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Opulencia
Desde la ventaja que brinda un rincón de jardín,
observo la construcción de una opulencia venida a menos
el deterioro, al igual que la belleza,
amaga historias de vidas tristes
cuarteadas, mal nutridas, irreverentes, impías, soberbias.
Un sinfín de ellas parten de mi imaginario
las mínimas son las visibles.
Cinco árboles, un pozo seco, hojarasca
ropa que esconde la blancura de otros tiempos.
La vida campa en vertiginoso declive
Pero qué bien luce aún
la huella de lo que importa.
Derrumbe
Mi casa se cayó a pedazos
un dos de abril
Con las ruinas en las manos
oré por mi y por los otros
Sin sal y sin remedio
busqué paz entre los escombros
mineral lumbre caldera
Sin zapatos ni gobierno
salí a buscar mi bandera
incienso agua perfume
Un diez de mayo
el niño huérfano del veintisiete
me brindó pan remedio y oportunidad
el ciego del cuarenta y dos
me describió
la verdad de los hombres
la mentira de los dioses
y la falsedad de las banderas
Once de junio
aún sigo sin casa
aguardando eso que llaman
oportunidad
La orilla de los nadie
“El mundo no te regalará nada, créeme.
Si quieres tener una vida, róbala”
Lou André Salomé
Con la precariedad de los tiempos
uno juega
y se sostiene
pliegues, bifurcaciones, encrucijadas, tizne, proceso.
Nadie sabe dónde se esconde el olor de los jazmines secos
posiblemente lo encontremos en el rincón de los miedos
en la esquina deshabitada de los que huyen en busca de pan.
La decrepitud de los silencios hace estragos en las almas de los que lloran
Las balsas liberan peso y ruge el mar
cuando mengua
las olas los engullen
Los tiempos juegan de nuevo con la sinrazón de los que quedan
lloran
sin consuelo,
temblando de frío y miedo.
Y nosotros quedamos atónitos e impávidos
al rugido
de la desesperanza
y los gritos.