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Hace un par de días mientras en el Museo de Antropología se llevaba a cabo la presentación del Foro Latinoamericano de las Lenguas, una profesora amiga me comentó sobre la pretensión arribista del lenguaje inclusivo por ser considerado burgués e intelectual. Justo ahora mientras intento comenzar este escrito me llegan las palabras de mi amiga profesora, las cuales resuenan para hacerme pensar que resulta más arribista la lengua estándar. Accidental o no el prestigio que otorga expresarse de manera inclusiva, el lenguaje inclusivo representa una fuerte amenaza para la lengua oficial por valerse de la misma estrategia de legitimación que estandariza nuestro idioma. A mi parecer las instituciones encargadas de los procesos de estandarización del español se han puesto en alerta con campañas mediáticas que privilegian y a la vez desacreditan las distintas variantes del lenguaje inclusivo. Es por lo anterior que intentaré con el siguiente escrito evidenciar la intervención conservadora de las instituciones en un asunto que, considero, solo exige la participación de los hablantes. Resulta extensa la magnitud tomada por el lenguaje inclusivo que obliga a analizarlo desde una teoría lingüística, para esto argumentaré desde el paradigma variacionista propuesto por la sociolingüística.
Necesariamente para comenzar debemos tener claras dos nociones fundamentales del variacionismo: cambio lingüístico y variación lingüística. Variación y cambio son dos conceptos que por estar íntimamente ligados bastará introducir al primero para abarcar al segundo. El cambio lingüístico refiere a los procesos que modifican una lengua en su evolución histórica. Según la sociolingüística analizar la estructura social es el modo pertinente para comprender el desarrollo del cambio lingüístico, pues dentro de toda comunidad de habla coexisten distintas variantes lingüísticas que intentan promover el cambio en la lengua. En nuestro caso, por ejemplo, sustituir la marca de género [o] con la letra [e] y la reiteración del sustantivo [mexicanas y mexicanos] representan dos variantes que coexisten dentro de la estructura social propia del hablante inclusivo con la intención de modificar al español. El cambio se producirá solo cuando alguna de estas dos predomine sobre la otra, una vez que prevalezca alguna, ahora sí, se puede considerar como una variante lingüística posible a generar un cambio en la lengua. Sin embargo, ambas variantes lingüísticas de género no son totalmente equivalentes desde el punto de vista semántico, dado que la variante [e] remite a un abanico de géneros posibles mientras que la duplicación de sustantivos mantiene la división binaria de géneros. En el caso de las variantes [@], [x] y [*] no participan propiamente en el cambio lingüístico, ya que el cambio en la escritura no representa un cambio en la lengua propiamente dicho. No obstante, las primeras dos variantes motivaron el cambio en la oralidad al impulsar la iniciativa desde la escritura. Y aquí hay algo interesante, pues la escritura permitió al lenguaje inclusivo sobrepasar las fronteras sociorregionales acostumbradas por la mayoría de las variedades lingüísticas. Las variantes inclusivas, al igual que la lengua estándar, se han esparcido por gran parte del territorio hispanohablante gracias a su soporte gráfico, lo cual genera una mayor amenaza a los procesos de estandarización del nuestro idioma. Podemos decir, por lo tanto, que así como la variación estándar se legitima desde la escritura: textos literarios y académicos; el lenguaje inclusivo también inició su legitimación desde el texto para después concretarse en la oralidad y así motivar el cambio en la lengua. Es importante remarcar que no siempre el predominio de una variante va a determinar el cambio, si bien todo cambio implica con anterioridad el fenómeno de la variación, no toda variación concluye necesariamente en un cambio.
Algo interesante que no podemos dejar pasar es el principal factor que da por auténtica una variable lingüística. Según W. Labov ninguno de los tres tipos de variación, ya sea: léxica, fonética o morfosintáctica, conlleva un cambio en el significado de la palabra: somos significa lo mismo que semos, haiga que haya, comel remite solo a la acción comer y rompido y roto semánticamente denotan lo mismo. Entendería, por lo tanto, que si la variable implica una modificación ya sea en número, modo, género, etc. ésta debería ser rechazada como una auténtica variación lingüística. Pregunto, entonces: ¿la inserción de las variantes propuestas por el lenguaje inclusivo conlleva un cambio de significado? es decir: ¿todes y todos denominan la misma realidad? Según argumentos de la RAE, el masculino gramatical del español tiene la capacidad de mencionar conjuntamente a referentes de ambos sexos. Para la Real Academia Española la solicitud de insertar el [@] , la [x] o la [e] es innecesaria pues “todos, tod@s, todxs y todes” significan lo mismo, ya que según nuestro sistema lingüístico, el alomorfo masculino [o] es el término no marcado de la opción de género. De tal modo concluye la RAE que, las variables inclusivas son legítimas por no implicar un cambio en el significado. Sin embargo, dicha justificación no solo excluye a los colectivos formados por individuos de cualquier identidad sexogénerica, sino que, tal reduccionismo significa oponerse a combatir la desigualdad en nuestro idioma. La evidencia es clara y la denuncia justa: la gramática del español es preferencial. Resulta irrebatible la demanda política de las variantes inclusivas con la intención de concientizar sobre la marginación sexogénerica de nuestro idioma. Es obvio, la estratificación de género no se produce en forma natural, para eso deben intervenir distintos procesos que legitiman a un género por encima del otro, y bien un factor que continúa legitimando al hombre por encima de la mujer es la preferencia masculina del español.
Ahora bien, la sociolingüística reconoce dos tipos de cambios: los que vienen desde arriba y los cambios sugeridos desde abajo. Es de nuestro interés el segundo, pues inician en los estratos sociales de menor prestigio. El tema me lleva a pensar en la adolescencia, la clase media, la militancia, las minorías, etc. Según el lingüista español Moreno Fernández cualquier cambio iniciado desde abajo puede ser rechazado por los grupos de mayor dominio, lo cual puede influir de forma negativa a la implementación del cambio. En nuestro caso, mientras las academias o las autoridades desestimen las variantes [e, @, x] éstas difícilmente llegarán a insertarse en el uso general. Son evidentes las campañas de desacreditación dirigidas hacia el lenguaje inclusivo: parodias, guías de uso, artículos periodísticos, opiniones de lingüistas y un largo etc. Por lo visto, la variante [e] resulta ser la más atacada por los medios oficiales de comunicación o bien en las distintas redes sociales, ya que difícilmente vemos cierta consideración que la señale como factible. En cambio, la variante [x] aparentemente no es objeto de ataques ideológicos, de hecho, es aceptada en los ámbitos académicos no formales, pues es común leer a los docentes dirigirse a sus alumnos empleando esta variante ya sea por las redes sociales o bien en distintos documentos no oficiales. El desdoblamiento del sustantivo es, al parecer, la variante más favorecida por los distintos medios de comunicación, y no solo por ser la variante preferida del oficialismo, sino países como: Argentina, Uruguay, México y España han publicado desde distintas instituciones guías de uso para el correcto empleo del lenguaje inclusivo donde, entre otras recomendaciones, aconsejan desdoblar los sustantivos. De aquí para pensar qué variante se perfila con mayor posibilidad a prevalecer y así generar el cambio en nuestra lengua. Pero sobre todo ser conscientes de los mecanismos que emplean los distintos medios para dar prestigio a una variante y desacreditar otras. Pienso, por ejemplo, en las parodias que estigmatizan el uso de la variante [e], esto con el fin de causar inseguridad en los hablantes, es decir ponerlos como objetos de burla a partir de difundir una valoración negativa que les cause vergüenza.
Debemos estar muy atentos a estas desacreditaciones, ya que pueden vulnerar nuestra libertad de expresión al exigir el español estándar. En meses anteriores se publicó una circular del Ministerio de Educación de la Provincia de Corrientes donde desaprueba el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas. Las razones que difaman el uso parten de los mismos informes correctivos de la Real Academia Española, asegurando, entre otras descalificaciones, que el cambio nunca es producto de la iniciativa de los hablantes, lo cual resulta sumamente cuestionable, pues la sociolingüística, como vimos, señala responsables a los usuarios cuando los cambios inician desde abajo. Igual resulta la censura de los medios impresos: revistas, diarios, literatura desaprueban el uso de las variantes inclusivas a sus editorialistas, ya sean: periodistas, literatos, académicos coartando su derecho a expresarse libremente.
Desde mi punto de vista, las instituciones deben mantenerse al margen de la controversia generada por el lenguaje inclusivo, pues conocemos su tendencia imperativa, conservadora, normalizadora y en algún grado hasta machista. Tampoco es válido intervenir en nuestras decisiones, si la solicitud de cambio es realmente legal, será el hablante quien opte por la variante que más le parezca conveniente, y si la petición resultara inapropiada ésta, sin duda, será rechazada por el usuario. Nadie tiene que venir a decirnos con guías de uso como expresarse. El fenómeno se debe dejar que transite solo; la evaluación, positiva o negativa, corresponde solo al sistema de valores del hablante, pues él es quien termina por adoptar lo significativo e importante para su comunidad. Quizá la disputa por una variante sea inevitable, pero la lucha se debe dar en el campo del hablante, dentro de la comunidad sin intervenciones que promueven el interés de los grupos dominantes.
Desde la década de los 90´s se vienen haciendo propuestas que buscan regular la preferencia de género en el esperanto. La solicitud de reforma con mayor éxito es conocida como iĉismo. Tal reforma ha sido rechazada por la academia argumentando, entre otros motivos, que el esperanto debe evolucionar como cualquier otra lengua viva; si bien las sugerencias de cambio pueden venir desde arriba, se espera que los usuarios sean quienes adopten o pongan en desuso las distintas variedades que surjan durante la práctica del idioma. A mi parecer la RAE debe asumir un rol similar al que asume la Academia del Esperanto: su participación en el tema debe limitarse solo en informar a los hablantes sobre la naturaleza de los cambios en la lengua, sobre cómo se distribuyen las variedades lingüísticas: grupos sociales, rangos de edad, oficios, espacios de usos lingüísticos. Sin juicios de valor que supongan una variedad por encima de otra. Como investigadores deben tomar una posición neutra y abstenerse de justificaciones que desmotiven los cambios en la lengua.
La importancia del lenguaje inclusivo dentro de los estudios variacionistas no solo reside en su posible legitimidad o en el amparo promovido por la Unesco. El lenguaje inclusivo, como muchas otras variedades, representa un conjunto de saberes que pueden llegar a ser transmitidos a lo largo del tiempo. Las distintas variedades lingüísticas posibilitan entender el contexto donde se dan, hablan de progreso y demora, del hablante y sus autoridades, pero sobre todo, en este caso, nos hablan de una variación lingüística de género, exigencia de cambio que jamás dentro de nuestra historia se había presentado. Sabemos de la importancia del lenguaje ya no para cambiar sino para entender la realidad. Si bien, la inserción de una partícula tan pequeña como la [e] no va a determinar de forma directa un cambio en la realidad, bien puede cambiar, y está cambiando, los discursos sociales que circulan y se posicionan dentro de nuestra comunidad. En mi opinión, el lenguaje inclusivo da voz a las demandas de una generación, promueve los saberes de determinada cultura y representa las prácticas generadoras que hacen posibles otros mundos; por ello considero que el lenguaje inclusivo es algo que corresponde a tod;)s defender.
*Imagen de portada: Tomada de https://blogbenjita.blogspot.com.