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De payasos y locuras cotidianas

noviembre 19, 20201 ComentarioNorteatro, Teatro y Artes VivasBy Amalia Rodríguez Isais

El Festival de Teatro sin Frontera, organizado por la compañía juarense Telón de Arena desde hace cinco años, culminó con la propuesta Manicomio de payasos del grupo Racún, originario de Chile. En un principio se presentaría tanto de manera virtual como presencial; no obstante, debido al cambio en las medidas de contención por el COVID, todas las funciones, del 15 al 18 de octubre, se transmitieron vía streaming. El sábado de ese fin de semana tuve la fortuna de asistir al foro desde donde se grabó para realizar un desmontaje al término de la representación; así que mi comentario lo realizaré a partir de esta posición, pues si bien el debate respecto a las puestas en pantalla ya ha quedado atrás de cientos de proyectos virtuales, sin duda la manera de espectar influye en la percepción de la energía emitida por propuestas como la dirigida por Nicolás Reyes.

Manicomio de payasos une distintas técnicas teatrales, de malabar urbano y circenses para mostrarnos las historias de “locura” de diez payasos de Chile, México, Uruguay y Alemania que se encuentran recluidos en un hospital con la finalidad de curarse de sus enfermedades mentales. El director Yunke, quien se ha apoderado del cuerpo de Nicolás, aclara al inicio de la obra que los pacientes que acuden a su organización son personas que se volvieron payasos y no pudieron volver a su estado “normal”. Nosotras, como espectadoras, estamos ahí debido a las secuelas del COVID, pues desde que comenzó la pandemia se quedaron sin trabajo convirtiéndose en fracanútiles (fracasados e inútiles), así que convocaron a un Teletón para pedir caridad ofreciendo un espectáculo que cumpliera con el propósito esencial del payaso: hacer reír. En este sentido, destaco la labor de Racún por llevar a escena y pantalla un momento lleno de risas y diversión, pero también una reflexión en cuanto a lo que entendemos por “normalidad”, sobre todo en estos tiempos de adversidad, y poner sobre la mesa el tema de las problemáticas mentales, una situación tan cotidiana pero que continúa llena de tabúes y recelos.

Cada personaje, 6 regionales y 4 internacionales, tenían una terapia de regresión en donde contaban su historia a través diversos malabares o ejercicios acrobáticos. Así, Barricada, Julia, Remolino, Affelkuchen, Lolo, Leolina, Antón, Clata, Parlantino y Yunke demostraron sus habilidades al mismo tiempo que ponían sobre la mesa trastornos emocionales que cualquiera puede padecer y que, indudablemente, han incrementado los últimos meses por el encierro obligado en el que nos encontramos: una madre cansada y abrumada por sus responsabilidades; un pirómano muy tierno al que el sueño no deja en paz; una chica ávida de diversión cuya ira la invade en los momentos menos oportunos; un tipo que vive en el recuerdo de la guerra, una que si bien no ha entrado en los libros de historia nos golpea a todas día con día; alguien que, dentro de una monotonía incipiente, ha olvidado quién es, hasta que al final decide dejar su carrera para convertirse en malabarista callejera; un payaso que cree que todos los son. Resalto este último cuadro, en donde Lolo (Juan Barragán, “Chomber”) representa justo este planteamiento de la universalidad y cotidianidad de las locuras: “Todos nos hemos sentidos tentados a imitar a otro o a comunicarnos sin palabras. Todos nacemos payasos. Los niños son payasos naturales, o más bien los payasos son niños artificiales. Todos son payasos, algunos más concientes que otros.” Luego, sigue un recuento histórico del payaso para demostrar la importancia de estos seres dentro de la vida social de la humanidad, pues al reír nos conectamos con nosotras mismas, con nuestros errores, deficiencias, problemas, pero también con nuestras emociones, sueños e inocencia.

En esta misma línea, otra escena que destaca, tanto por el mensaje como por la habilidad que muestra Nicolás, es la de las telas colgantes. “De repente su mundo se da vueltas. Imagínense. Tratan de volver a una normalidad, pero todo se vuelve complejo, una batalla. Tratas de volver a ese estado de normalidad que tenían antes. Todo cuesta, todo es difícil y ya no se sienten cómodos, así que buscan otra normalidad. A ver si así tenemos un poco más de estabilidad. Pero claro, volvemos a buscar la normalidad. ¡Ay, por ahí no era! Según la OMS uno de cada cuatro personas tiene o tendrá un trastorno mental en su vida. Pueden venir por muchas casusas, por depresiones, traumatismos en la cabeza, experiencias traumáticas, mucho estrés.” Así, mientras busca su camino y equilibrio entre las telas cercanas al techo del recinto, el director del manicomio cuestiona un término que en nuestro contexto plantea cada vez más cientos de interrogantes. La pandemia sucumbió mucho de lo que entendíamos y dábamos por hecho como sociedad, trastocó nuestra comodidad; aunque quizá para bien, pues solo de esta manera nos hemos detenido a reflexionar y descubrir nuevas salidas y formas de estar en esta vida, pues finalmente: “Qué difícil tratar de ser normal en un mundo que está loco… ¿Qué es la normalidad de todas formas?”

Ahora bien, el juego con las historias de los payasos comenzó semanas antes de la presentación revolviendo lo virtual y ficcional con la realidad, pues como la misma obra lo plantea y como nos contaron en el desmontaje final, realmente estos personajes se quedaron sin trabajo durante el confinamiento (la mayoría labora de malabaristas urbanos en Ciudad Juárez) y frente a esta situación decidieron unirse y armar el proyecto Manicomio de payasos. De esta forma, las historias narradas parten de experiencias y conocimientos que cada integrante del elenco aportó. El desarrollo de este proceso lo podemos vislumbrar en las cápsulas “Trabajos no convencionales”, publicadas en las redes sociales de la compañía, en donde aparecen los huéspedes de Yunke en funciones bastantes divertidas. De igual forma, en la página oficial del manicomio, se desglosan las fichas clínicas, con todos los datos personales y emocionales necesarios para entender los trastornos y la clase de payaso que cada paciente intenta ser. También se organizó un evento online llamado Teletón de los Fracanútiles con el objetivo real de recaudar fondos durante las funciones, pues para verlas se optó por el donativo voluntario.

En la obra se observa un verdadero trabajo en equipo, pues la dirección atinó en acomodar y acompañar los cuadros dependiendo de la experiencia actoral y artística de cada integrante, la cual sí presenta un desnivel. Por ejemplo, Cleta (Elizabeth López) realiza su monólogo con una previa grabación de su voz y al final, cuando habla en escena y realiza su acto de hula hula, una banda con música en vivo la respalda sin quitarle el protagonismo. En cambio, la capacidad física e histriónica de Parlantino (Néstos Fuenzalida) le permite mostrarnos un espectáculo desde las alturas del foro en solitario e incluso sin un diálogo oral. Los pacientes internacionales, por su parte, aparecen en cápsulas grabadas; sin embargo, su presencia virtual nos muestra la capacidad que continúa teniendo el teatro para reunir distintas esencias humanas en un solo lugar. Por todo lo anterior, considero esta obra como un proyecto sincero; del cual, más allá de lo técnico o dramático, aplaudo y agradezco la fuerza, el cariño y la generosidad con que se presentó a pesar de las dificultades y retos que el distanciamiento social supone, ya que muestra, una vez más, cómo el arte representa la mejor estrategia contra la locura íntima, la adversidad y las crisis sociales a las que nos enfrentaos.

Por último, cabe señalar y anunciar que el V Festival Internacional Teatro sin Fronteras aún no termina, pues la segunda parte, con invitados de Argentina y España, arrancara en la primavera del 2021.

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NorteatroTeatro y artes vivas
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Sobre el autor

Amalia Rodríguez Isais

Crítica teatral y promotora cultural. Obtuvo su maestría en Estudios Culturales, en la UACJ, con una tesis sobre la obra dramática de Víctor Hugo Rascón Banda. Su libro Cartografía literaria de Ciudad Juárez ganó el Premio de Crítica Literaria y Ensayo Político Guillermo Rousset Banda (2019). Codirectora de los proyectos de investigación Juaritos Literario y Norteatro. amaliargz143@gmail.com

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