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Omina
… voces … quae vocant omina.
– Ciceronis. De divinatione I, XLII, 102
Sobre esta llaga ausencia
tu voz de invierno cambia
en flaqueza las ramas del ciruelo
apretado hacia sí mismo
eludido de los frutos
que comiéramos cuando dijiste
y se ha hospedado
hasta las horas inmediatas
a este recuerdo
dicho ya emblema de los augurios
de huerto en sospecha
de cuerpo enterrado a capa de composta
voces tuyas en marejada de proximidades
nubarrones constelares
que hablarían en la grana de los auspicios en ferocidad
de donde viene a contradanza
la corriente de tu sangre
la navegación hacia tu misma fuente de leteo
con los granos de semilla
con la llave de los ríos
con el campo mismo de sembradíos
que te has llevado
hasta que se hizo cierto este desperdicio en la demora
este hallazgo de oniromancia
como de ruinas enterradas
que habrías de irte.
Uenenum mitteretur
… que se leyó en el senado una carta de Adgandestrio, príncipe de los catos, en la cual prometía la muerte de Arminio si se le enviaba el veneno para realizar el asesinato …
– Cayo Cornelio Tácito, Anales II, LXXXVIII 1
Pero no.
Fue traducido
fue dicho otro del lado inferior
–por debajo de los pies
y de la lengua–
donde pisan y donde muerden
los vivos.
Colado desde el quicio de las palabras
y las manos a la espalda
que en siniestra proporción al despojo del aliento
eran consuelo de ponzoñas abrigadas
en los glóbulos
de sus mismos consanguinarios
oriundos de un mismo arrullo
misma la tierra abrumada de rocío germánico.
Los nudos se arrimaron
a la brevedad de las cuerdas
en recovecos
de distancias movedizas
surcando la piel
para abrir la senda del río salvaje
estentóreo
de la asfixia.
O fue el veneno plegado
presencia de un breviario síncope
desde el animal salvaje de los bosques
en reunión sagrada de festín
o en regalo oculto aún
a Óðinn
enceguecido
como todos sus subyugados dioses
aquello que grabó de ardor sus entrañas
a vuelco de ebriedad
a fuerza arrancada en el delirio y el desuello.
Expertare
Despertar al filo de la rueca
donde todo acaba
No abrir
a vuelta de ser
la mirada
por tiempo esa extensión
al abandono de la orilla
allende la piel
No abrir la cuenca
de la espera
intemperie premonitoria del olvido
canción de ser otro que este adentro
antifaz de terminación menguante
No anclar
desvanecimiento a desvanecimiento
el colapso de donde calla
en reposo
el cuerpo en su baile lánguido
al advenir un hilo de carne
tragado por la aurora
Todo ya
Todo
está dicho
todo
por la polilla
la charca intacta
está dicho
del instante
todo
a esta distancias
de donde uno
está dicho
mira abiertamente
todo
el despojo abrupto
de una alegría
está dicho
que se anticipa
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