redaccion@revistalevadura.mx
FacebookTwitterYouTube
LevaduraLevadura
Levadura
Revista de crítica cultural
  • Inicio
    • Editorial
    • Directorio
    • Colaboraciones
  • Cultura
    • Ensayo
    • Artículos
    • Entrevistas
    • Cine
    • Música
    • Teatro y Artes Vivas
    • Arte
    • Televisión
  • Política
  • Creaciones
    • Narrativa
    • Poesía
    • Dramaturgia
    • Reseñas
    • Del lector
  • Columnas
  • Levadura Tv
  • Suplementos
    • Derechos Humanos
    • Memoria
    • Ecología
    • Feminismos
    • Mariposario
    • Fotogalerías
    • Colectivos
Menu back  

“Los papás de ustedes es Santo Clós”: el capitalismo desilusionado.

enero 24, 2017Deja un comentarioArtículosBy Alejandro Vázquez Ortiz

santabronco-621x354Le propongo al lector un juego. Imagínese la máquina más ligera posible. Poleas, palancas, pistones. La idea fundamental que se esconde tras la máquina es la de transformar, cambiar, producir. Mueve y modifica la fuerza, dirección y potencia que se le aplica.

 

Antes de convertirse en el imaginario mental de la era industrial de acero y vapor, o en su evolución actual de pantallas táctiles y sonido hi-fi; la máquina era más simple. Una polea, un martillo o incluso un simple pulgar. U otra más ligera que se remonta a unos 800,000 o 900,000 años: el célebre hueso hioides encontrado en el yacimiento de Atapuerca. Esa pequeña estructura ósea en forma de herradura que flota entre debajo de la lengua y permite el lenguaje articulado.

 

¿Puede haber una máquina aún más ligera y poderosa? Solo se me ocurre una: el propio lenguaje.

 

Esa máquina omnipresente y sin cuerpo. Torbellino de posibilidades que sirve igual para un lance amoroso o para determinar las instrucciones de la detonación de una bomba de hidrógeno. El lenguaje es la máquina más poderosa y ligera que hay. Transforma y oculta. Produce y seduce.

 

Así pues, intentaremos ver si, tomando algunas frases que se recogen al vuelo, podemos ver que hacen, qué ocultan y qué muestran.

 

Para empezar, he tomado como principio la frase del gobernador Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco: “El papá de ustedes es Santo Clós”.

 

Significativa por lo que dice y en el momento en que lo dice. Un arranque de sinceridad que es a dos partes ridículo y revelador: un gobernador estatal que comunica a un puñado de niños que Santo Clós no existe. ¿Por qué lo haría?

 

No se trata de una revelación transgresora. No pone en duda los mecanismos de la fiesta a celebrarse. No dice algo —cosa que habría sido más divertida— como «Jesús no existe» o «La Navidad es una farsa».

 

El gobernador escoge las palabras para que sean una afirmación. La sola sentencia muestra muchas cosas. Por un lado, se puede argüir (y con cierta razón) que la intención del Bronco era reivindicar el valor del trabajo de los jefes de familia.

 

Pero también, y esto es lo interesante, ofrece una bocanada de desilusión a los infantes que lo escuchan junto a sus madres.

 

Resulta curioso que mientras el Gobierno Estatal nos recuerda, a niños y grandes, que Santa Clós no existe; el Gobierno Federal hace lo propio con el Estado Benefactor.

 

Es verdad que las evidencias de la muerte del Estado de Bienestar estaban ahí desde hace mucho, pero ya ha llegado el punto en que ya ni siquiera se han molestado en seguir ocultando el cadáver que todos olíamos desde hace tiempo.

 

El Estado ha cancelado, mermado y recortado, uno a uno, los pocos beneficios sociales hasta límites surrealistas. Siguiendo un programa neoliberal impulsado desde hace casi treinta años donde se eliminaron, como si fueran personajes de una película de terror, una a una todas las paraestatales posibles: Telmex, Ferrocarriles, la Banca —con el escándalo del FOBAPROA por delante—, carreteras, aeropuertos, Disel Nacional, Calmex, Fertimex, entre otras.

 

Hoy perviven algunas instituciones moribundas y raquíticas. Desahuciadas por el Estado que espera impaciente a que mueran por sí solas, para que nadie se escandalice en el funeral. El presidente Peña Nieto sale a recordar y mandar un mensaje de desaliento, cosa que por otro lado ya era tan evidente como que Santo Clós no existe: «El capitalismo teórico no existe. La apertura de este mercado solo sirve para encarecer productos y empeorar servicios».

 

Pero falta lo mejor. Lo más interesante es descubrir la falsedad de este discurso. Que negando oculta. La inconsistencia de esta fársica desilusión neoliberal de un Estado que recorta y desahucia cada rubro social, excepto el de su burocracia.

 

Mientras El Bronco recordaba a los niños de Nuevo León que Santa Clós no existe, los diputados se encontraban con que debajo de su arbolito de Navidad había un bono 43% más grande que el del año pasado. ¡Se habrían portado muy bien todo el año! (Y mientras que los recortes en cultura a nivel Federal alcanzan el 36%).

 

Otro ejemplo, más ignominioso, es la entrega en comodato del bosque de La Pastora a una empresa como FEMSA, valuada en 2010 en 7 mil 300 millones de dólares y a quienes —sin nombrar aquí el ecocidio cometido en la destrucción de una de las pocas áreas verdes de la ciudad— obtuvo de forma gratuita un bien público que nos pertenecía a usted y a mí.

 

Ah, cuanta austeridad. Regalando un patrimonio valioso, otorgando a los chupatintas de la burocracia sus prebendas y aguinaldos multiplicados. Mentira. Que va a ser mentira esa desilusión que nos quieren vender.

(Visited 45 times, 1 visits today)
Compartir este artículo:
FacebookTwitterGoogle+
Sobre el autor

Alejandro Vázquez Ortiz

Escritor y editor. Miembro del consejo editorial de An.alfa.beta y actualmente becario en el Centro de escritores de Nuevo León de CONARTE. Ha publicado "Artefactos" (2012). Recientemente obtuvo el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2015.

POST RELACIONADOS
Los 5 Locos: crónica de lo indefinible
octubre 20, 2020
Navegantes
octubre 13, 2020
Bajo el eucalipto que respira en las Islas; algunos apuntes sobre “Los muros de agua” de José Revueltas
septiembre 22, 2020
Erdosain y la flor de la modernidad
julio 28, 2020
La trágica realidad del niño lector
julio 21, 2020
El cuerpo de Santa en la novela de Gamboa
julio 7, 2020
Leave Comentario

Cancelar respuesta

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

clear formSubmit

Buscador
Entre números
  • LEVADURA se va
    enero 11, 2021
  • ¡Se va a caer/ se va a caer/ arriba el feminismo que va a vencer/ que va a vencer!
    diciembre 30, 2020
  • Maradona, en el alma del pueblo su eterna despedida
    noviembre 25, 2020
  • El “Apruebo” chileno desde los algoritmos de las redes sociales
    octubre 26, 2020
Entrevistas
  • Entrevista a Guillermo Fadanelli
    mayo 19, 2020
  • Ópera prima de David Zonana
    mayo 19, 2020
  • Narrativargenta: Los modos de leer como posicionamientos. Que dure la desmesura
    marzo 19, 2020
ARCHIVOS LEVADURA
Comentarios recientes
  • Omar en Anton LaVey: El hambre de la mentira
  • 8 Poemas y una carta de Vita Sackville-West – Poiesis/ποίησις en Virginia y Vita
  • Erika Marissa Rodríguez Sánchez – Red Nacional de Investigación en los Estudios Socioculturales de las Emociones (RENISCE) en Migrar al Mesón Estrella: el gesto de la masculinidad hegemónica (primera parte)
  • Ana en LEVADURA se va
  • El sueño de Sor Juana y el insomnio de Octavio Paz en El sueño de Sor Juana y el insomnio de Octavio Paz

Subscríbete a nuestra lista de correo

Revista Cultural Independiente
redaccion@revistalevadura.mx
© 2017. Revista Levadura.
Todos los derechos reservados.
Quiénes somos
EDITORIAL
DIRECTORIO
COLABORACIONES
Síguenos

Find us on:

FacebookTwitterGoogle+YouTube

 Dream-Theme — truly premium WordPress themes
Footer

Levadura