Desde niña siempre defendía a los vulnerables. Le gustaba esa posición desde la cual podía hacer algo por quienes no estaban en iguales condiciones que el resto. Esa tendencia acabaría por empujarla a estudiar Derecho en la UANL y, a partir de enero de este año, a colaborar en el área legal de El closet LGBT, A.C.
María de Lourdes lleva el nombre de su madre, y el de la advocación de la virgen María aparecida en el sur de Francia. La religión católica ha sido un pilar importante en su formación, y uno de los principales obstáculos a la hora de enfrentar con su madre, una mujer muy religiosa, el tema de su orientación sexual. La batalla ha sido lenta pero productiva. En asuntos de procesos y trámites Marilú cuenta con la pericia y la paciencia necesarias. No se rinde. “Para mí todo esto ha sido un asunto de educar poco a poco a mis papás, sobre todo a mi madre. Desde prestarle libros hasta resolver sus dudas más básicas en temas polémicos como la adopción o el matrimonio”. Por lo menos hay vías de comunicación abiertas. En el caso del resto de la familia, el silencio cómplice todavía no se rompe. Es como si algunos miembros de su casa prefirieran no saber, no hablar del tema. Prefieren ignorarlo, mientras Marilú acude a debates sobre los derechos de la comunidad LGBT en la radio y medios digitales, sale en los periódicos más leídos de la ciudad, y se retrata en la marcha de la diversidad con miles de likes, incluyendo declaraciones de amor, en Facebook.
A través de una amiga en común comenzó a colaborar con el equipo de El clóset es para la ropa no para las personas y participó activamente en su proceso de consolidación como asociación civil. Uno de sus principales aportes en materia de contenido para la página en Facebook fue justamente su postura frente a las religiones y sus ataques: “No podemos contestar con agresiones, ni ceder a provocaciones en el tema de la homofobia. Debemos destacarnos por ser una organización tolerante y no violenta en todo sentido. No sólo porque muchos de nuestros seguidores libran conflictos internos en relación con su fe, sino porque nuestra postura debe basarse en el intercambio de argumentos serios y del rechazo a todo tipo de discriminación”. Actualmente Marilú está al frente de las cuestiones legales de la asociación, incluyendo tanto los trámites internos como el apoyo a personas en cuestión de cambio de identidad, matrimonio, amparos y denuncias por discriminación. Mientras en su casa, planea estrategias , observa los procesos y se plantea preguntas sobre la dinámica familiar en torno a su sexualidad.
La piel canela y los dientes blanquísimos, su estilo impecable como profesional que incluyen unos fabulosos lentes Carrera de marco dorado, y un porte firme, adornan una personalidad sumamente simpática, cordial y agradable. Estas características la han hecho visible con las y los fans de la cuenta de facebook de El clóset es para la ropa, no para las personas. Pero también la hacen presa fácil de comentarios incómodos en reuniones familiares en las que todavía las tías le preguntan que para cuándo el novio, que por qué tan soltera, a pesar de la reciente visibilidad en las redes sociales y la prensa escrita de su trabajo como activista LGBT, y de que lleva dos años feliz con su novia. “Yo no sé hasta qué punto se hacen o de plano no ven lo obvio. Ya salimos hasta en El Norte, y las tías todavía me salen con eso”, dice sin perder la sonrisa. Marilú se pregunta qué contestar, se cuestiona. ¿Es válido callar por cortesía, por comodidad? ¿Su silencio es punible a nivel ético personal, o se trata de una omisión por el momento necesaria? Y esa es una batalla interna que la mantiene atenta a los indicios y a los detalles del proceso.
“Me tardé mucho tiempo para decirle a mis padres, no podía. Buscaba y planeaba la forma correcta, el paso decisivo, las palabras precisas. Me daba mucho miedo enfrentarlos”. Por esa razón compró y leyó el célebre libro Papá, mamá, Soy gay, que cuidadosamente guardó por años en el clóset de su cuarto, en espera del momento oportuno para obsequiárselo a sus padres. El momento llegó cuando empezó a involucrarse en las actividades de El clóset…Se volvió un asunto de congruencia, una postura ética, una reafirmación de sí misma frente a lo punible detrás de la Omisión. Si bien sus padres han reaccionado lentamente, Marilú no se rinde y ahora extiende el panorama al resto de sus allegados. Sabe que a veces los procesos pueden alargarse indefinidamente. Mientras tanto, elle vive su vida con jovialidad, sin preocuparse mucho por las ambigüedades generacionales que le tocaron vivir: como ser recordada como la primera chava abiertamente lesbiana y con novia de su prepa, y, al mismo tiempo, ser parte de una familia nicolaíta tradicional y católica. Ella mejor se relaja y disfruta de la alegría de formar parte de una nueva cara en el activismo a favor de los derechos de la comunidad LGBT.
Todo procedimiento requiere pasos definidos y trámites específicos para alcanzar los resultados de forma correcta. El desarrollo del proceso requiere paciencia, y mucho colmillo. Marilú cuenta con ello y está lista para lo que venga.