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Leticia Herrera reconstruye su casa

julio 20, 2016Deja un comentarioLas huellas del lectorBy Eduardo Zambrano

07 Eduardo Zambrano interioradiós herrumbre

salve el grito

la puerta sobre sus goznes

la vida que viene y que se va

                                   Leticia Herrera

 

Tengo ya tiempo de entender la poesía como compañera, palabras que nos acompañan en el sentido más entrañable. Ya se sabe que no necesariamente ayudan para ganar las grandes batallas amorosas, ni siquiera para evitar el sufrimiento que el tiempo trae con los años, pero los lectores de poesía no están solos, o al menos no tan solos, pues son capaces de vivir en muchas otras soledades y comulgar (coincidir) con otros destinos.

 

De jóvenes la poesía es un rebelarse, con “b” grande. Luego una cotidiana revelación, que aun así, con su “v” chica, nos mantiene despiertos y dispuestos al asombro.

 

En la trayectoria de Leticia Herrera (Monterrey 1960) encuentro algo de todo esto. La otrora rebeldía es ahora una revelación, lugar donde se quita el velo para encontrar la esencia de un destino. Cito:

 

pero los amargosos somos en realidad

la sal del mundo

 

“Palabras roncas” es un poemario que nos regala esa sabiduría ganada “a gritos y sombrerazos”, esto es, no sin el escándalo de sabernos atrapados y que la casa se nos cae encima. Es obvio que una de las causas de quedar roncos es precisamente ese echar de gritos, de pedir auxilio, o de pura desesperación. Leticia lo deja más claro desde la cita primera de Rodolfo Alonso:

 

Cuando se quiebre la lengua del amor,

nos quedará todavía esta palabra ronca.

 

Mi lectura del libro entrevé en sus dos apartados, ese impasse de relativa y desconcertante vuelta a la calma. Primero buscar “Dormir un rato” y algunos poemas adelante, ese impostergable compromiso con nosotros mismos: “Reconstrucción de la casa”. Iré por partes.

 

Buscar el descanso en el sueño, no ser molestados, tener tiempo para uno mismo y sus cavilaciones, reflexionar desde el dolor, desde el encerramiento afectivo:

 

en esta casa

el único libre es el gato

 

Poemas, que sin dejar ese lenguaje directo que les caracterizan, igual hacen uso de los recursos propios del oficio, el ritmo, las imágenes, y también la contradicción contundente de una paradoja. Transcribo a continuación un texto que se intitula precisamente así, Contundencia.

 

recuerdo tequilas y brindis

poemas en alta voz

abrazos redentores

 

también recuerdo la mirada

de la ausencia

 

y que entonces me fui

 

 

Temas que reinciden en estas páginas: la rutina, la nada, celebrar la nada es también tarea de los vividores, y esto lo digo en su sentido más noble, a los vividores se les podrá achacar muchas cosas, pero igual tienen esa difícil tarea de festejar por los demás, aun con el pecho tullido, como le pasa a la escritora.

 

Sólo en el exceso hay lugar para vivir es otra de esas huellas de sabiduría a las que referí al iniciar estos apuntes.

 

Leticia Herrera es del mismo vuelo que yo, y esto dicho no sólo por coincidir en una visión del mundo parecida, sino por la edad. Reconstruir una casa no es tarea fácil, algunos la dejan derrumbarse, otros la remodelan, la mayoría simplemente se muda, es más cómodo. En el segundo apartado del libro, la poeta hace uso de la palabra y del canto para esta tarea incómoda.  Cito algunos versos:

 

toda casa se derrumba

cuando el silencio la sofoca

por eso canto y sacudo sábanas

taladro y martilleo

cuelgo de la pared

un pensamiento azul

corre el agua del grifo

y el gato pasa corriendo…

 

Antes de finalizar, no puedo evadir el comentario donde se contrasta el mismo título del libro y el último poema del mismo. Palabras roncas y trinos. Los que andamos en eso de reconstruir casas, sabemos que es cuento de nunca acabar. Intuyo entonces que la reconstrucción de la casa de la poeta seguirá adelante, pero precisamente en esos trinos es donde se deposita la confianza. Y claro, si hablo de trino hablo de canto, incluso de la palabra en sí, de la poesía misma:

 

 

 

y me atengo al canto de los pájaros

me sostiene su vértigo

el trino que desdice a la muerte

 

en la vida hay muchos cántaros rotos

pero la luz del canto

ah

cómo se acuna lo eterno

en sus corcheas

cómo contienen lo absoluto

sus silencios

 

 

Comentario al margen: la referencia editorial es de Bolivia, pero el libro puede encontrarse en la Casa Universitaria del Libro.

 

 

 

 

Palabras roncas, de Leticia Herrera. Editorial 3600 / Festival Internacional de Poesía de Bolivia  2016.

 

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Sobre el autor

Eduardo Zambrano

Poeta, ensayista y traductor con amplia trayectoria y publicaciones a nivel nacional. Con más de diez títulos de poesía, incursiona ahora en el género aforístico y en el ensayo literario. "Las huellas del lector" es ante todo una invitación a la lectura.

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