La fiesta del sábado
(Cuento, México). Lo vio al despertar a medio camino en el tercer autobús de la vuelta. Nunca dormía sentado, pero los dos anteriores le habían quebrado el esqueleto y en el último tramo se dejó ir. El hombre lo miraba con simpatía, como si estuviera considerando adoptar un perrito o palmear a un niño. —Sabroso…