
Sos mi contradicción de intelectual rebuscada que ama el fútbol y sabe sus miserias. Como las tuyas Pelusa, pibe, atorrante, vago, guacho, drogadicto y ese en la cancha, ese que caracolea entre los jugadores con la pelota pegada a sus pies hasta tres hasta siete hasta diez los pases de un pie al otro y el GOOOOOL rotundo.
Diego Armando Maradona creó entre nosotros los argentinos una vaga creencia de dioses y milagros hasta el mito, hasta que pegó en los medios para hacer su propio programa en tv, por cierto, estupendo. Era su regreso, su acomodamiento, la manera de volverse digno de tantos amores que le fueron prodigados. Kusturica, el director gitano, tan gitano como él vino a hacerle una película y Diego lo llevó y trajo por caminos argentinos de pueblo y tango, de zamba y mate. Parecía su reivindicación, pero entre mate y mate no pudo zafar, volvió una y otra vez a su destino nefasto, técnico un día, desintoxicándose el otro.
Del potrero huérfano, a Buenos Aires, la gran metrópoli, y Boca, de Boca al Nápoles y así. Luego el regreso, contaminado, el sur de allá le había hecho mucho peor mal que el nuestro. Y sí, demasiada vida en tan poquito tiempo, demasiadas tentaciones.
Acaso Argentina tiene una inclinación al desnudo, a los héroes y heroínas de los barrios, los Maradona delincuentes, y las Evita milongas de arrabal. Acaso todo reside en ello, por eso Leonardo Favio, hijo de la calle y del hospicio, y Roberto Arlt con sus siete locos inventores de milagros como esta gente que cito aquí.
Si me muero, quiero volver a nacer y quiero ser futbolista. Y quiero volver a ser Diego Armando Maradona. Soy un jugador que le ha dado alegría a la gente y con eso me basta y me sobra.
Me gusta pensar que yo pudiera decir de mí algo parecido. Y si lo reflexionamos hasta el fondo ¿no sería maravilloso que cada uno de nosotros dijera lo mismo al término de sus días? Si me muero, quiero volver a nacer y quiero ser…yo.
Se ató los botines, miró a sus compañeros, primero al cinco, le miró el pelo, los rasgos, el porte, pasó al ocho, luego al tres. Todos sonreían, seguros del triunfo. Miró la pared, pegado con cinta, estaba una estampa de cristo crucificado. dollar to peso Se fijó en la cinta, era de papel, no quería centrarse en el cristo. Al final lo miró. Respiró hondo, a medida que sacaba el aire pedía. Te pido que me ayudés Quiero ser normal. Te prometo, hacer un hospital donde me lo pidas quiero ser normal. Jugar como todos ellos. Empezó a caminar hacia el túnel, miraba todo, sus compañeros, ayudantes, técnicos. Todo iba bien, ya casi lo tenía se que, podía controlarlo. Los pasos retumbaban y el grito de la gente aumentaba.algo lo frenaba, se obligo a mantener la calma. Miró las puntas de sus botines, ya no podía volver atrás, apareció la escalera, llegó al centro de la cancha, no quería levantar la cabeza.
Bravo Coral. Y sí, si volviese a nacer, sin duda, quiero ser yo. Un abrazo