
Del 26 de septiembre al 5 de octubre 2020, se realizó el 5to. Congreso Nacional de Teatro (CNT). A través de una plataforma digital los distintos participantes que integran las diferentes comunidades de los estados de la República Mexicana dialogaron, reflexionaron y articularon acciones concretas para ofrecer soluciones a las problemáticas que vivimos antes y durante la pandemia. Como cada año, esta reunión busca romper un ciclo caracterizado por la repetición de situaciones que obstaculizan el crecimiento del teatro en nuestro país y que dejan expuestos a aquellos que se dedican a esta actividad; sin leyes que puedan protegerlos o apoyos que les permitan crecer como profesionales. Urge trazar nuevas directrices, intervenir la realidad para construir un porvenir que nos posibilite trabajar de una manera pacífica y armoniosa; para conseguirlo la articulación de este evento es fundamental, pues de su funcionamiento depende el éxito de este propósito.
Es por esta razón que dentro de las distintas mesas que se realizaron en el encuentro se llevó a cabo la mesa 7, titulada: “Continuidad del Congreso Nacional de Teatro”, integrada por Enrique Gorostieta, Ulises Soto, Eloy Hernández, Mariano Olivera y María Teresa Paulín, quienes analizamos y convenimos en los siguientes puntos, que compartimos con la intención de informar y difundir el significado de este evento:
La falta de información sobre el sector cultural y sus responsabilidades, por parte tanto de los funcionarios de cultura como de los creadores, ha frenado el crecimiento y la evolución de las normas y políticas públicas relacionadas con el teatro. El CNT es necesario para los creadores y trabajadores que se dedican a esta actividad, pues la urgente necesidad de condiciones dignas y apropiadas para su desarrollo hace imprescindible un espacio que favorezca al progreso del teatro en México. Por lo tanto el Congreso Nacional de Teatro nace con la intención, la cual se consolida más tarde, de ser este espacio para el diálogo, la reflexión, la creación de estrategias, herramientas y acciones concretas, inclusivas y descentralizadas, que partan de la sociedad civil y que tengan como objetivo la articulación y la formulación de políticas públicas en favor del desarrollo y la práctica teatral.
Debido a esto, resulta imprescindible que este evento sea apoyado por las instituciones culturales del país, sin pertenecer a ninguna de ellas, ya que su naturaleza autónoma y colectiva le permite generar un ambiente de equidad y horizontalidad entre los participantes que lo integran: las comunidades teatrales, los congresistas, el comité organizador, las instituciones organizadoras y la Coordinación Nacional de Teatro.
A pesar del éxito de la plataforma virtual empleada en la 5ta. edición del Congreso Nacional de Teatro, la experiencia volvió más patente la necesidad de la presencia física de los participantes durante el evento, pues reveló la importancia de un espacio dedicado a la reflexión, que favorezca a la concentración y al enfoque de la atención y el esfuerzo de los congresistas. Es fundamental tener en cuenta que una emisión en línea es propicia a las distracciones a causa de situaciones personales que retrasan la obtención resultados en perjuicio del ritmo de trabajo de los participantes. Además, la coyuntura sinérgica que se provoca gracias a la presencia de la comunidad nacional en la localidad teatral,resulta capital para profundizar y generar prácticas concretas.
Aún se desconoce la sede del 6to. Congreso Nacional de Teatro, ya que para su realización es necesaria la participación de un Estado inclinado en aportar presupuesto para el desarrollo del mismo. Por lo pronto los creadores y realizadores de las diferentes regiones nos preguntamos: ¿existirán empresas privadas o instituciones públicas en nuestro estado interesadas en el crecimiento de la cultura teatral? ¿Habrán funcionarios ocupados en el desarrollo de las políticas culturales y el bienestar de aquellos que se dedican a la realización del teatro? Hasta ahora la respuesta ha sido negativa, pero se vale mantener la esperanza de tropezar con una sorpresa para dejar de bailar bajo la lluvia.