
Fotografía: Wikipedia
De subir y bajar la Colina es de que se trata la vida. De la Colina bajaste, José, un sinfín de veces: nacido en Santander, te exiliaste en Francia, posteriormente Bélgica, de ahí bajaste a República Dominicana, luego Cuba. En 1940, finalmente, México te abrazó. El destino te deparaba otros exilios: de periódicos, de grupos, también de la revista Vuelta.
A los 13 años comenzó tu trabajo en radio, como guionista de La legión de los madrugadores, en la XEQ. Cumpliste 17 en la XEX. En 1955, Cuentos para vencer a la muerte, tu primer libro, comenzó a recorrer los anaqueles como parte de la colección Los presentes, dirigida por Juan José Arreola.
En 1984 ganas el Premio Nacional de Periodismo Cultural por el Semanario Cultural de Novedades. En 2002, el libro de ensayos Libertades imaginarias obtiene el Premio Mazatlán de Literatura. Tres años después, en el 2005, la Feria Internacional de Guadalajara reconoce tu labor periodística. En 2013 De libertades y fantasmas o de la literatura como un juego obtiene el premio Xavier Villaurrutia. Tu obra dialogó desde temprano con el séptimo arte: después de discutir el cine italiano en los 60, en 1984 firmas, junto a Tomás Turrent, Luis Buñuel, prohibido asomarse al exterior.
Pasaron las obras, José, y con ellas los años. Fuiste creciendo hasta convertirte en protagonista de la literatura mexicana. Pero nunca dejaste de jugar, de ser un niño. Esos juegos fueron creando lectores, me gusta incluirme entre ellos: tus cuentos abrieron las ventanas de la literatura, me enseñaron que la rigurosidad de la academia –que tanto detesté y rechacé hasta terminada la preparatoria– no es la única forma de escribir, de leer. Tú me enseñaste que la lectura puede ser algo lúdico, que la vida es siempre una lucha con la pantera: represente ésta el amor, la belleza o la locura.
Hace unas semanas, en el bosque de la vida, la pantera te sorprendió en forma de muerte, te llevó con ella. Pero no te preocupes, José: la pantera no alcanzó tu obra, tus cuentos lograron vencerla. Con cada uno de ellos formaremos una escalera: por ahí volverás a tu Colina, de ahí no bajarás, permanecerás en la cima por generaciones. Ya no habrá exilios, José, no te preocupes.