
Los muertos están cada día más indóciles.
Roque Dalton
Tres asaltos a la memoria, el mismo ánimo de cuartel
Cursé la prepa del 77 al 79, cuando la Liga, según ciertos analistas, había desaparecido. El dato es impreciso: en la Prepa 8 el comité local de la Liga siguió repartiendo la edición nacional de Madera, algunas veces acompañada de un díptico de notas locales. En ese agregado comentaban la problemática de la preparatoria o la universidad. No sé si esto sucedía en todos los estados, pero aquí el periódico contó, digamos, con su sección de locales. Me acuerdo bien de ellos entrando a los salones a repartir ejemplares: “Clávenlos, clávenlos”, nos decían antes de desaparecer. Porque en la escuela había profesores reaccionarios, encargados de pasar salón por salón a quitarnos el número en cuestión tras su reparto. Entonces, digan lo que digan los expertos, la Liga existía en aquellos años, puesto que tenía la capacidad de mantener su propia publicación, repartirla a nivel nacional.
A finales de los 90, en maestría, quise hacer una tesis sobre el comportamiento de la prensa local ante el movimiento guerrillero, del 70 al 79. Pero en aquella época todavía era prácticamente imposible consultar los archivos, conseguir los pocos estudios. Me dijeron que en la Ciudad de México había una asociación civil tratando de recuperar la memoria de la Liga, el Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Armados (CIHMA). Me lancé para allá con unos cuantos contactos. La organización, me informó uno de ellos, había abierto una oficina en una antigua casa de seguridad, con el propósito de poner a disposición del público todos los documentos de la Liga. “Son muy discretos —me advirtieron—, te voy a dar el contacto pero no digas que fui yo”. Allá voy. Nada: la casa estaba sola, nunca contestaron en los números de teléfonos que me pasó uno de los contactos. No sé si el problema fue que no recibieron el financiamiento para echar a andar el proyecto, pero tiempo después les quitaron hasta la casa, se desarticularon. Entonces, a fines de los 90 era prácticamente imposible encontrar información.
En el primer decenio del 2000, intentamos hacer una recuperación de la memoria con la gente que participó en la guerrilla aquí en Nuevo León. Sabíamos de algunos documentos: la tesis de licenciatura de Historia de Benjamín Palacios Hernández, integrante de la Liga, sabíamos que Abraham Nuncio había entrevistado a los presos del Topo Chico. Intentamos, por otro lado, que los sobrevivientes nos concedieran al menos una entrevista. Algunos aceptaron; otros, 30 años después, todavía no querían hablar. Por diferentes razones, todas respetables. Entonces, también fallamos en este nuevo intento.
Lo de Salmerón volvió a implantar ese ánimo de revancha que creíamos superado, esas opiniones cuartelarias que los señalan como asesinos despiadados, delincuentes que no merecen consideración alguna, de nadie, ni de la historia. Ese sentimiento de si no los mataron entonces mátenlos ahora. Ese es el ánimo en distintos sectores: políticos, clases medias, empresarios. No sé si en las condiciones actuales se pueda rescatar esa memoria.
El momento histórico mexicano, por una estructura nacional
Para fines de los años 60, los movimientos estudiantiles y la guerrilla rural están en marcha. El asalto al cuartel Madera el 23 de septiembre del 65 es importante, de ahí sale el nombre. Asalto fallido, debo agregar, puesto que ocho integrantes del grupo mueren y cinco caen presos. Después viene el movimiento del 68. En el 68 los jóvenes, sobre todo estudiantes que han estado en demandas de libertades democráticas, empiezan a tener inquietudes de participación política, más allá de lo meramente estudiantil. Pero lo que viene a marcar una postura más decidida es la matanza del jueves de Corpus, el desafortunado Halconazo. Los mismos guerrilleros señalan que desde antes de que se celebrara la marcha del 10 de junio del 71 había intenciones de enfrentarse al Estado de otra manera, por lo que algunos de sus compañeros asistieron armados.
En el 69, en Monterrey, surgen las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN). Ahora bien, las primeras notas de asaltos bancarios por parte de las guerrillas, aquí, en la ciudad, datan de enero de 1970, con el asalto de un cajero de la empresa FOCOS, S.A. Por otro lado, un sector de las Juventudes Comunistas se manifestó en contra de la línea oficial del Partido Comunista Mexicano (PCM), considerando que no respondía a las necesidades del momento histórico mexicano. Los inconformes descalificaban cualquier forma de colaboración con el Estado, ser oposición dentro de los cauces legales les parecía insuficiente. Raúl Ramos Zavala es parte de este grupo de inconformes. Raúl había estudiado economía en la UANL, por su militancia en las Juventudes Comunistas tenía contacto con gente de diversos estados. Él fue el primer ideólogo —el más agudo, el más brillante, el menos dogmático— de la Liga Comunista (o de lo que va a ser la Liga Comunista 23 de Septiembre).
En el Tecnológico de Monterrey, desde el cristianismo, existe la inspiración de participar en asuntos sociales. Eugenio Garza Sada invita a los jesuitas, encargados de inculcar en los estudiantes ese compromiso. Pero los corren en el 69 o 70, no sólo del Tecnológico, de Monterrey, tras la huelga convocada por los mismos estudiantes, entre ellos José Luis Sierra Villarreal, pues Ignacio Arturo Salas Obregón —el segundo ideólogo de la Liga—, para esa fecha había renunciado a sus estudios en el Tec y se había trasladado al Distrito Federal. Corren pues a los sacerdotes Xavier de Obeso y a Salvador Rábago. La Compañía de Jesús tarda más de 20 años en regresar a la ciudad, aunque sin trabajo pastoral, solamente educativo. La gente de Salas Obregón termina relacionándose con la gente de Ramos Zavala. A la unión de estas dos corrientes se le conoce como el grupo de Los Procesos, en referencia a un texto presentado por Raúl el año 70, en el Cuarto Congreso de las Juventudes Comunistas, celebrado en el mes de diciembre en Monterrey: El proceso revolucionario en México, el tiempo que nos tocó vivir.
Los Procesos emprenden la articulación de una estructura nacional que coordine diferentes grupos armados: los Guajiros en Chihuahua, los Lacandones en la Ciudad de México; tienen pláticas con la gente de Lucio Cabañas, en Guadalajara contactan al Frente Estudiantil Revolucionario, aquí mismo en Nuevo León dialogan con los Macías, que vienen del movimiento Espartaquista; en Sinaloa se suma la gente de la Federación de Estudiantes de Sinaloa (Los Enfermos), el MAR-23 de Septiembre… todos estos movimientos fructifican en la Liga Comunista 23 de Septiembre, una estructura de tipo político militar, desligada del PCM. Pero esto se logrará en 1973, después de la muerte de Ramos Zavala, que ocurre el 6 de febrero de 1972, lo que deja a Salas Obregón como la cabeza visible de la organización.
Los Procesos, el grupo que vivió para contarla
Las primeras acciones en Monterrey son previas al nacimiento de la Liga. Por ejemplo, el doble asalto bancario (Banamex y Banco Comercial Mexicano de Monterrey) en Ruiz Cortines y Guerrero. Esos asaltos los realiza gente de Raúl Ramos, Los Procesos. Casi al mismo tiempo, en la ciudad de Chihuahua se da un triple asalto coordinado por los Guajiros de Diego Lucero. Había, pues, comunicación entre los grupos, aunque no contaran todavía con una estructura nacional. Cabe señalar que aquí un tercer asalto no se pudo concretar al no llegar una gente de México. La policía, acá, lanza una cacería en contra de este primer grupo de Los Procesos. La mayoría cae unos meses después, a partir de un enfrentamiento en los Condominios Constitución: Ricardo Morales Pinal, Luis Ángel Garza Villarreal, Rosa Albina Garavito, José Luis Rhi Sauci, otros más. Cuando la Liga termina de articularse, ellos están en la cárcel. Interesante, ¿no te parece? Los que caen presos antes del asesinato de Garza Sada son los que viven para contarla, los que caen después son ejecutados en caliente, al Estado no le interesa llevarlos ante la ley, impartir justicia. Poco después matan a Raúl Ramos Zavala. Total, desde un año antes de la conformación de la Liga, había actividades guerrilleras en la ciudad.
La Liga de los Comunistas Armados, otro de los grupos que operaba en el estado del que no he hablado, tuvo una vida efímera. Es el grupo que realizó el secuestro del vuelo 705 de Mexicana de Aviación en noviembre de 1972, acto espectacular que nadie esperaba. Tras el cumplimiento de sus demandas, el comando se llevó el avión a Cuba. Después de eso, la Liga de los Comunistas Armados prácticamente desaparece.
Liga Comunista 23 de Septiembre, carta de presentación
Podría decirse que, para mí, la Liga 23 de Septiembre tuvo tres etapas: del 69 al 73, los años de conformación; del 73 al 76, periodo de intensa actividad; del 76 al 81, que dedica casi exclusivamente a la autodefensa y su desaparición. Pero el nacimiento oficial data del 15 de marzo del 73, en Guadalajara, en casa de uno de los integrantes de la Federación de Estudiantes Revolucionarios (FER). Unos días antes, los diferentes grupos guerrilleros habían mandado a sus delegados; una, dos semanas después, estos formalizan la Liga. En ella había estudiantes, algunos obreros, profesionistas, campesinos del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR).
En septiembre del 73, cuando lo de Garza Sada, la Liga tenía apenas unos meses operando y se decidió darla a conocer con una acción espectacular. Recordemos, asimismo, que los diferentes grupos se mostraban interesados en sacar a sus presos de la cárcel. Tampoco olvidemos que el Frente Urbano Zapatista (FUZ) había secuestrado en septiembre del 71 a Julio Hirschfeld Almada, director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, por el cual pidieron tres millones de pesos. Esa acción llevó a la guerrilla a la primera plana de los periódicos nacionales, lo que nunca había sucedido. Por el rescate de Garza Sada, la Liga pensaba pedir cinco millones de pesos, lo que para la época no era mucho dinero. Estas, me parece, fueron las motivaciones de la Liga: el primer gran evento, su carta de presentación.
Desde luego, no había la menor intención de matar a Garza Sada. El secuestro era un medio para conseguir otros fines. El mismo Elías Orozco lo reconoce: hubo una mala planeación, no tenían experiencia en estos menesteres. Habían participado en algunos asaltos bancarios, siempre procurando que no hubiese heridos, en estricto apego a la lógica guerrillera: disparar sólo ante el riesgo de perder la vida. Nunca consideraron la reacción del chofer, del guardaespaldas, del propio Garza Sada: enfrentarlos. Tenían lista, según testimonio de Elías Orozco, una casa de seguridad por la zona, pensaban trasladarlo ahí. Esto no sucedió: cuando intentan sacar a don Eugenio del carro, el guardaespaldas o el chofer o los dos abren fuego. En ese intercambio de disparos, cae Garza Sada. Nadie sabe bien a bien lo que pasó, sólo que en ese momento coinciden una serie de eventos desafortunados.
Los medios se encargaron de satanizar a la Liga, desacreditar sus acciones, El Porvenir lo mismo que El Norte. Fue una acción totalmente desafortunada: no lograron sus propósitos, se pusieron a la sociedad encima. El gobierno dio carta blanca: disparen a matar. Te menciono dos casos: a Salvador García Corral, integrante de la Liga, con evidente signos de tortura, tras ejecutarlo, lo tiran afuera del domicilio de los Garza Sada; en Guadalajara capturan a otro militante, Ignacio Olivares Torres, lo acusan de participar en el secuestro y asesinato de Fernando Aranguren, lo torturan hasta matarlo, para tirarlo después enfrente de la casa del empresario jalisciense, como diciendo aquí están los que participaron, a sus órdenes. El sistema de justicia carecía de mecanismos de control: el ejército, las policías configuran lo que después se conoció como la Brigada Blanca.
Después hay muchas lagunas, los propios militantes de la Liga no quieren hablar. No sabemos qué pasó después de la captura de Salas Obregón. ¿Quién se hace responsable de las células en la región? Porque siguen operando. Hubo militantes a los que nunca detuvieron, ¿dónde están? Del 75-76 para acá no sabemos mucho. Lo que sabemos lo conocemos por los informes de la policía, los testimonios de militantes pertenecen a los compañeros presos, ellos no conocen bien a bien esta etapa de la lucha. Sólo contamos con las noticias de Madera y las notas de prensa.
Madera, periódico clandestino
Dicen que para el 75 la Liga estaba desarticulada. Sabemos que esto no es así por el periódico. Mientras existiera Madera existía la Liga. Toda su estrategia de propaganda pasa por esta publicación, que aparece de enero del 74 hasta julio del 81.
En los primeros cuatro números dan a conocer los principios teóricos de la Liga, atribuidos a Salas Obregón: los Maderas viejos I, II, III y III-bis. Contrario a El proceso revolucionario en México, donde, sin dogmatismos, Ramos Zavala hace un lúcido análisis de la situación social, política, económica de nuestro país, los textos de Salas Obregón son duros en su retórica marxista-leninista. Ahí publica (junto con Ignacio Olivares) su Tesis de la universidad fábrica, semillero de la vanguardia revolucionaria. Si antes los sujetos históricos del cambio social eran los obreros, ahora ese sujeto son los estudiantes. El símil de la universidad como productora o impulsora del cambio social.
En abril del 74 cae preso Salas Obregón, el número 4 de Madera sale en mayo. El número 5, fechado en septiembre de ese mismo año, da cuenta de la escisión producida en el seno de la Liga. La producción teórica cede paso al comentario coyuntural, lo que también es importante. La colección completa se puede consultar o descargar desde una de las bases de datos que administra El Colegio de México. Habrá que consultarla, es parte de nuestra memoria. Yo le sigo el rastro a la Liga desde la Prepa 8, cuando ciertos analistas decían que había desaparecido. El comité local de la Liga entraba a los salones a repartir ejemplares, nos decían: “Clávenlos, clávenlos”.
Está padre tu crónica Roberto pero lo que a mí se me hace lamentable es que este proceso no tuvo secuelas, es decir, pensemos el caso del EZLN que Provino se las Fuerzas de Liberación Nacional de los sesentas, en el caso que mencionas de la Liga no derivo nada una guerrilla a la que le cortaron la cabeza y murió decapitada.Quiza su consecuencia fue la reforma política del 78 y la legalización de los partidos comunistas y socialistas de los ochentas que a su vez en el 88 convergieron en el PRD, pero si así fuera que irónico descenlace puesto que los procesos surgieron de una crítica a la postura negociadora y tibia del PCM.