redaccion@revistalevadura.mx
FacebookTwitterYouTube
LevaduraLevadura
Levadura
Revista de crítica cultural
  • Inicio
    • Editorial
    • Directorio
    • Colaboraciones
  • Cultura
    • Ensayo
    • Artículos
    • Entrevistas
    • Cine
    • Música
    • Teatro y Artes Vivas
    • Arte
    • Televisión
  • Política
  • Creaciones
    • Narrativa
    • Poesía
    • Dramaturgia
    • Reseñas
    • Del lector
  • Columnas
  • Levadura Tv
  • Suplementos
    • Derechos Humanos
    • Memoria
    • Ecología
    • Feminismos
    • Mariposario
    • Fotogalerías
    • Colectivos
Menu back  

Código Postal WCIH 9RG 52, Tavistock Square, London

diciembre 19, 20194 ComentariosArtículos, Portada CulturaBy Ingrid Hernández
Foto: Especial

Nota de la autora: Virginia Woolf vivió la mayor parte de su vida en Tavistock Sq. Por tal motivo en los siguientes artículos, se seguirá una secuencia de sucesos bajo este mismo código.

Guardó y perdió en un relámpago cada una de las siglas de su código postal. Fue lugar de creación sin límite y se perdió de un bombazo.El número 52 de Tavistock Square albergaba el pincel de Vanessa Bell y Duncan Grant en las paredes, Hogarth Press rotaba linotipos en el sótano y la mayor parte de las novelas escritas por Virginia Woolf componían el resplandor de la casa. Tavistock resonaría por siempre en la historia de Bloomsbury.
 
Ubicada frente a la plaza de Tavistock [1] , la casa 52 fue el hogar de los Woolf durante quince años (1924-1939) hasta que un bombazo destruyó gran parte de la misma. Irremediablemente, la estructura se desmoronó, pero el significado de todo lo que ahí sucedía en forma de escritura, de conversaciones y convivencia, de noches frente a la chimenea y amigos a la hora del té, quedó grabado en la correspondencia y en los diarios de Virginia. El nuevo domicilio armonizaba con una expansión de Hogarth Press; se emitían diversas colecciones e inclusive se llevó a cabo la publicación de las obras completas de Freud.  

El 9 de enero de 1924, Virginia escribe en su diario: “En este momento, o hace quince minutos para ser precisos, firmé el contrato de arrendamiento de 52 Tavistock Sq. WC1, Londres. Me gusta escribir Tavistock… la casa es nuestra: el sótano, el cuarto de juegos con el jardín en la terraza, la vista de la plaza al frente y los edificios desolados detrás; y Southampton Rd. y todo Londres –Londres, una joya entre las joyas… música, conversaciones, amigos, vistas de la ciudad, libros, publicaciones, algo central e inexplicable. Todo esto, ahora, está a mi alcance.” [2]  Y es así como Woolf visualizaba la prosperidad creativa, el gozo y la convivencia que esta propiedad le daría por quince años ininterrumpidos.  

Fue en este domicilio en donde Woolf escribió la mayor parte de sus obras: Mrs. Dalloway (1925), Al Faro (1927), Orlando (1928), Las Olas (1931), Los Años (1937) y Tres Guineas (1938), así como su breve ensayo “Una habitación propia” (1929) en donde plasma su famosa declaración: “Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción”. En sus diarios escribía sobre sus caminatas alrededor de la plaza mientras pensaba sobre la novela en la que estaba trabajando. La idea de haber regresado a Londres tras vivir en el suburbio de Richmond la llenaba, como lo escribía en sus diarios, de esa chispa creativa, a partir de la cual Mrs. Dalloway comienza a tomar forma en su cabeza como “aquella mujer que camina por Londres”.   

Desde su estudio en los pisos de arriba de la casa y en donde su hermana Vanessa decoró las paredes del mismo, Woolf logra trazar los primeros pasos del trayecto de la protagonista, Clarissa Dalloway. Al calce de uno de los primeros borradores de la novela, Woolf declara sobre el papel: “Escribiré todo lo que quiera escribir”. Y así, entre caminatas y días cubierta de las paredes de su colorido estudio, Woolf comienza a cartografiar el camino que seguirá Mrs. Dalloway en pasos y a través de su monólogo interno. Dentro de este proceso creativo, Woolf comienza a darle una voz interna al ritmo de la novela. Explora el comportamiento del ser humano y su complejo mundo interior. Mrs. Dalloway camina siguiendo sus pensamientos, sus experiencias, así como con los recuerdos de varias personas que han pasado por su vida. Todo esto sucede en Londres en un solo día.  

Con esta novela en particular, Woolf utiliza un método de narración que se conoce en inglés como stream of consciousness. El objetivo del mismo es colocar en un segundo plano a los personajes que aparecen en la novela para dar el protagonismo a quien la lee: entrar en la mente de los personajes para experimentar sus pensamientos desde dentro. Es así como Woolf redondea en esta novela la introspección con la que camina Mrs. Dalloway por Londres desde su casa en el barrio de Westminster hasta Bond St. en donde comprará las flores para una fiesta, con sus lectores.   

La trama transcurre en un día en donde pasa de la descripción del parque soleado a los pensamientos en un fluir continuo que no admite pausas: “Me gusta pasear por Londres –enfatiza Clarissa mientras camina por la ciudad–. Es mejor que pasear por el campo.” Es evidente que Woolf se proyecta a través de la protagonista y su monólogo interno: el Londres de Virginia queda plasmado en el caminar de Mrs. Dalloway.

Con la publicación de la novela (1925) en manos de la editorial Hogarth Press donde la portada fue diseñada por Vanessa Bell, la economía de los Woolf se incrementa. Entre otras cosas, como le escribe Virginia a Vita en una carta, pudieron comprar dos inodoros para su casa de campo, Monk’s House. Clarissa y su caminar por Londres se convirtieron en un clásico, entre otras cosas, por su originalidad literaria. 

Inclusive a Vita Sackville-West, que nunca le gustó Londres y ponía cualquier excusa para evadir pasar por ahí, elogia a Virginia por haber escrito Mrs. Dalloway. En una de sus cartas a la autora enfatiza que a partir de esta maravillosa novela su paso por Londres se ha vuelto innecesario.    

Y es así como Clarissa, una mañana de junio, sale de su casa para comprar flores. El Big Ben daba las diez y Clarissa cruzaba Victoria Street para seguir hacia St. James’s Park en donde se vislumbra el Palacio de Buckingham. Cruza el parque y sigue hacia Picadilly con dirección al barrio londinense de Mayfair llegando a Bond St. en donde al fin compraría las flores para su fiesta.      

En su merodeo callejero por Londres, Clarissa nunca caminó por Bloomsbury; tampoco lo hizo dentro de Tavistock Square para continuar con su monólogo interno, ni dejó flores en la casa 52 de Tavistock Sq., lugar en donde nació desde la mente de una apasionada caminante londinense que siempre caminó por Bloomsbury.    Seguir reconfigurando cada casa y cada plaza en donde se respiró la cadencia de Bloomsbury es labor de la cartógrafa de Bloomsbury.

* Como dato informativo: Con respecto a la novela de Mrs. Dalloway, la revista Time incluyó la novela en su lista de 100 mejores novelas en lengua inglesa entre 1923 y 2005.2​ El Hotel Tavistock ocupa desde 1951 el lugar en donde se encontraba la casa de los Woolf.


[1] En 1968 se instaló en el centro de la plaza una estatua de Mahatma Gandhi.

[2] Virginia Woolf, Diario 2, 282-3

(Visited 1 times, 1 visits today)
BloomsburyculturaIngrid HernándezLa cartógrafa de BloomsburyLondresMrs. DallowayTavistock StVanessa BellVirginia Woolf
Compartir este artículo:
FacebookTwitterGoogle+
Sobre el autor

Ingrid Hernández

Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y la Universidad de Londres. Trabajo organizando las áreas de comunicación y la radio de la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey. Relato y cartografío mis viajes en libretas. Amante del grupo de Bloomsbury, de Virginia Woolf y de caminar Londres incesantemente. Novela en camino.

POST RELACIONADOS
El marine o de la frontera como herida
febrero 5, 2021
De públicos, consumidores y cómo sobrevivir en la esfera digital
febrero 5, 2021
La experiencia lectora
diciembre 19, 2020
Las cartas con Virginia
diciembre 19, 2020
De cómo el mundo se ha dado vuelta y yo sin darme cuenta
diciembre 19, 2020
Concha Michel, la inquietud y la diversidad
diciembre 19, 2020
4 Comentarios
  1. Responder
    enero 7, 2020 at 9:44 am
    Luciana

    La maravilla de saberse parte de Londres: de las plazas, de las calles y de Virginia Woolf junto con su obra. Felicidades.

  2. Responder
    enero 3, 2020 at 2:33 pm
    Manuel Roberto

    Disfruto enormemente de esta magnífica narrativa poética de Ingrid. Estudié en Londres hace muchos años. Lo que describe la autora en sus artículos me lleva a recordar estos maravillosos años. Más de la Cartógrafa. Más de Bloomsbury.

  3. Responder
    diciembre 21, 2019 at 8:16 am
    Leticia Flores

    Una deliciosa descripción de espacios y momentos.

  4. Responder
    diciembre 20, 2019 at 8:34 am
    Mariana

    Gracias querida Cartógrafa porque tu columna me permite el lujo de recorrer Bloomsbury y visitar a Virginia por las mañanas, temprano, mientras tomo café.

Leave Comentario

Cancelar respuesta

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

clear formSubmit

Buscador
Entre números
  • LEVADURA se va
    enero 11, 2021
  • ¡Se va a caer/ se va a caer/ arriba el feminismo que va a vencer/ que va a vencer!
    diciembre 30, 2020
  • Maradona, en el alma del pueblo su eterna despedida
    noviembre 25, 2020
  • El “Apruebo” chileno desde los algoritmos de las redes sociales
    octubre 26, 2020
Entrevistas
  • Entrevista a Guillermo Fadanelli
    mayo 19, 2020
  • Ópera prima de David Zonana
    mayo 19, 2020
  • Narrativargenta: Los modos de leer como posicionamientos. Que dure la desmesura
    marzo 19, 2020
ARCHIVOS LEVADURA
Comentarios recientes
  • Omar en Anton LaVey: El hambre de la mentira
  • 8 Poemas y una carta de Vita Sackville-West – Poiesis/ποίησις en Virginia y Vita
  • Erika Marissa Rodríguez Sánchez – Red Nacional de Investigación en los Estudios Socioculturales de las Emociones (RENISCE) en Migrar al Mesón Estrella: el gesto de la masculinidad hegemónica (primera parte)
  • Ana en LEVADURA se va
  • El sueño de Sor Juana y el insomnio de Octavio Paz en El sueño de Sor Juana y el insomnio de Octavio Paz

Subscríbete a nuestra lista de correo

Revista Cultural Independiente
redaccion@revistalevadura.mx
© 2017. Revista Levadura.
Todos los derechos reservados.
Quiénes somos
EDITORIAL
DIRECTORIO
COLABORACIONES
Síguenos

Find us on:

FacebookTwitterGoogle+YouTube

 Dream-Theme — truly premium WordPress themes
Footer

Levadura