La momia, rígida y elegante, con su largo sudario saluda al público.
VOZ DEL PRESENTADOR:
____________ (INSERTE AQUÍ EL NOMBRE DE LA INSTITUCIÓN QUE PRODUCE ESTA PRESENTACIÓN) le da la más cordial bienvenida a este evento especial dedicado a un mito de la cinematografía que, al cabo del tiempo, se ha convertido en una de las grandes celebridades del mundo occidental. Ustedes lo han visto aterrorizar a hombres y mujeres, a vedettes y a luchadores; servir a los más desquiciados y dominar a las mentes más frágiles. También lo han visto amar, morir y revivir; arder y matar. Y esta noche lo verán como nunca antes lo habían visto: ¡bailando! Nuestro invitado es, en efecto, mucho más que una sombra en la pantalla: es un cuerpo. Tras años de entrenamiento en las más prestigiosas academias del mundo, esta noche presentará para nosotros su primera obra dancística: La Pasión según Prometeo, pieza en la que da cuerpo al conjunto de sus inmortales inquietudes filosóficas. Recibamos a nuestro invitado con un fuerte aplauso.
La momia, desequilibrada y obscena, increpa al público.
VOZ DE LA MOMIA:
¿Por qué aplauden? ¿Por qué aplauden? Yo no soy una momia. Soy la imagen de una momia. No estoy aquí para ejecutar una coreografía, sino un milagro. Sí, esta noche ocurrirá un milagro. A diferencia de todo lo que han visto esta noche, lo que ahora verán y escucharán transformará sus vidas de un modo que… Nadie saldrá de este lugar de la misma forma en que entró. Eso sí puedo decirlo. Soy mucho más que un cuerpo. Soy una imagen.
La momia, docta y severa, da clases de teatro, análisis de la imagen, lingüística saussureana y filosofía.
VOZ DE LA MOMIA:
He llegado hasta aquí empleando métodos que… No necesito aclararlo. Mi voz, si se fijan… Aquí hay un truco teatral que no es necesario explicar. Ustedes lo conocen mejor que yo. Soy la imagen de una momia, aunque podría ser la imagen de una rosa o de una nube. Soy una imagen. Ustedes son cuerpos memoriosos y yo, memoria sin cuerpo: forma pura.
La momia sobrevuela la ciudad del dolor humano y desciende con suavidad.
VOZ DE LA MOMIA:
Hasta el espacio virtual que habito con mis hermanas, ha llegado el clamor de sus gañidos. Sus cuerpos memoriosos se arrastran sobre el espinoso sendero del tiempo en pos de antiguos recuerdos -experiencias extáticas, instantes sin continuidad- únicamente para alcanzar un conocimiento amargo: que después de la plenitud no viene la plenitud, sino la memoria de esa plenitud que señala dolorosamente su ausencia.
¡Cómo no sentir piedad por estos cuerpos, por su tránsito por el tiempo, su mortalidad y su incontinencia para retener el amor!
La momia inicia su transfiguración.
VOZ DE LA MOMIA:
Por ello, como un abstracto Prometeo, he abandonado momentáneamente la virtualidad y la pureza de mi forma para otorgarles un don. No me avergüenza mentir, usar como señuelo esa coreografía ridícula que no ocurrirá. Tampoco me avergüenza usar estos burdos trucos de teatro, ensamblar una forma dentro de otra forma. He hecho todo esto, he descendido hasta esta… imagen tan… orgánica, tan… corporal… para revelarles el sendero hacia una vida sin cuerpo. Esta noche tomarán mi mano y me permitirán elevarlos a la eterna estasis y al ciego éxtasis de las imágenes: en suspensión y sin sentidos, como mis hermanas y como yo, girarán sobre sí mismos, como derviches, en gozosa, infinitamente gozosa, autocontemplación. Se trata, en realidad, de una operación muy sencilla. Pero debemos comenzarla ahora mismo. Antes de que recuperen el control y me obliguen a…
La momia, arrebatada y obscena, disciplina al público.
VOZ DE LA MOMIA:
¿Acaso oigo una risa? Sí. Hay ahí un cuerpo que se atreve a cuestionar mis palabras. Revuélcate, pues, en tu inmundicia, pero no te atrevas, necio, a llamarme copia tuya. No eres más que la mímesis, el imitador vil de tu propia imagen. Son ustedes quienes están hechos a imagen y semejanza nuestra y no al revés. Es absurdo pensar que nosotras, las imágenes, no existiríamos sin ustedes. Tan absurdo como preguntarse si hace ruido el árbol que cae cuando no hay nadie para escucharlo. Es cómico. Es patético, si consideramos que…
La momia cae.
VOZ DEL PRESENTADOR:
Les pedimos una disculpa. Estamos teniendo algunas interferencias. (Pausa.) Nuestro equipo técnico nos indica que el problema ha sido resuelto. Ahora estamos listos para continuar.
La momia, rígida y elegante, con su largo sudario saluda al público.
VOZ DEL PRESENTADOR:
Nuestro invitado especial, trae para todos nosotros desde el lejano Egipto, un poco de amor y un poco de inmortalidad. Un gran aplauso, por favor.
La momia, desequilibrada y obscena, increpa al público.
VOZ DE LA MOMIA:
¡Para los cuerpos no hay amor! ¡Para los cuerpos no hay inmortalidad! ¡Cómo podría un cuerpo destinado a la putrefacción…! ¡No escuchen esas tonterías! Yo misma no soy un cuerpo. Soy una imagen. Aunque ustedes puedan tocarme… No se confundan.
La momia, jovial y paracientífica, conduce al público hacia la inmortalidad.
VOZ DE LA MOMIA:
Esta situación espectacular es, en realidad, un truco pedagógico de estilo antiguo: así como los milagros alquímicos exigen la presencia de un operador que trabaja sobre una materia, nuestra relación nos asigna el rol de tutor y pupilo. En los procesos de momificación hay un embalsamador que da y un cadáver que recibe. Estoy aquí para dar. Y ustedes para recibir. Por eso la imagen de una momia, y no la imagen de una rosa o de una nube. La momia es una filosofía de la imagen, el primer paso hacia una vida sin cuerpo. Ustedes se equivocan, se han equivocado durante miles de años. Su búsqueda de la inmortalidad ha fracasado porque insisten en alcanzarla tratando de retener la vida en el cuerpo. Pero la eternidad no puede habitar ese depósito de la muerte. No es el cuerpo quien ha sido invitado al banquete de la inmortalidad, sino la más liviana de sus sombras: su imagen memoriosa. Las etapas de la momificación son pasos de una operación alquímica que busca transmutar al cuerpo, nacido para la putrefacción, en vida. El objetivo es eliminar lo superfluo, aligerar al cuerpo, convertirlo, hasta donde sea posible, en una imagen de sí mismo, otorgarle la levedad de las formas puras. Basta ya de explicaciones. Debemos comenzar ahora. Tienen que hacer todo lo que yo les di…
La momia cae.
VOZ DEL PRESENTADOR:
Nuevamente, les pedimos una disculpa. (Pausa.) Nos informan que el problema ha sido resuelto. Ahora sí, estamos listos para comenzar La Pasión según Prometeo.
La momia, rígida y elegante, con su largo sudario saluda al público.
VOZ DEL PRESENTADOR:
Aunque el lenguaje del cuerpo es universal, para ofrecerles un mayor disfrute, esta coreografía será acompañada por la exposición argumental de cada una de sus partes. (La momia realiza ejercicios de calentamiento.) Nuestro invitado se prepara. (La momia se estira.) Ejem. (La momia se estira.) ¡Ejem! (La momia se estira.) Ejem. (Música.) Desde su elevada morada, Prometeo distingue el sufrimiento de los hombres. (La momia ejecuta secuencias de movimiento y el presentador las traduce.) Y se conmueve. (La momia danza.) Prometeo roba el fuego. (La momia danza.) Y lo entrega a los hombres. (La momia danza.) El primer acto concluye con el regocijo de Prometeo. (La momia danza.) El segundo acto tiene lugar en la roca Tarpeya, (La momia posa) donde Prometeo, como resultado de su transgresión, ha sido atado. En soledad, espera la llegada del buitre que…
La momia, desequilibrada y obscena, con sus manos poderosas detiene la música.
VOZ DE LA MOMIA:
¡No! ¡No! ¡No! No están aquí para esto. Yo lo sé. Ustedes lo saben.
El productor de esta presentación se acerca a la momia con unas tijeras. La momia lo mira.
VOZ DE LA MOMIA:
¡No! ¡Contra ellos no podrás! Lo saben todo. ¡No te dejarán! ¡No! ¡Por favor, no! ¡Por favor, no! Haré lo que tú quieras. No. No. No.
El productor corta una a una las vendas de la momia.
VOZ DE LA MOMIA:
Cuando decidí presentarme ante ustedes, usando este viejo truquito, jugando a ser el cuerpo que no es… Cuando decidí presentarme, sabía que clavarían sus miradas en mi costado para devorar mi hígado. No puedo comprender esta voracidad de la mirada. Esta crueldad. Sabía que usar un cuerpo para representar mi propia pasión sería doloroso. Sabía que antes de ejecutar el milagro debía luchar contra ustedes, contra su mirada que, como una mula del Nilo, se resiste a ir más allá de la apariencia. Yo no soy lo que parezco. No soy un cuerpo. Y esto no es un espectáculo. ¿Por qué su mirada insiste en lo contrario? Me están destruyendo. Y al perderme se perderán a ustedes mismos. No habrá amor para ustedes. No habrá inmortalidad. ¿Eso no les importa? No los creía capaces de invertir los procesos alquímicos. Todo este tiempo han sido ustedes los operadores y yo, la materia. Y no podía darme cuenta. Demasiado tarde me doy cuenta de que este juego es una trampa. Demasiado tarde. Justo antes de mi evaporación.
VOZ DEL PRESENTADOR:
Prometeo, decíamos, espera la llegada del buitre que le abrirá el vientre, pero su hígado, blanco y trémulo de rabia…
La momia sin vendas, un cuerpo blanco y viscoso, se arrastra por el suelo en dirección a la salida de la sala, pasando entre el público.
EL PRODUCTOR, a través de un megáfono:
La Secretaría de Salud de _____________ (INSERTE EL NOMBRE DE LA ENTIDAD FEDERATIVA EN LA QUE SUCEDA ESTA PIEZA) les solicita, por su propia seguridad, abandonar la sala.
Estrenada en 2015 en la ciudad de Monterrey, dentro de la cuarta edición de 7 Golpes.