martínez, Pelukas.

El pasado viernes 1º de julio de 2016 se dio comienzo a la quinta edición de la Muestra Internacional de Cine Queer de la Cineteca de Nuevo León con la proyección de la película Te prometo anarquía (2015) de Julio Hernández Cordón, la cual se estrenó en el Festival de Morelia el año 2015 y ha ganado el premio Guerrero de la Prensa en la sección de largometrajes.

 

Como cualquier inauguración, hubo una ceremonia de apertura en la que se comentó un poco sobre el contenido de la muestra, sus propósitos, etc. Pienso que esta muestra ha sido particularmente especial debido al énfasis en la dedicatoria, es decir, esta muestra es especial por el peso que lleva encima unas simples palabras, pero que son tan significativas para la comunidad LGTTBT en este año precisamente: “Dedicado a las víctimas de Xalapa y Orlando, y a quienes en algún momento de sus vidas han sido víctimas de la homofobia”. La comunidad LGTTBT y toda la humanidad han recibido un golpe duro este año por la masacre de Orlando. Habiendo dicho esto, el ambiente de esta muestra era particular debido a la seriedad de esta dedicatoria, lo que se podía percibir en el público.

 

La película se proyectó en dos salas, las cuales, para mi sorpresa, se llenaron; hasta había gente parada y sentada por los pasillos. Por supuesto, el evento contó con la presencia del grupo regiomontano El clóset es para la ropa, no para las personas, quienes llevaban sus distintivos pines. Mientras ajustaba mi cámara, estuve pensando en la película. ¿De qué tratará? ¿Cómo será? ¿Estará a la altura de otras películas de esta temática que me gustan? ¿El público la apreciará de la misma manera? ¿Por qué vine aquí? ¿Por qué esta gente asistió a este evento?

 

Creo que es normal tener altas expectativas sobre todas las cosas en la vida, sobre todo si se trata de cosas que desconocemos o no podemos controlar. Por ello, lo tomé a modo de una fiesta o regalo sorpresa. Esto es el rito previo a la ceremonia (ver la película) y así se apagaron las luces y empezó la función.

 

Me referiré a mi apreciación de la película brevemente, ya que mi intención no es realizar una crítica amplia de por sí, sino comentar mi percepción de este evento, que aclaro es personal y totalmente cuestionable y criticable. La película de Julio Hernández Cordón posee como todo en la vida, sus puntos fuertes y sus puntos flacos.

 

Me pareció sumamente interesante la historia, los personajes y la dirección de estos no-actores. La propuesta de Hernández es innovadora en el sentido de que sus personajes son unos patinetos homosexuales con aspecto y porte varonil (totalmente fuera del estereotipo del hombre gay, tal como el autor remarcó en la plática posterior a la proyección), quienes están inmersos en un mundo de tráfico y donación ilegal de sangre para los narcotraficantes. Además estos personajes presentan una relación amorosa extremadamente tormentosa, lo cual le agrega un tono de realidad a lo que se podría llamar una historia de amor.

 

Los desaciertos son más que nada técnicos en cuanto a duración de tomas, fotografía y musicalización. Creo que hubo escenas que estaban de sobra, las cuales sólo estaban de relleno y notan el gusto del director de colocar gente que admira (hablo de la escena del poeta, por ejemplo). Además, abusó del uso de la música en ciertas escenas, cuestión que lentifican el ritmo de la historia. Pero sobre todas las cosas, la fotografía no era excelente y pudo haber sido mejor para relatar la historia.

 

Sin más que decir, hubo cosas que me dejaron un mal sabor de boca después de concluida la función, las cuales logré comprender una vez que el director explicó su obra. Sin embargo, lo que me dejó más intrigada aún fue la apreciación del público, porque durante la película pude ver a mis alrededores unas caras interesadas, otras estaban ansiosas, y otras aburridas, por supuesto.

 

Por lo que pude observar había gente que concurrió por diferentes motivos, pero más que nada habían muchas parejas homosexuales (obviamente) y otros grupos de amigos, etc. Creo que la película no fue disfrutada de igual manera, como cualquier película o evento en general. A simple vista, el público que asistía (me dio esa sensación) le llamó la atención el nombre de la muestra y por ser un festival con temática homosexual, entonces se asumió que se mostrarían historias de amor chiclosas estilo Hollywood o Bollywood. La sorpresa fue que con esta película y otras importantes para esta muestra, por ejemplo: Carol (2015) de Todd Haynes o Viva (2015) de Paddy Breathnach, claramente no siguen las líneas de las comedias románticas conocidas, sino que es un cine no comercial que aspira a más. Para usar el símil de los estereotipos tal como la usó Julio Hernández, así como se tiene imágenes erróneas de los homosexuales, existen imágenes erróneas del cine gay por parte de todos, y las películas de esta muestra pretenden borrar el estereotipo de las historias de amor aparte de los estereotipos de los homosexuales. Pienso que el festival en sí es para ver la problemática homosexual sin escarcha y caramelo como cualquier película de amor, ya que apela a un problema existente en el mundo de una manera artística.

 

Nuevamente, sin menospreciar el cine comercial, para nada, se puede disfrutar de cualquier película romántica, porque nos hace reír y relaja al menos en mí experiencia. Pero debemos colocar cada cosa en su lugar, en este tipo de muestras no encontraremos a películas estilo El Diario de Bridget Jones versión lesbiana o gay, y creo que esa fue la decepción de parte del público.

 

Finalmente, luego de escuchar a Julio Hernández y a Eduardo (Pelukaz) Martínez Peña, uno de los protagonistas de la película, se procedió al cóctel, en el cual se repartieron Doritos Rainbow y cervezas. Este detalle deja ver que esta muestra es especial, lo digo por una cosa tan trivial como una bolsa de Doritos, porque a veces los detalles más estúpidos dicen mucho más que las palabras, y en este caso las víctimas de Orlando y Xalapa están siendo honradas simbólicamente a través de un paquete de Doritos coloridos.

 

Esta muestra promete mucho con las películas que tiene en su programa, lástima que sea tan corto. Desde la dedicatoria hasta los Doritos, creo que el ambiente de esta muestra es particularmente especial, que algunos sentirán y otros no, unos se sorprenderán y otros se decepcionarán… Así es la vida.

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Sobre el autor

Laura Ascanio

Venezolana de nacimiento, vivió en Argentina por siete años y ahora está radicada en México. Tiene 24 años de edad y estudia licenciaturas en Cine y Letras en la UDEM. Aspira a ser novelista, cuentista, guionista y animadora.

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