
Foto: alejandrozenker.com
Batis se arriesgó a ser diferente, apostó a las nuevas
generaciones, y casi metió las manos al fuego para demostrar
que en México, en la literatura, siempre habrá
una cosecha que nunca se acaba de escritores
Catalina Miranda.
Hoy se me hizo tarde para ir a la escuela, por accidente puse el despertador a las siete de la noche así que no pude llegar a mi clase de las ocho cuarenta. En mi celular había una notificación que destacaba del resto, era el mensaje de un profesor donde me informaba que Huberto Batis había muerto. El maestro Batis murió mientras yo estaba dormida, por lo tanto, aunque fuera en la precariedad de mis circunstancias matinales debía tomarme el tiempo de escribir algo.
Así pues, empiezo por decir que Huberto Batis – nacido en Guadalajara en 1934 – fue un crítico, ensayista, catedrático y, a muchos nos queda claro, un excelente editor. Es conocido como miembro de la Generación de Medio Siglo conformada por autores como Inés Arredondo, Amparo Dávila, Gabriel Zaid, Juan José Gurrola, entre otros. De la misma manera, perteneció SNCA del año 2000 al 2006, fue ganador del premio de ensayo Los Abriles en 1985, el Premio Jalisco de Literatura en 1999, Premio de Periodismo Cultural Fernando Benítez en 2001, finalmente, ganó la Medalla de Oro de Bellas Artes en 2009.
En cuanto al primer acercamiento del escritor a la literatura, éste se remonta en su ciudad de origen en sus años de juventud con los jesuitas, dirigiendo una revista llamada folklore, en la cual también escribía algunos cuentos. Al terminar el juniorado tomó la decisión de estudiar literatura, así, entre 1955 y 1956 comienza a estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde conoció a escritores como Juan García Ponce, José Emilio Pacheco, Salvador Elizondo, entre otros.
Batis, hasta entonces interesado en la creación, tras la dura crítica de Antonio Alatorre a su cuento Las ataduras (1961), decidió abandonar la escritura creativa para concentrarse en el análisis y el ensayo, incluso, en una entrevista mencionó: ‘’El cuento lo habían comentado Rosario Castellanos, Henrique González Casanova y otros críticos que hacían reseñas en los suplementos, y lo habían elogiado, pero no les creí; le hice más caso a Antonio que me cortaba las alas’’(Miranda, 2012: 30), probablemente dicha decisión no fuera muy acertada, pero no puede negarse que en lo que refiere a la crítica Batis fue veterano ínclito.
Es una realidad que la crítica en México en la segunda mitad del siglo XX no era una tarea sencilla, muy probablemente en la actualidad tampoco lo sea, pues los juegos del poder en el país condicionan la práctica, ‘’La crítica es una labor heroica, muy dura, tremenda. Y ¿para qué? Para que finalmente la gente, en lugar de hacerle caso al crítico, prefiera la opinión de lo que considera una autoridad, es decir un escritor reconocido’’ (Torres, 2008: 9), son esas las palabras de Huberto Batis que dedicó veinte años a dicha labor y, como resultado de un campo donde predominan intereses simbólicos y de prestigio, el resto de su actividad cultural representó una parte incómoda para aquellos en dominio del campo.
En relación a su formación académica, fue Maestro en Lengua y Literatura Hispánicas por la UNAM, donde impartió clases por más de cincuenta años hasta el año 2015. Hablar de Huberto Batis en la literatura mexicana significa hablar de una figura que trastoca el ámbito literario, desde la academia y, por supuesto, el periodismo cultural. En esta área fue creador junto con Carlos Valdés de la revista Cuadernos del viento (1960) y, posteriormente, Federico Álvarez Arregui le propuso realizar reseñas para el suplemento La Cultura en México de la revista Siempre! de Fernando Benítez, adentrándose de manera definitiva al periodismo cultural.
Fue colaborador en El Heraldo Cultural, Revista de Bellas Artes, Artes de México, y en el año 1977 Arturo Azuela lo invitó a colaborar con el en el periódico unomásuno. Es en esta época cuando se presenta aquello que considero yo – al igual que muchos – la parte crucial en su carrera: la creación del suplemento sábado, dirigido por Fernando Benítez y en el cual Huberto Batis, en un principio, figuraba como secretario de redacción, de manera posterior como jefe de redacción y, finalmente, se convirtió en director del suplemento, y permaneció como tal hasta el año 2000.
Quienes hayan leído sábado saben que es un punto de referencia del periodismo cultural puesto que cambió el juego de los suplementos con una propuesta innovadora, plural, cada tanto, subversiva. Es considerado por muchos como el suplemento más controvertido a finales del siglo XX, pues a diferencia de otros portales, a Huberto Batis le interesaba lo nuevo, dar a conocer aquellas voces que por falta de trayectoria (y todos los beneficios que ésta trae consigo) eran segregadas. Batis entendía las producciones artísticas y culturales de un modo distinto y para él no funcionaba publicar con elitismo, prefería que las vedettes o vacas sagradas se quedaran en sus propios suplementos o revistas…
Catalina Miranda, quien en su momento fue editora de sábado, menciona:
Les guste o no a los detractores de sábado de Batis, este suplemento sobrevivirá, porque su herencia creativa está marcada en las huellas indelebles que sólo imprimen quienes se convierten en parteaguas, en precursores, quienes pican piedra y abren caminos que faciliten el tránsito de quienes vienen atrás (2012: 430).
Concluyo por decir que, durante toda su carrera, Huberto Batis se preocupó por las manifestaciones reales, dejando a un lado los intereses de aquellos estaban en dominio del medio cultural. Creyó en los jóvenes, entabló diálogos para enseñar, corregir y fomentar sus ideas. Impulsó la carrera de muchos escritores como Enrique Serna, Guillermo Sheridan, Adolfo Castañón, Malva Flores y Guillermo Fadanelli. Es por eso que me toca decir algo, para reconocer su ruptura con los esquemas que predominaban hasta entonces en la literatura y el periodismo cultural, reconocer la brecha que nos hereda, y agradecer, también, esas realidades que se pueden vivir a través de su arduo trabajo, realidades de todo tipo: transgresoras, eróticas, pornográficas, divaneras y desolladoras… Como sábado, ninguno.
Gracias por todo, maestro. Y hasta siempre.
Foto portada: Siempre!
Referencias
ELEM. (21 de junio 2018). Huberto Batis. Enciclopedia de la literatura en México [versión digital]. Disponible en: http://www.elem.mx/autor/datos/115
INBA. (06 de enero 2011). Batis, Huberto (1934-2018). Catálogo bibliográfico de la literatura en México [versión digital]. Disponible en: https://literatura.inba.gob.mx/jalisco/4390-batis-huberto.html
Miranda, C. (2012). Huberto Batis: 25 años en el suplemento sábado de unomásuno (1977-2002).
Miranda, C. (2015). Memorias de una editora de sábado de unomásuno a finales del siglo XX. México D.F.: Editorial Ariadna.
Torres, M. (mayo 2008). El oficio crítico. Entrevista con Huberto Batis. Casa del tiempo, número (7), pp. 2-9.