
El arte es cambiante, esto es un elemento constitutivo del mismo, registra el sentir del artista, de la época y entre otros de quien interactúa con la pieza.
Al hablar de la pieza me refiero a cualquier forma artística, y cada cual tiene su propia manera de implementar la temática aquí descrita; meter al espectador dentro de la obra de teatro o metiendo actores dentro del público, que se pueda interactuar con la pieza desde tocarla, poderla poner en funcionamiento, o el performance.
La interacción del “espectador” con la pieza no es algo nuevo, aunque esta interacción podría darse desde la observación, también se ha hecho en la intervención física de quien es espectador con la obra en cuestión, es un elemento presente en el arte; aunque no es un elemento nuevo recientemente ha habido un retorno al uso de esta técnica. Esta interacción genera un registro, cuya etimología deriva del latín medieval regestum, y este del latín tardío regesta, –orum ‘registros’, ‘memorias’, derivado del latín regerĕre ‘consignar, transcribir’.
Aunque recientemente se da mucho énfasis en la tecnología y los medios digitales, esta técnica o elemento artístico se ha dado en México de muchas maneras, desde tener museos interactivos como el Planetario Alfa o en Papalote Museo del Niño, hasta los diarios que se ponen en los museos; que si bien no es un registro de interacción propiamente con la pieza, se crea la ilusión de la interacción entre visitante y artista; incluso, pudiese decirse que estos diarios en cierto momento se convierten en parte misma de la obra.
Si bien existen museos dedicados exclusivamente a dicho formato como los ejemplos mencionados, no son las únicas partes donde se encuentra, pues se da en otros tipos de museos o en espacios no propiamente esperados, como los videos que circulan sobre pianos instalados en aeropuertos, centros comerciales o estaciones del metro, las orquestas que salen a las calles, entre otros.
Pero ¿sólo es una técnica?, ¿dónde termina de ser técnica y se convierte en parte de la obra? ¿El espectador deja de ser espectador? Y de ser así, ¿pasa a ser un elemento de la técnica, se convierte en parte de la obra o pasa a ser cocreador?
¿Y quién determina todas las interrogantes anteriores? Si se responde el artista, ¿realmente la persona espectadora pasaría a ser cocreadora o pasaría a ser un elemento de la pieza? ¿Acaso el espectador no tiene voz sobre su rol? “El espectador también actúa, como el alumno o como el docto. Observa, selecciona, compara, interpreta. Liga aquello que ve a muchas otras cosas… compone su propio poema… participa en la performance rehaciéndola a su manera…” (Rancière, 2010); es así que las críticas también son un elemento de registro, pues quién asiste es crítico, “el poder común a los espectadores no reside en su calidad de miembros de un cuerpo colectivo o en alguna forma específica de interactividad. Es el poder que tiene cada uno o cada una de traducir a su manera aquello que él o ella percibe, de ligarlo a la aventura intelectual singular que los vuelve semejantes a cualquier otro aun cuando esa aventura no se parece a ninguna otra.” (Rancière, 2010)
Bibliografía
Rancière, J. (2010). El espectador emancipado (1 er ed.). (A. Dilon, Trad.) Buenos Aires: Manantial.