
“Sita” por Odilon Redon (1893) / ART INSTITUTE OF CHICAGO
Lourdes se levanta todos los días a las 4 de la madrugada. Media hora de jogging. Hora y media para –en ese orden– bañarse, secar su cabello, planchar su ropa, desayunar. A las seis de la mañana, minutos más, minutos menos, pulsa el botón de la cochera eléctrica y una luz previa al alba –aún está oscuro en Nuevo México– deja ver siluetas caliginosas de la flora del Chihuahuan desert. Si bien le va, hará una hora y quince minutos pues el tráfico matutino de la autopista que lleva al viejo México se abarrota de viajeros que como ella buscan cruzar la frontera. En ese lapso, tu mente alternará los pedales de freno, la radio que escupe reflexiones de líderes de opinión y noticias matutinas, y la colocación de makeup. Cruzar el río como el switch que propicia su llegada al trabajo; una empresa de consultores ubicadas al centro-sur de Ciudad Juárez. Por la noche repetirá –con algunas variantes nimias– esa rutina.
Epigmenio se despierta a las nueve de la mañana. Se mete a bañar y al salir de la ducha, ya en la cama lo espera un conjunto planchado: camisa blanca, pantalón de mezclilla, botas arena bien boleadas. Trusa y camiseta blanca con un fortísimo aroma a suavizante. Apenas colocarse su collar de plata con una cruz y su reloj K-Swiss, colonia potente y aceite en su cabello, bajará las escaleras de un domicilio clasemediero al norte de Guadalupe. Ya en la mesa su machacado con huevo, tortillas de harina, un café cargado y salsa roja. Su hija de diecinueve años le da un beso en la mejilla. –Adiós, papá. Epigmenio almuerza, le da un beso “de piquito” a su mujer. Se va a trabajar quién sabe a dónde. Al terminar la jornada, se quitará la argolla de matrimonio – veintidós años juntos– y llegará a un domicilio INFONAVIT, casi pegado al municipio de García, con dos órdenes de tacos, pañales y un sobre con dinero. Verá a su otra mujer y a su hijo de cuatro meses. Por la madrugada repetirá –quién sabe con qué tiempo– similar dinámica. Se alternará entre dos casas de dos puntos distantes.
Cruzar la(s) frontera(s); tener doble vida; usar un perfil de Facebook falso; mantener a dos familias; mantener dos relaciones; pensar en dos personas al mismo tiempo –cada una a distinta manera– militar para dos ideologías, fe o equipo futbolero. Ser la mezcla de la mezcla de varias culturas. El ejercicio de la intertextualidad; la crisis existencial de un adolescente emigrado a otro país-lengua y cultura; las acciones de ciertos políticos que se encuentran inmersos en mecanismos de poder e hilos desde arriba; el trasfondo que lleva al poeta a escribir un poema; el contexto de una persona marginada por la sociedad, ninguneada por los transeúntes que pasan; todo esto ¿es una bilocación?
Esta columna, a través de pequeños ejercicios literarios (que en ocasiones rozarán lo periodístico) buscará establecer opiniones, mostrar ejemplos y desarrollar la reflexión de procesos tanto sociales como artísticos en donde se explora esa condición de bilocación, de estar presentes en dos partes a la vez.