
Miles de feministas se reunieron el pasado 16 de agosto en la Glorieta de Insurgentes en la CDMX, un punto estratégico para hacer ruido.
La mayoría de los espectadores pensó que la manifestación fue producto del odio de las feministas hacia el gobierno mexicano. No estaban equivocados.
Ellas exigían protección por parte de dicho sistema que, en lugar de protegerlas, las violenta. Demandaban justicia de una manera radical y desesperada, pues de otra forma, no serían escuchadas.
Las mujeres que salieron a esa manifestación lo hicieron en forma de protesta a las violaciones sexuales por parte de policías que habían sido recientemente denunciadas. Este hecho, más los preocupantes índices de feminicidios en nuestro país, van dando color al contexto y permiten empatizar con la ira y desesperación que originó esta manifestación.
Fue una protesta. ¡Claro que lo fue! Las mujeres se organizaron, salieron juntas a las calles a reclamar justicia por todas aquellas que ya no pueden hacerlo.
Miles de mujeres enojadas porque en México ocho son asesinadas al día (ONU Mujeres, 2016). Ser mujer en México es vivir en constante peligro. Entre las violaciones, los feminicidios y la ausencia de protocolos, no sólo no estamos frenando la violencia, sino que parece seguir al alza. La gran demanda de esas mujeres es exigir justicia, que existan protocolos eficientes que ayuden a la erradicación de la violencia de género, pues las cifras resultan aterradoras.
La violencia de género es un hecho, existe y en gran cantidad. La violencia hacia las mujeres está tan normalizada en nuestra sociedad que, cuando una mujer es víctima de un delito sexual, a quien se culpa es a ella, expresándose frases como: “cómo iba vestida”, “estaba tomada”, “qué hacía fuera tan tarde”, buscando justificar una especie de “impulso violador” en los hombres. ¡Claro! Es de esperarse, en un sistema heteropatriarcal que pretende defender su orden, los hombres tienen permitido agredir a quien se considere su inferior, es decir, las mujeres.
Para entender un poco las exigencias de las mujeres en la marcha, hablaremos de la alerta de género. Increíblemente, en la CDMX, no se ha emitido una alerta de género, sin embargo, algunas cosas se han movido, pues el 17 de septiembre se emitió una sentencia de amparo que ordena a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim) a decretar la alerta en un plazo de diez días, siendo el 1 de octubre de 2019 la fecha límite (Reyes, 2019). Ese día, la Conavim presentó un recurso de revisión de la sentencia.[OCS1]
La Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) es un mecanismo de protección de los derechos humanos de las mujeres único en el mundo, establecido en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Tiene como objetivo garantizar la seguridad de mujeres y niñas, el cese de la violencia en su contra y/o eliminar las desigualdades producidas por una legislación o política pública que agravia sus derechos humanos (Instituto Nacional de las Mujeres, 2018). Para el momento en que este texto sea publicado, existirá una resolución sobre la AVGM, quedaremos pendientes de la respuesta que emita la Conavim.
Como mencioné, en la CDMX y muchos otros lugares en nuestro país no se ha emitido dicha alerta, siendo que las cifras de feminicidios son preocupantes a nivel nacional. Lo ideal sería que todo el país se declarara en alerta. Así, partiríamos de una realidad nacional y se justificaría la necesidad de reglas y protocolos específicos para disminuir y eliminar los graves índices de violencia de género a nivel federal.
Para entender el contexto de alerta feminicida que vivimos en México, hay que tener claro qué es la violencia feminicida; este concepto es relevante para comprender el significado de la protesta del pasado 16 de agosto. La violencia feminicida es la forma extrema de violencia contra las mujeres por el solo hecho de ser mujeres; ocasionada por la violación de sus derechos humanos, en los espacios público y privado; está integrada por las conductas de odio o rechazo hacia las mujeres, que pueden no ser sancionadas por la sociedad o por la autoridad encargada de hacerlo y puede terminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres (Instituto Nacional de las Mujeres, 2018).

Dentro de la violencia feminicida entran también las desapariciones forzadas y la trata de personas que, como los múltiples delitos contra las mujeres, es también cada vez mayor. Muchas de esas mujeres desaparecidas jamás serán encontradas; sin embargo, muchas otras son encontradas muertas, con signos de violaciones y torturas; en esos casos nos referimos al feminicidio, concepto que a continuación explicaré.
El artículo 325 del Código Penal Federal define el delito de feminicidio como: la privación de la vida a una mujer por razones de género cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias: violencia sexual de cualquier tipo; lesiones, mutilaciones degradantes; antecedentes de violencia en el ámbito familiar, laboral o escolar por parte del agresor; haya existido una relación sentimental, de confianza o afectiva entre el homicida y la víctima; si existieron amenazas, acoso o lesiones previas; si la víctima fue incomunicada antes de ser privada de su vida y; finalmente, si el cuerpo de la víctima fue expuesto o exhibido en un lugar público. Por este delito, pueden otorgarle al agresor de 40 a 60 años de prisión. Repito: ¡8 mujeres son asesinadas cada día! Los feminicidios se registran al día. Más mujeres desaparecen diario y son encontradas muertas, pero no sólo eso, son encontradas con señales de tortura, son víctimas de violaciones antes de ser torturadas hasta la muerte, los asesinatos de las mujeres mexicanas son cada vez más sádicos y violentos.
Entendiendo estos conceptos retomemos la manifestación. Al respecto, en redes sociales se leían dos tipos de comentarios: el primero que apoyaba el movimiento y la manera en que sucedieron los hechos; y la contraparte, donde se juzgaban las acciones de esas mujeres como radicales y se decía que no era correcto dañar los monumentos por ser patrimonio cultural, que había otras maneras de manifestarse “sin llegar a tanto”. Es difícil permanecer neutral ante un hecho de esta magnitud, podemos estar a favor o en contra, pero no permanecer indiferentes. Como si un monumento fuera más valioso que la vida de una mujer; como si se pudiera pedir que no nos maten ni nos violen con voz dulce; como si 8 mujeres no murieran y fueran torturadas cada día en nuestro país.
Las mujeres que tomaron las calles son las mismas que lo hicieron hace más de dos siglos para exigir su derecho al voto y respeto a sus derechos civiles y políticos, los mínimos indispensables para los seres humanos. Recordemos a Olympe De Gouges (García, 2013), la mujer que escribió un documento llamado Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana en 1791 y que por ello fue degollada. “¿Cómo se le ocurre declarar derechos para la mujer?” Así ahora: ¿Cómo se les ocurre a las mujeres pedir justicia? ¿Cómo se les ocurre exigir protección? ¿Cómo se les ocurre protestar para que no las sigan matando?
Tengo sentimientos encontrados, siento una profunda admiración por esas mujeres que al igual que yo buscan un México más seguro, porque al igual que ellas no quiero vivir con miedo de salir a la calle sin saber si voy a regresar. Es fácil opinar y juzgar desde la comodidad de nuestros privilegios, pero basta con pensar que una mujer querida para nosotros fuera víctima de un feminicidio y que el gobierno ni siquiera abriera una investigación al respecto, ¡Qué impotencia sentiríamos! ¡Qué coraje! ¡La ira y la rabia más pura!
Lo que presenciamos el pasado 16 de agosto fue a miles de mujeres hartas de la impunidad que impera en este país; mujeres enojadas porque no se hace nada al respecto para combatir la violencia de género. Vimos a mujeres luchando por no vivir con miedo, mujeres que se sienten impotentes porque no son escuchadas. Mujeres que aún quemando y rayando la ciudad, serán juzgadas antes que escuchadas.
Lo que vimos fueron actos revolucionarios para las mujeres mexicanas. Un acto de protesta como pasos a una auténtica revolución feminista, miles de mujeres organizadas para protestar contra un gobierno que no las respalda, que no las cuida, que no toma medidas de prevención ni protección, un sistema que las castiga por ser mujeres, que las violenta, que no les cree, que no las escucha y que, más bien, las culpa.
Estamos en un momento clave, a partir de esa marcha no hay vuelta atrás. Las mujeres ya no se van a quedar calladas, las mujeres van a reclamar sus derechos, van a exigir la protección de su integridad y si es necesario quemar, rayar, marchar, lo seguirán haciendo. Las mujeres están saliendo a revolucionar el mundo en que vivimos, están hartas de no ser tomadas en cuenta, de los abusos y violencias que les aquejan como género; de la injusticia y la desigualdad. Ya no callarán nunca más. Las mujeres tomaron las calles y caminaron juntas al son de un grito desesperado exigiendo ¡justicia!
Referencias
Congreso de la Unión. Código Penal Federal. Última reforma: 13 de Abril de 2018.
García, J. L. (2013). Olympe De Gouges y la Declaración de los Derechos de la Mujer y la
Ciudadana. Programa Universitario de Derechos Humanos, Universidad Nacional
Autónoma de México.
Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las
Mujeres (ONU Mujeres). (2017). La violencia feminicida en México,
aproximaciones y tendencias 1985-2016. CDMX, México: ONU Mujeres.
Instituto Nacional de las Mujeres (2018). Alerta de violencia de género contra las mujeres.
Reyes, J. P. (2019). Ordenan decretar alerta de género en la CDMX. Excélsior. Consultado
el: 24 de septiembre de 2019 en:
https://www.excelsior.com.mx/comunidad/ordenan-decretar-alerta-de-genero-en-la-cdmx/1336609