Si como cantó Gardel, “20 años no es nada”, entonces, ¿un año podría tomarse como una partícula de nada? Más allá de que para algunas personas la vida sea más tango que carnaval, tómbola o ruleta, en esta ocasión los 365 días que definen a ese lapso de tiempo son para Levadura una gran razón para celebrar, pero sobre todo, repensar-leudar un proyecto colectivo que integra y da cobijo a la diversidad de ideas y pensamiento.
Así, en un Monterrey donde desde el 19 de diciembre la no existencia de Santa Claus es casi un decreto oficial, integrantes del equipo editorial y de la comunidad cultural participaron en la conmemoración del primer aniversario de Levadura, nacida oficialmente el 2 de diciembre de 2015.
Durante su mensaje, Víctor Barrera Enderle habló de su experiencia como subdirector y colaborador de la revista, a la que reiteró como un espacio coyuntural frente al resto de otras publicaciones con formato y líneas editoriales distintas. Barrera dio pie a los comentarios del poeta Eduardo Zambrano, integrante del Consejo Editorial que hace posible Levadura, además de Coral Aguirre, directora general de la revista.
Con un par de poemas, Eduardo Zambrano compartió con los asistentes la impresión de su travesía como colaborador de esta publicación multidisciplinaria que involucra proyectos de poesía, ensayo, reseña, entrevistas, narrativa, análisis, cine, música, teatro, televisión, redes sociales, investigación, columnas de opinión, noticias y suplementos especializados entre otros, la cual dijo, le ha brindado oportunidades de creación y reinvención, siempre a la búsqueda de tender puentes para iniciar diálogos.
“Seguimos siendo una familia disfuncional, felizmente, como dijimos hace un año, lo que permite cierta rudeza que nos alimenta mejor”, mencionó Coral Aguirre en su intervención, donde ofreció un recuento de los devenires de Levadura en un año de actividades que se definió por la apertura de espacios, la búsqueda de hacer comunidad y la urgente necesidad de generar y retroalimentar la memoria sobre graves fenómenos en materia de derechos humanos y feminismo entre otros, como el de la desaparición forzada en Nuevo León y el país, acción posible gracias al estrechamiento de vínculos con grupos como Acadé[email protected] de Monterrey 43 y Colectivo Quimera.
“Levadura es como todos nosotros: viva, contradictoria, compleja, difícil, a veces antagónica entre nosotros mismos porque está compuesta por seres humanos que sueñan, piensan, que procesan cosas y quieren crecer”, dijo. Así, agregó, “Levadura es hoy una plataforma comprometida donde los colectivos activistas, académicos y demás tienen derecho y posibilidades de manifestar su pensamiento, opiniones, procesos de trabajo y palabras que deriven en actos, convirtiéndose de este modo en un proyecto que pertenece por igual a todos y todas”.
Y si bien la riqueza de Levadura es su constante crecimiento y se espera que el próximo año haya más creatividad e imaginación, para entonces ya hay otro gran objetivo por alcanzar. “Nos falta el cuarto propio, a la manera femenina”, es decir, la autonomía económica, explicó Aguirre.
Actualmente, Levadura registra en su sitio web un promedio de 4 mil visitas mensuales, y cuenta con unos 9 mil seguidores en Facebook.
I understand around tight corners with blind spots sounding the horn helps to alert other around the corner.But as the driver, what will you do if you don’t have a horn? will you still drive as fast when you are not sure if there is someone just around the corner?