Dicen que para el bajón no hay nada como los Doritos. Y sin embargo, Leonard Cohen ha optado por el arte torcido, amarillo y picoso de los Cheetos. Cada que en youtube el canadiense baja la guardia, aparece una bolsa de 350 gr., 700 gr., tamaño jumbo. Lo dice en un video: “No hay nada más lindo que un día soleado en el parque, un jugo y unos Cheetos”. Quizá en la Torre de la canción no haya más poder que el queso y el chile. Alguien más se lo preguntó, también en youtube: ¿Qué sería de nosotros si no existieran los Flaming Hot? El gran partisano se hubiese quedado en el tren hace mucho tiempo.
Los Cheetos del judío errante son los hijos de Leonard Cohen, o los que han pretendido ponerse su saco de lágrimas. Quince canciones que rinden homenaje al gran poeta del abismo, ese que nos ha hecho reír y nos ha conmovido en dosis severas. Lista que, dicho sea de paso, no sirve si no se acompaña de Cheetos y jugo. O Doritos. Da igual. Nosotros carecemos del don.