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Primero sueño en cinco tiempos

diciembre 19, 2020Deja un comentarioPoesía, Portada CulturaBy Iza Rangel

I

Primero sueño es una silva compuesta por novecientos setenta y cinco versos, sin divisiones fijas. Dice Octavio Paz (1983): es un verdadero discurso. Primero sueño es un papelillo que he escrito por mi gusto, dice sor Juana. Primero sueño es la silva que reivindica a la mujer como figura intelectual, es la poesía del concepto, una poesía no sólo sensible, abstracta, Primero sueño es el poema del siglo xviii en América.

Todos sabemos de sor Juana: sabemos que fue una poeta importante; que fue monja; que aparece en el billete de doscientos pesos; que es casi casi un símbolo patrio; que escribió versos; que algunos de esos versos nos los sabemos de memoria, que hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, que constante adoro a quien mi amor maltrata, que este que ves engaño colorido; que tiene una serie en Netflix; que dicha serie muestra a sor Juana muy interesada en la virreina; que sor Juana aprendió latín en tres lecciones y a los tres años ya sabía leer; que se cortaba el cabello seis dedos cuando se proponía aprender algo, y tenía que ganarle en tiempo su intelecto al crecimiento natural del cabello; que existen premios con su nombre; que han hecho libros a partir de su vida; que es más fácil desde el siglo XIX hablar de su vida, de la que no hay datos concretos más allá de los que ella misma dio en sus cartas, que de su obra.

II

Sor Juana y Góngora no están catalogados como una vanguardia; sin embargo, en el prólogo del libro Las vanguardias latinoamericanas. Textos pragmáticos y críticos,cuando el autor nos explica los movimientos vanguardistas en América Latina identifica claramente puntos que identifican a las vanguardias del siglo XX: la creación de un lenguaje particular, una nueva sensibilidad, una ruptura sobre lo que entendemos como lo literario, entre otros rasgos. En Europa, en cambio, las vanguardias eran lo nuevo, se distinguían por esa búsqueda de lo novedoso, lo original. (Schwartz, 2006). Podemos ver que hay puntos en común entre las vanguardias europeas y las latinoamericanas, sin embargo, el enfoque es distinto. Los latinoamericanos están en una búsqueda de identidad, tomando posturas ante el lenguaje.

A qué voy con esto: pensemos en Góngora, que retoma la sintaxis del latín, el hipérbaton su figura predilecta, las alusiones a los clásicos, sensualista, reconstruyendo paisajes, erotizando la naturaleza, grandes espacios, luz, campos, escribiendo desde un exilio económico impuesto por las circunstancias sociales y económicas de su país… un hidalgo venido a menos, que retoma el campo frente al descubrimiento del nuevo mundo. Góngora desde su región habla del universal. Góngora crea nuevos tiempos de lectura, nuevos ritmos en el momento de su realización, nuevos significados. Góngora nos hace pensar que es un Góngora justo lo que necesitamos ahora en la modernidad.

Por otra parte, Sor Juana, el Nuevo Mundo, ella trabaja desde los conceptos abstractos, figuras geométricas, retoma de Góngora la forma, las alusiones a los clásicos, el hipérbaton, pero ella no sensualiza, ella estructura, toma medidas, calcula, se desprende del cuerpo y avanza por las pirámides de los conceptos. Sor Juana, es apocalíptica, desprende al hombre, neoplatónica, crea el mundo de las ideas, trabaja con el método de Descartes, las categorías aristotélicas, desmiembra el cuerpo, lo duerme, posee a la naturaleza, muestra al hombre el infinito del universo y cómo está solo ante él, existencialista, toma por único camino el conocimiento, y todo eso mientras duerme.

Ambos inauguran un lenguaje, una nueva sensibilidad y por supuesto nuevas formas de entender el fenómeno literario.

III

¿El existencialismo es barroco o el barroco es existencialista?

El barroco, ante el descubrimiento del nuevo mundo, es a mi parecer, un volver a las formas de la naturaleza, un caos, un deseo de querer llenar el vacío inmenso que se abre entre América y Europa; El Lazarillo de Tormes ya nos muestra, además de introducir al pícaro en la literatura, cómo el personaje posee actitudes que después podríamos emparentar con el personaje de Camus en El extranjero, un total desinterés ante los hechos “importantes” de la vida, una total desaprensión al actuar cotidiano, que ninguna importancia real posee. Pues somos seres para la muerte.

Sor Juana y Góngora inauguran un lenguaje, una nueva sensibilidad y nuevas formas de entender el fenómeno literario.

Luego, Sor Juana nos eleva más allá de la esfera terrestre para señalarnos desde la cúspide de una pirámide iluminada lo sola que se encuentra un alma ante la magnitud del universo. Sin Dios, sin cielo o inferno. Solo la inmensidad de la nada o el todo, que no podemos comprender.

En este sentido dice Octavio Paz:

El espacio que nos revela sor Juana no es un objeto de contemplación sino de conocimiento; no es una superficie que recorren los cuerpos sino una abstracción que pensamos; no es el más allá celeste o infernal sino una realidad rebelde al concepto. El alma está sola, no frente a Dios sino ante un espacio sin nombre y sin límite. El alma ha quedado sola: se han desvanecido, disueltos por los poderes analíticos, los intermediarios sobrenaturales y los mensajeros celestes que nos comunicaban con los mundos de allá. El poema es el relato de una visión espiritual que termina en una no-visión.

El tema del viaje del alma es un tema religioso y es inseparable de una revelación. El poema de sor Juana no sólo no hay demiurgo: tampoco hay revelación. Con Primero sueño principia una actitud- la confrontación del alma solitaria ante el universo- que más tarde, desde el Romanticismo, será el eje espiritual de la poesía de occidente. Es un tema religioso como el del viaje del alma, pero lo es de una manera negativa: es el reverso de la revelación. Más exactamente: es la revelación de que estamos solos y de que el mundo sobre natural se ha desvanecido. (Paz, 1983)

El Barroco es un adornar el lenguaje, cifrarlo, para crear con esto nuevos tiempos, descansos ante la fugacidad de los descubrimientos de la época, es una resistencia que crea identidad, y revivifica la lengua, y al dar vida a la lengua cambia por completo la estructura de pensamiento; los autores del Barroco están rescatando su identidad, abriéndose a la universalidad, desde ellos mismos; hablan del hombre desde el hombre, no como un punto donde coinciden todas las virtudes, sino que paran el carnaval del Renacimiento, dejan un poco esas dualidades y críticas para contemplar la realidad, metaficcionando, e incluso desde el metalenguaje, tratan de comprender la realidad de su tiempo (a mi parecer es justo lo que autores contemporáneos están realizando a partir de la metaficción).

IV

Primero sueño es una silva, que nos muestra el ascender de la noche. Dividirla en tres partes como hacen diversos autores facilita la comprensión de la misma, las cuales serían el caer de la noche, el vuelo del alma, y el despertar. El poema comienza con el sueño universal, ascendiendo la sombra de la tierra, intentando alcanzar los astros celestes; para después hablar de los animales nocturnos, sirviéndose de los mitos griegos, haciendo alusiones para hablar de la lechuza, los murciélagos, el búho, el león, el águila, el ciervo, los peces doblemente dormidos. Los tiempos del poema te hacen escuchar los sonidos nocturnos, muestra las imágenes desde una penumbra, haciendo la noche, habla del cuerpo, lo pone a dormir al tiempo que separa al alma, para después elevarla por torres  y pirámides, crea el mundo de las ideas, te lleva aquel lugar  para mostrar los conceptos universales, ante los que el alma se queda muda, ciega, entonces recurre al método científico, intentando entender la bastedad del universo, recurre a las categorías aristotélicas, pone la vista en cada ser comenzando por los minerales para después llegar al hombre, ve la torre de Babel, comprende la diferencia de los hombres por la diferencia del lenguaje, el alma que se une a la misma alma, haciendo cumbre con su propio vuelo, cuestiona la pequeñez de los conceptos, la incapacidad del lenguaje para asir conceptos (la mística de sor Juana reside en esa belleza y el deseo de unirse al total conocimiento de las causas, siendo ese enlace entre ella y su pensamiento; me recuerda a Santa Teresa en las moradas, ese buscar conocer como el mayor y único de los fines). Los conocimientos previos que construyen los siguientes, la intuición y la sabiduría, Dios, quizás como un paliativo a tanta duda, lo difícil que es para un alma conocer tan solo una cosa, la dificultad del conocimiento, y el recoger de las sombras, ese levantar los ejércitos de la noche para dar lugar al día, ese regresar al cuerpo, ese “el mundo iluminado, y yo despierta”.

V

Yo no sé si existe una escritura femenina.

Cristina Rivera Garza dice que a veces escribe como mujer

Yo digo que sor Juana muestra un mundo desde su interior, que desde ella vemos todo el universo, ella entra; Góngora por su parte crea paisajes, el mundo exterior que sostiene con sus manos, el campo, los animales; en cambio, Sor Juana, habla de un mundo intangible, secreto, conceptual que se crea en su interior, un mundo que ella misma diseña, no un mundo sensible, un mundo arquitectónico, de líneas rectas, verticales, donde muestra sus preocupaciones, donde da señas de lo laborioso que ha sido dedicar su vida al conocimiento, pero cómo es ahí donde ella encuentra el placer. Sor Juana reivindica la mujer como una figura intelectual.

Pienso en Rosario Castellanos comprometida en ese reivindicar a la mujer como ser pensante. Rosario consciente de su lucha, logra puntuar las “i”, y trabaja desde otro tiempo con otros medios en pro de la liberación femenina; en la propia Cristina Rivera Garza, en Enriqueta Ochoa, Amparo Dávila, en fin, muchas mujeres que tienen la misma inquietud, o que sin tenerla emerge de ellas como algo natural, una especie de feminismo biológico, que realmente sería muy carente sin la figura de sor Juana, sin el Primero sueño donde sor Juana muestra -aunque no solo esto es lo que muestra- la falta de sexo de las almas, y cómo esto poco importa cuando en una noche geométrica, el alma se pierde en la bastedad del universo.  

Referencias

Inés de la Cruz, sor Juana. (1951). El sueño. (Ed. Alfonso Méndez Plancarte). Textos Literarios. México: Imprenta Universitaria.

Paz, O. (1983). Sor Juana Inés de la Cruz, o, Las trampas de la Fe. México: FCE.

Schwartz, J. (2006). Las vanguardias Latinoamericanas. Textos pragmáticos y críticos. México: FCE.

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Sobre el autor

Iza Rangel

En ocasiones discursivamente solipsista, equilibrista improvisada. Es un palimpsesto. Estudiante de la licenciatura en Letras Hispánicas y del Diplomado en Arte Dramático de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. En 2019 obtuvo el premio Dolores Castro, en la categoría de poesía.

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