La bandera de colores se extiende hacia la entrada del H. Congreso del Estado, y termina donde un grupo de personas discute con el guardia; logro escuchar que sólo pueden entrar 10 personas del grupo que viene con Mario Rodríguez Platas. Paso de largo a los activistas para no discutir con el guardia y entro como si nada a la Sala Polivalente donde calculo que 130 personas han tomado lugar. Tomo asiento en la tercera fila al frente, mientras observo a las personas a mí alrededor: la mayoría son parejas adultas y casi no hay jóvenes. La figura espigada de Juan Dabdoub se asoma de entre la primera fila, mientras que una mujer no se aparta de su lado. Lo había visto ya en alguna entrevista en la televisión y me inquietaba debido a que parecía un hombre incapaz de dialogar más allá de su soliloquio, no obstante, tiene ímpetu y hasta podría decirse que un toque de carisma para con sus seguidores, característica que lo han puesto en la mirilla como el principal líder de opinión del Frente Nacional por la Familia.
Mi primera duda fue cómo es que Dabdoub llegó a dar una conferencia magistral en el Congreso del Estado, pero esta quedó disipada cuando la diputada Karina Barrón Perales, de la bancada independiente junto con el diputado Marco Antonio Martínez, fue la encargada de abrir el evento con un discurso que giró en torno a su deber, primero como madre y esposa, de vigilar el bienestar de su familia y cuidar de sus hijos y también, en segundo lugar, como legisladora, de proponer la iniciativa del fortalecimiento de la familia. No pude evitar acordarme del discurso de Margarita Arrellanes cuando, en medio de la guerra contra el narco de Calderón, la alcaldesa solo atinó a entregarle las llaves de la ciudad a Jesucristo, y en su discurso encontraba justamente este ir y venir de entre lo público (como alcaldesa) y lo privado (como esposa creyente y madre de familia abnegada), pero siempre anteponiendo la figura materna por encima de su puesto en el gobierno. La diputada Barrón termina su discurso reiterando que solo a través de la información correcta, “solo la correcta”, repite, es cómo se logrará el bienestar de la familia y, por ende, de la sociedad. Cabe mencionar que esta semana la diputada quedó al frente de la comisión de equidad de género del Congreso, que antes pertenecía a la bancada del PRI. Con Barrón en esta comisión, y con Yamileth Orduña al frente del Instituto Estatal de las Mujeres, el panorama luce bastante sombrío en el avance de iniciativas respecto a la equidad de género en el gobierno estatal.
El siguiente al micrófono es el presbítero Bernabé Rendón González de la Iglesia Metodista, “porque no todos somos católicos, siempre nos quieren echar la culpa de todo a los católicos”, me dice la señora sentada a mi lado, “para que no piensen que solo somos nosotros”. Sonrío. El presbítero sostiene un bastón en su mano derecha, y comienza su discurso citando a Confucio “Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente”. Esa sola frase da la pauta de todo su discurso, y no tarda en indicar que ellos, los militantes religiosos, no están en contra del Estado laico, ya que es justamente éste el que les permite trabajar a través de los fieles, como en el caso de las marchas por la familia. Históricamente el clero ha sido un agente político capaz de organizar masas, la cuestión es que tenía mucho tiempo que no se movilizaban en contra de una iniciativa del gobierno.
Las peticiones del presbítero consistieron en las mismas que ha adoptado el Frente Nacional por la Familia: la no aprobación de la iniciativa de ley del matrimonio igualitario, y pidió a los miembros del gobierno escuchar a sus votantes por medio de las marchas que se han hecho y la próxima a llevarse a cabo del 24 de septiembre. Además, les pidió legislar “de manera natural, semántica, jurídica e histórica ya que los matrimonios igualitarios no pueden ser iguales debido a que sería un atentado contra todos los matrimonios de hombre y mujer”. Mientras la señora a mi lado comienza a rezar en voz bajita, el presbítero continúa arremetiendo contra las adopciones de niños por parejas homosexuales, diciendo que “si realmente se tiene como fin satisfacer las necesidades del niño, que no se ofrezca menos que lo que el niño perdió”. La última petición corresponde a la versión que el Frente Nacional tiene de la educación sexual; en esta cuestión se sienten amenazados por lo que ellos llaman “ideología de género”, la cual, en palabras del presbítero, ofende cualquier tipo de escenarios. En dado caso, se propone que el Estado funcione como rector de padres y tutores pero que de ninguna manera se les brinde la información directa a los niños. Es en este momento cuando me doy cuenta que en la Sala Polivalente del Congreso ya no caben más personas. Los aplausos no tardan en escucharse mientras que el Lic. Juan Dabdoub se levanta de su silla para tomar el micrófono. Es más alto de lo que parece, posee un semblante serio y unas profundas ojeras le dan un tono opaco a su rostro. Saluda a todos y agradece una audiencia que él describe como multicultural. Comienza con una frase que, según él, ha escuchado hasta el cansancio: “No cederemos a presiones de grupos conservadores”.
—Si el gobierno no cederá ante la presión de los conservadores, ¿ante quienes sí?, ¿presiones internacionales?, ¿conceptos modernos que no tienen bases en preceptos sino en placeres momentáneos? —entonces apunta a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la frialdad de sus letras, y dispara con la imposibilidad de calcular el quebranto social que nos espera. Dabdoub continúa su discurso señalando que los “nuevos derechos” son meros deseos momentáneos, que si seguimos de esta manera pronto la poligamia e incluso la pederastia podrían ser legales. —Los derechos humanos han sido secuestrados por grupos minoritarios, pero se olvidan de que los derechos humanos son para humanos derechos—.
No torcidos como uno, claro está.
Respecto al matrimonio, Dabnoub dice que no es un constructo social, mucho menos un fenómeno sociológico o un derecho constitucional, el matrimonio es ni más ni menos que “el lazo entre un hombre y una mujer para perpetuar la especie, para la preservación del ser humano, además de que es el pilar de la familia sana, esa que se convierte en un ente de prosperidad y productividad”. De cualquier manera, toda la siguiente hora de discurso es enmarcada con datos estadísticos que, según Dabnoub, se ligan intrínsecamente a los males de la sociedad, datos como que las familias encabezadas por madres solteras son más proclives a la pobreza, que los hombres casados y con familia obtienen más ingresos que los solteros debido a la motivación familiar y además, que los hijos de padres divorciados o separados son más proclives a sufrir abuso sexual debido a la posibilidad de que algún extraño ajeno a la familia nuclear se cuele dentro del hogar.
Pero ya basta de replicar el morbo al enunciar cada una de las frases que sostienen el discurso de Dabdoub, frases que se han dicho desde que el Frente Nacional comenzó su campaña y que bien sabemos provienen de prejuicios y sólo fomentan el miedo y el odio irracional. Sin embargo, la maquinaria sigue cosechando adeptos, y aunque pareciera que la batalla del Frente es una lucha perdida, no sólo al nivel de legislación sino en un nivel moral y ético, me atrevo a decir que la organización del movimiento pudiera devenir en una resistencia de no solo de un par de meses, sino de largo aliento. Basta con revisar su campaña para notar el hincapié que se hace en la educación de los niños. La afrenta en contra de la llamada “ideología de género” es el mero pretexto para abrir el debate sobre la educación y sobre quién yace la obligación o el derecho de educar a los niños en casa o en escuelas públicas. El objetivo real del Frente no es en lo inmediato, ya que al querer reservarse el derecho de educar a los niños de acuerdo a sus creencias se están vinculando con un proyecto educativo que tendrá sus primeros frutos en los siguientes años. Ahora, ¿desde dónde se está promoviendo al Frente?, ¿quién lo está financiando? Por más que sean los creyentes quienes salen a las calles, a quienes debemos voltear a ver son a los líderes que están detrás, ya que son ellos quienes están moviendo los hilos en pro de sus intereses. El discurso, la organización y la capacidad de movilización que ha demostrado tener el Frente Nacional por la Familia son los claros esbozos de una minoría de derecha en ciernes, con un objetivo bien claro: la creación de un modelo educativo desde el cual puedan incidir no sólo en los ámbitos educativos, sino políticos y económicos.