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Hemos preparado esta pequeña selección de poesía rusa contemporánea porque siempre será necesario descubrir o reconocernos en otras lenguas y miradas de la realidad, otros imaginarios, recortar la distancia entre las culturas y las lenguas, en este caso, entre el ruso y el español. Valga esta selección para permitir al lector asomarse a este mundo, sortear las dificultades del idioma y la circulación, siempre insuficiente, de libros de poesía en ruso y sus traducciones a nuestra lengua.
Eugenio López Arriazu, poeta argentino, investigador y especialista en literaturas eslavas, nos entrega una muestra del trabajo de un puñado de poetas rusos de la actualidad.
Las voces particulares de cada uno de estos cinco poetas son distinguibles, van desde un tratamiento directo del asunto en el poema, con un lenguaje austero, hasta la sinuosidad de las imágenes y metáforas que un poema requiere para bordear los significados y crear nuevas realidades sensibles. Encontraremos preocupaciones tan elementales como cotidianas y hasta polémicas, así como conflictos del yo y de lo perecedero, o bien, sobre la otredad como espejo sutil de la percepción.
Traducciones de Eugenio López Arriazu*
Andréi Polonski
Nació en Moscú en 1958. No terminó sus estudios de historiador. Estuvo bajo arresto, en la guerra y tras el círculo polar ártico. En 1990 creó el grupo literario Signo duro y a comienzos de la nueva era participó en la creación de la Sociedad de los Kastopravdi Libres y del almanaque Kastopravda (www.kastopravda.ru). Ha publicado los poemarios Carrito de guerra (2001), Jerusalén-Tibet (2006), Mejor fumo (2010), Se durmió el apóstol (2012), Versos del año 13 (2014), Así, nosotros (2015) y Nos quedamos (2016); y los libros de prosa Apología de Iván el tonto (2011), Anécdotas rusas (2013) y Derviches en motocicleta (2018). Ganador de los premios Aqua vitae (2014) y Futurum art (2016). Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, alemán, polaco, búlgaro y hindi.
* * *
Un muchacho de diecisiete que no ha perdido la inocencia
da pena
un hombre de treinta que nunca tuvo una historia larga de amor
da pena
un hombre de cincuenta que coge todo lo que se mueve
da pena
un hombre de setenta que ha olvidado el sexo
da pena
un viejo de noventa
da pena
tengo resaca de anfetaminas
todo me da pena
Tema actual
Un hombre maduro no debe cogerse a una señorita menor,
Un hombre maduro no debe cogerse a una señorita menor,
Un hombre maduro no debe cogerse a una señorita menor,
En especial su profesor.
Las señoritas de dieciséis no deben cogerse a hombres maduros,
Las señoritas de dieciséis no deben cogerse a hombres maduros,
Las señoritas de dieciséis no deben cogerse a hombres maduros,
Sobre todo sin móvil puro.
Marqués de Sade, volvé al penal,
Sos culpable, volvé al penal,
Vamos, cerdo, volvé al penal,
¿Aún aquí? No sé qué pensar.
Ya me morí, quedó sólo mi texto,
En suma, si alguien muere, únicamente queda sólo texto,
Te fumás, y queda sólo texto,
En el texto – sexo.
Miles de heridos o ultrajados atacan desde las zonas de los muertos,
Veneno o exilio – atacan desde las zonas de los muertos,
Tienen todo anotado, según las reglas de las zonas de los muertos,
Un nuevo tiempo.
Pero, para salvarnos de ellos, como en toda distopía,
Nos jugamos por las de dieciséis, desnudas, despeinadas y festivas.
***
Rezamos a Dios Padre, ¡perdónanos, Señor!
Mi esperanza es Tus diluvios, mi esperanza es Tu bochorno,
Seas como seas: severo, distante o celoso,
No me abandones, habla conmigo, Señor.
Todos salen libres… regresan a casa rendidos,
Por cosas insignificantes pagan un precio elevado
y dicen irguiéndose en el umbral: Qué poco me has dado,
No me abandones, Señor, habla conmigo.
Olga Jojlova
Nació en Leningrado en 1977. Es directora del teatro para niños Kukli y ha publicado los poemarios Tránsito (2005), Helicón (2005), Libro de imágenes para poetas y niños (2009) y Eiiafiatlaiokudl (2010). Ha ganado el premio A. Ajmátova (2009), el diploma del concurso Volóshinov (2009), el Torneo de poetas de Koktebel (2009) y el premio Petersburgo Joven (2010). Es miembro de la Unión de Escritores de San Petersburgo y de la Unión de Escritores Rusos.
al alba
nos pondrán contra el jazmín
un amanecer de primavera…
un cielo de aguamarina
para nos y los verdugos.
amén –dirán– amén
y el aire mezquino
olerá a vainilla
y a demás tristezas.
y después… habrá la luz
y un nuevo día, días cotidianos,
los chimentos de los diarios
y demás frivolidades:
de la guerra a los resfríos;
sólo no habrá nosotros…
ni nosotros, ni palabras, ni los sueños,
ni la muerte… ni una mierda.
***
pernocta en mis pómulos un tártaro
en los ojos un kazajo
la abuela gitana me canta cantos de cuna…
cuántos fondos se han perdido en sus bosques?
cuántas cimas tragado el abismo?
no se enfría la sangre
en una híbrida hilera apretada:
las venas se trenzan / arde la ingle y es polvo
y todo –aquí y ahora– ante tus ojos
levántate y anda
muere
y de nuevo resucita…
no es dolor, es miedo
lo que en mí dormita
pero despierta con ágil
lengua, como si con cada conocido atravesada:
con todos se acostara
con todos fraguó palabras
cómo explicar su infierno y su júbilo…
el occidente ruge, susurra en respuesta el oriente
un cintazo de insultos
un murmullo de plegaria
como agua a través de la piedra –otra vez y de nuevo–
no querés otro trago?
***
… y en el momento en que no estabas –
tu madre volvió a parirte
se desprendió del dolor
aulló
pidió que perdonaran
al hijo
de sangre a su niño
para la vejez crecido
para no retornar
ahí está cartel de papel en mano
devuélvanme al hijo
parece, ante el Mismo Dios
pues la gente pasa
y ahí está parada
y le llora a nadie
como si aquí pariera
desde siempre parada
nunca feliz
como si creciera
como сlavada
como una estaca
.
hemos aprendido
a ver tales cosas
Dmitri Grigóriev
Nació en 1960 en Leningrado. Es poeta y prosista, además de haber trabajado en numerosos oficios desde carpintero hasta investigador de las feromonas de los insectos en la Universidad de San Petersburgo. Autor de 12 libros de poesía y prosa, y más de 100 publicaciones en revistas, almanaques y antologías. Su poesía ha sido traducida al inglés, polaco, francés, checo, serbio e italiano.
* * *
Un niño hace sapitos en el agua del golfo,
cuenta cuántos saltos da la piedra-sapo
hacia la niebla donde el barco
de los dichosos se confunde con la nave de los locos.
Interferencia es el uno con el otro,
e intervención si uno entra
a lo del otro, mira alrededor, tira las cosas a un rincón,
pero la piedra-sapo salta por encima de su cabeza,
por encima de las charlas sobre la guerra y etcétera:
importa más hallar una piedra plana entre la gente,
para no hundirse de golpe, para dejar puntos suspensivos
en el agua lisa de los círculos.
* * *
El día se escurrió cual lagartija
de las manos de un niño:
viborea en la palma la cola
y la lagartija ya no está…
Mamá trabaja
De pronto la vi
a mamá
en la fiesta de los ángeles
lavando los platos,
barriendo las plumas,
se acaba la fiesta,
bailan las estrellas en ronda,
y ella siempre ocupada:
limpia los manteles,
tiende las camas celestiales…
Incluso antes
no podía no trabajar,
primero estudió,
después construyó aviones,
y después del ACV
se hizo portera
del jardín de infantes:
los médicos le recomendaron
aire fresco y movimiento,
se alegraba con la nieve
y las hojas del otoño.
Y ahora
mi mamá trabaja
hasta cuando duermen los ángeles.
* * *
Fui tan rápido a tu encuentro
que las abejas a contramano
me acribillaron como balas…
Sólo polvo y miel
quedaron en mi pecho.
Galina Iliújina
Nació en Leningrado. Es poeta y abogada. Autora de los poemarios Zona peatonal, Luz cercana y Febrero de pájaros (premio especial Voloshin 2013). Organizadora del festival anual Puentes de Petersburgo, ganadora de los premios Petersburgo Joven y Los niños Ra. Es miembro de la Unión de Escritores de San Petersburgo y de la Unión de Escritores Rusos.
***
Donde vayan en Komarovo,
hoy, en la neblina otoñal…
todo termina aquí en el golfo
de guijarros olor a limo,
donde con el triste cencerro
marchaba la vaca sagrada,
en cadenas su ser austero,
junto a encajes de espuma finos.
Ni imperativo categórico
ni Kant. Su esqueleto calcáreo
le lamen las lenguas del golfo
al son lunar cascabelino.
Y lleva tristemente el viento
la palabra que nadie oye…
Ámennos mientras estemos
con vida, ni falsos, ni fríos.
***
No tejas tus nuevas secretas, Shiva tela de araña:
todo lo aquí murmurado es irreal, es todo engaño:
y el mirador de la viuda y el aljibe y el granero.
Сon un hato al hombro, el nido abandona el duende hogareño.
Pero una luz parásita yerra, temblando, se aferra
en la flor estéril, en las mustias hojas de la hiedra.
Todo lo confunde prolongándose, exhausta, una vida…
por el roto cristal colorido en las tablas podridas
se cuela abrupta una luz naranja, se alumbra la foto…
silueta amarilla y muda, tan familiar de algún modo.
La salamandra
a Oljien
furia y alegría, lánguidos ritmos del jazz
me son tan familiares que ya no tengo miedo,
dicen, no podrás, te caerás, no vas a acabar
de tocar la flauta, ese son, donde todo es bueno
con aire de poca monta, mas saldrán… montes de oro
donde la salamandra ha de bailar sus arabescos
susurro de arena garrudas raíces de fresnos…
al diablo, que mendigue por el mundo el puerco-otoño
estruendo de bloques de sal contra las duras peñas,
el eco que procurabas de la tibieza
en el traquetear del camino de trenes aviones
se dispersaron de Cámelot los caballeros
un trozo del grial a cada uno de recuerdo
la eterna lagartija se mueve en caracoles
¡basta, loca, tontita, muy alto, ya está bien!
sólo se ríe, resplandece, muda la piel
Dmitri Legeza
Nació en Leningrado. Es poeta y doctor en medicina. Autor de los libros de poemas El zapatero (2006), El gato en el alféizar (2011), Cuadros de un mundo cambiante (2017) y de numerosas publicaciones en revistas literarias. Es miembro de la Unión de Escritores de San Petersburgo y de la Unión de Escritores de Rusia, además de uno de los fundadores de la Sociedad Literaria “Píter” y del festival literario internacional Puentes de San Petersburgo.
***
Este poema es muy sutil
Este poema es complejo
Contiene alusiones
Pensamientos que se imbrican
Para comprender este poema
Hay que ver y pensar como el autor
Hay que oír como el autor
Hay que convertirse en el autor
Pero el autor es viejo y pelado
El autor es miope y encorvado
No se cambia la camisa
Ni siquiera se lava las medias
No quiero ser como el autor
Quiero pensar y ver por mí mismo
Por favor no me obliguen
A leer este poema
***
Una vez conmigo en el subte
Viajó un hombre desnudo,
Es decir, desnudo del todo
(¿Y cómo pagaría el boleto?)
Por qué desnudo…
Habría perdido una apuesta
O querría probar algo,
El hombre desnudo.
Alrededor del hombre
Había lugares vacíos
En los que la gente tenía miedo de sentarse,
Nunca habían visto a un hombre denudo en el subte.
Pero yo iba sentado en el banco de enfrente.
Me daba lo mismo.
***
Arrȇt! Arrȇt! Y cien automóviles
De golpe se congelan en Chemin Remembrance:
Una hoja de arce
Cruzó el camino.
Hace muchos años que ni los lugareños recuerdan
Un otoño tan transparente en Quebec.
Pero yo lo recordaré, precisamente ése.
Je me souviens.
*Eugenio López Arriazu es escritor, doctor en Letras, profesor de la Universidad de Buenos Aires y traductor del ruso, francés, inglés y latín.
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