En La educación después de Auschwitz, el filósofo alemán Theodor Adorno examina el propósito moral de la educación: su única meta es que tal cosa como Auschwitz no vuelva a suceder. En contra de los procesos de cosificación y de enajenación que llevaron a los campos de concentración, la educación tiene que formar a sujetos autónomos y capaces de tomar distancia (Adorno, 1977). Ahora bien, el conocimiento no persigue responder a preguntas morales; están en otro campo. Aun así, tiene consecuencias morales muy concretas.
Idi Amin Dada (1925-2003), presidente de Uganda de 1971 hasta 1979, encabezó un régimen dictatorial responsable de la muerte de entre 100,000 y 300,000 personas (Béguin, 2003). En el documental General Amin Dada: A Self-Portrait, realizado en 1974 por Barbet Schroeder, se enlazan secuencias mostrándole en su actividad presidencial o dándole la palabra. Rara vez el narrador interviene. La película pone el foco en las payasadas de Amin: hablar con hipopótamos, controlar ejercicios militares que se parecen a juegos infantiles, pretender haber organizado una campaña de recaudación de fondos destinados al pueblo británico, entre otras cosas. Ello contrasta con la terrible realidad de su régimen. En este sentido, el humor negro de esta película no deja de desconcertar al espectador. Este sentimiento de molestia radica en conflictos entre distintos puntos de vista: el entretenimiento y su función cómica, la moral y sus imperativos éticos, la autobiografía y sus atributos narrativos e introspectivos, la sociología y su revelación de la realidad social, la antropología y su indagación de lo humano, los estudios culturales y su cuestionamiento de la construcción de los imaginarios.
En este ensayo, ofrezco pues reflexiones acerca de General Idi Amin Dada: A Self-Portrait, desde varias perspectivas del conocimiento.
Una mirada autobiográfica. La esencia del género autobiográfico, según lo plantean los estudios literarios, no es una forma o un contenido, sino una estructura, un “pacto de lectura” que sugiere una identidad total entre el autor, el narrador y el protagonista (Lejeune, 1975). En la escritura de sí, como lo expresa el filósofo francés Michel Foucault, “se trata de constituirse a sí mismo como sujeto de acción racional mediante la apropiación, la unificación y la subjetivación de un ‘ya-dicho’ fragmentario y escogido” (Foucault, 1983: 23). La representación autobiográfica de un individuo encierra tácticas, que el observador externo puede develar. Amin trata continuamente de establecer coherencias entre roles de autor, de narrador y de protagonista. Con el intento de acumular los roles de autor y de narrador, varias veces ordena a la cámara filmar determinados puntos de interés. Se empeña en un trabajo de figuración, con el objetivo de proporcionar una imagen positiva y coherente: por ejemplo, cuenta chistes constantemente.
Una mirada sociológica. Analizar a individuos es poco común para la sociología, más preocupada por lo colectivo. Cuando lo hace, se centra en las estrategias sociales de los actores. Por ejemplo, el sociólogo alemán Norbert Elias elabora que el poder no es una substancia, una cosa, sino un proceso dinámico y relacional. Elias lo modela como un juego: el poder que ejerce un jugador sobre otro no es absoluto, sino que remite a la diferencia entre su fuerza de juego y la que detiene su adversario (Elias, 2008). Obviamente, existen enormes desigualdades de poder entre Amin y sus compatriotas. Durante un Consejo de Ministros, sermonea a éstos por faltar de determinación y avisa que los espías se enfrentan a la pena de muerte. Ahora bien, no es anodino que Amin se sienta obligado a formular estas amenazas: el poder, aun aplastante, es reversible. De hecho, varios de sus ministros se exiliaron; entre ellos, Henry Kyemba, ministro de salud, publicó el primer testimonio sobre las atrocidades del régimen (Kyemba, 1977).
Una mirada antropológica. La antropología moderna, desde los planteamientos del polaco Bronisław Malinowski, ha dejado las bibliotecas para establecerse en el campo: es el método etnográfico (Malinowski, 2000 [1922]). Un primer precepto es considerar la cultura del objeto de estudio en su conjunto, en vez de fijarse en partes específicas. En cambio, General Idi Amin Dada: A Self-Portrait se centra en los aspectos extravagantes y excéntricos de Amin; guarda silencio ante sus aspectos criminales. Un segundo precepto consiste en evaluar cómo la presencia del antropólogo altera la manera de vivir de los sujetos de estudio. En su diario de campo, Malinowski se enoja cuando descubre que éstos le mienten (Malinowski, 1967). El director de la película, a la manera del antropólogo, podría investigar las partes engañosas del trabajo de figuración de Amin. Por ejemplo, en una secuencia, el helicóptero de Amin proyecta polvo, provocando la huida de los aldeanos que vinieron para saludarle. El director debería preguntarse si tal comité de bienvenida habría acudido si no se hubiera previsto el rodaje.
Una mirada cultural. El documental se destina a un público occidental. Edward Said muestra cómo el Occidente construye la categoría Oriente en los artes y la ciencia (Said, 2007 [1978]). El “orientalismo” es un “saber/poder” (Foucault, 1997 [1969]); mantiene el racismo y la dominación occidental. Estos imaginarios se concretizan en artefactos que encierran mecanismos de transmisión ideológica (Bourdieu, 1997 [1996]). Por ejemplo, la transcripción de las palabras de Amin reproduce sus errores de inglés, lo que perpetúa el tópico racista del africano inculto.
Cada perspectiva de conocimiento tiene aportaciones para entender una película desconcertante. La autobiografía descubre el trabajo de figuración y de subjetivación al que se dedica Amin. La sociología aclara el entramado de relaciones de poder en el que se ubica. La antropología muestra la dificultad de un estudio exhaustivo del objeto Amin. Los estudios culturales informan sobre las representaciones orientalistas que transmite esta película. El entretenimiento y la moral mantienen una relación dialéctica: privilegiar lo cómico o lo trágico, lo ligero o lo grave. No pueden integrarse en una perspectiva del conocimiento, aunque la atraviesan irremediablemente. La autobiografía y la antropología apuntan al carácter bufonesco de Amin; la sociología y los estudios culturales tocan temas de sufrimiento. Los planteamientos de Adorno siguen vigentes: aunque su programa no incluya cuestiones morales, el conocimiento sí tiene repercusiones morales, y la educación posibilita reconocerlas plenamente.
Bibliografía
Adorno, T. (1977). Erziehung nach Auschwitz. En Gesammelte Schriften (pp. 674-690). Fráncfort: Suhrkamp.
Béguin, F. (2003). Idi Amin Dada, le boucher de l’Afrique, est mort dans son lit. L’Humanité. Recuperado de http://www.humanite.fr/node/289902
Bourdieu, P. (1997) [1996]. Sobre la televisión. Barcelona: Anagrama.
Elias, N. (2008). Modelos de juego. En Sociología fundamental (pp. 85-120). Gedisa: Barcelona.
Foucault, M. (1997) [1969]. La arqueología del saber. México, D. F.: Siglo XXI.
Foucault, M. (1983). L’écriture de soi. En Dits et écrits, tome IV (pp. 3-23). París: Gallimard.
Kyemba, H. (1977). A State of Blood: The Inside Story of Idi Amin. Nueva York: Putnam.
Lejeune, P. (1975). Le pacte autobiographique. París: Seuil.
Malinowski, B. (1967). A Diary in the Strict Sense of the Term. Stanford: Stanford University Press.
Malinowski, B. (2000) [1922]. Los argonautas del Pacífico Occidental. Barcelona: Peninsular.
Said, E. (2007) [1978]. Orientalismo. Madrid: DeBolsillo.