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Algo sobre la obra de Sergio Ramírez

mayo 26, 2020Deja un comentarioArtículosBy Carlos Rutilo Aguilar
Foto: Especial

I

El primer contacto que tuve con la obra de Sergio Ramírez se dio en el año 2014 con el cuento “Charles Atlas también muere” (1976) que Fernando Burgos recopila en el gran libro de Antología del cuento hispanoamericano (2013), publicado en la colección “SEPAN CUANTOS…”, Núm. 606, de la económica y todavía accesible Editorial Porrúa. “Charles Atlas también muere” era una narración diferente a los cuentos de Rómulo Gallegos y Horacio Quiroga, de María Luisa Bombal y Jorge Luis Borges, de Alejo Carpentier y Elena Garro; pero no lo era tanto de los de Augusto Monterroso, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, donde los escritores más jóvenes como José Emilio Pacheco, Rosario Ferré, Antonio Skármeta, Luisa Valenzuela, Alfredo Bryce Echenique, y que el mismo Sergio Ramírez, entre otros,  buscaron, a su manera, dar una continuación a la tradición del cuento hispanoamericano por medio de la inagotable capacidad de renovación debido a la fuerza de cada una de las voces narrativas de su tiempo.

Pienso que este cuento marca una pauta de diferencia entre el autor de inicios de la primera mitad de la década de los años sesenta y el escritor que vendrá después a partir de la segunda mitad de la década de los años setenta con novelas de la talla de ¿Te dio miedo la sangre? (1977), Castigo divino (1988) y Margarita, está linda la mar (1998), y en libros de cuentos como Catalina y Catalina (2001)donde los acontecimientos históricos y violentos de Nicaragua, la desmitificación del héroe y de las figuras nacionales, la dinastía del poder de una familia dictadora, la presencia del cine y de las radionovelas, la crónica y la maestría de la utilización de la ironía dentro de la cotidianidad vuelven a ser el puente para dar con el centro de atención que cada una de las obras busca contar al lector; pero la obra de Sergio Ramírez también la respalda y sostiene una tradición literaria que parte desde las comedias de Aristófanes, pasando por el Don Quijote de Cervantes, por el cuento y la novela policial y la novela negra practicada por Edgar Allan Poe, William Faulkner y Raymond Chandler, así como tampoco podemos olvidar la obra hispanoamericana más influyente de la primera mitad del siglo XX como la de Rubén Darío, Miguel Ángel Asturias, y por supuesto saludando y recibiendo con una enorme recepción literaria y gratitud a la obra producida durante “El boom latinoamericano”, por escritores como Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar y Gabriel García Márquez.

Sergio Ramírez viene de la “Dulce cintura de América”, como llamó Neruda a Centroamérica en su Canto general, y de un pequeño vientre de poetas, como lo es Nicaragua, la tierra del sueño, donde han brotado grandes escritores como Rubén Darío, Ernesto Cardenal, Claribel Alegría y Gioconda Belli, entre otros, y donde también se ha encargado de difundir la literatura centroamericana por medio de festivales literarios como Centroamérica Cuenta y con publicaciones de antologías de cuento y poesía en los libros de “Puertas abiertas/Antología de la poesía centroamericana” y “Puertos abiertos/Antología del cuento centroamericano”, donde la obra de los más jóvenes escritores centroamericanos abren un dialogo con sus antecesores.

¿Es posible alejar a la figura política del escritor creativo? Para otras generaciones fue el escritor mexicano Carlos Fuentes quién enseñó a escribir con la persiana abierta, donde el escritor tiene derecho a hablar, a involucrarse y a cuestionar y criticar los problemas que embotellan a un continente, como el nuestro, pero sin descuidar tampoco a la creación literaria que también exige su tiempo para repensar al mundo. Pienso que para nuestra generación son las voces de Elena Poniatowska, Fernando del Paso y Sergio Ramírez, las que nos obligan a cuestionar también la realidad política, social y cultural sobre la que estamos atravesando, pero sin dejar de lado el pensamiento crítico y el arte de contar “mentiras” con la palabra escrita, donde el dialogo siempre estará abierto como prueba de una fortaleza más por parte de las humanidades.

II

Cuando estaba cursando el cuarto semestre en la Facultad de Filosofía y Letras, en octubre del 2016,  me enteré de la presentación del libro A la mesa con Rubén Darío, del narrador nicaragüense, Sergio Ramírez. Ya lo conocía por algunos cuentos sueltos que llegué a encontrar en distintas antologías del cuento hispanoamericano y por su novela Margarita está linda la mar (1998) que había encontrado en la librería “Lemar”, que todavía está enfrente de la Papelería Patria, entre Guerrero y Washington, y una que otra conferencia que escuchaba y veía en diferentes canales de YouTube como los que ofrecía la Cátedra Alfonso Reyes.

Había hechos muchos planes para cazarlo después del evento y en esa ocasión solamente contaba en la mochila con la novela ya antes mencionada; pero para mi sorpresa el lugar estaba casi vacío y sin saberlo estaba sentando a lado de la esposa del escritor. Cuando el maestro bajó del escenario y se sentó a mi lado para escuchar el concierto de un músico nicaragüense no pude evitar la emoción de pedirle el autógrafo en ese instante. Ese mismo año volví a verlo en la FIL de Guadalajara y un año después volvería a encontrarlo pero ahora él  recién galardonado con el Premio Cervantes y yo con sus Cuentos completos en mis brazos.

En 2018 después de presentar la Revista Deslinde, la M. C. Ludivina Cantú Ortiz, Directora de la Facultad de Filosofía y Letras, me había invitado, a lado de mi compañera Julia Ibarra,  a presentar a Sergio Ramírez en el conversatorio con los estudiantes universitarios como parte del 85 aniversario de la UANL. Ya estaba emocionado con los cuentos Catalina y Catalina y con las novelas ¿Te dio miedo la sangre? y Castigo Divino, y no podía desaprovechar la oportunidad para hacerle algunas preguntas acerca de esos libros. En tan solo dos años de diferencia volvería estar sentado al lado de un gran maestro de la novela y del cuento contemporáneo que siempre tuvo esa magia para cautivarme con personajes como el Pibe Cabriola. Meses atrás, en su discurso de recepción del Premio Cervantes, también había vuelto a sacudir mi mundo con las siguientes palabras:

Permítanme dedicar este premio a la memoria de los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y democracia, y a los miles de jóvenes que siguen luchando, sin más armas que sus ideales, porque Nicaragua vuelva a ser República.


Bibliografía

Burgos, F. (2013). Antología del cuento hispanoamericano (Primera reimpresión de la Sexta edición ed.). Ciudad de México: Editorial Porrúa.

Ramírez, S. (2013). Charles Atlas también muere. En F. Burgos, Antología del cuento hispanoamericano (pág. 767). Ciudad de México: Editorial Porrúa.

Ramírez, S. (23 de Abril de 2018). Discurso Íntegro de Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017. El país.

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Carlos RutiloCastigo DivinoCatalina y CatalinaLiteratura LatinoamericanaNicaraguaSergio Ramirez
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Sobre el autor

Carlos Rutilo Aguilar

(1996) De origen indígena por parte de sus padres, estudia Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, y es becario de la primera generación del Centro de Creación Literaria UANL 2019. Le encanta la literatura hispanoamericana, pero más la mexicana.

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