
David Markson / THEGUARDIAN.COM
En realidad sabes dibujar tan bien… ¿Por qué te la pasas haciendo todas esas cosas raras?
Picasso: Por eso.
En realidad, el Escritor ha escrito algunas novelas relativamente tradicionales. ¿Por qué se pone a hacer este tipo de cosas?
Por eso.
David Markson
Conocí a este escritor neoyorkino por recomendación de una amiga y entusiasta lectora. Me mandó el archivo en un correo electrónico y me enganché de inmediato, sin embargo, como aún no termino de acostumbrarme al formato digital (quizá nunca pueda hacerlo) terminé comprando el libro para sentirme a gusto e intimar con la propuesta.
Y sí, la propuesta es provocadora desde el título que advierte: Esto no es una novela.
Ya en la contraportada se nos indica que (efectivamente) la obra se proyecta en muchas direcciones y que las pistas son diversas, disímiles, incluso entreveradas en una madeja tragicómica.
Desde sus inicios, la voz narrativa (el Escritor) deja entrever su desfachatez de decirnos que está aburrido y que no pretende argumentar nada, ni crear personajes, ni visualizar una trama, y no obstante, inducir al lector “a seguir pasando las páginas”.
Acá entre nos, David Markson lo logra. Lo curioso es que uno sigue pasando las páginas a sabiendas que no hay una historia propiamente dicha, y que más adelante sólo encontraremos otra ristra de anécdotas, apuntes dispersos, pero sobre todo, anotaciones con el detalle clínico de la muerte de este o aquel personaje, sobre todo artistas, pero igual pensadores o científicos.
La lectura de este librito deja un mensaje ancestral para una época “sustentable” que parece emberrinchada (hasta dar risa) de negarse en el asunto de morir.
Vejetes. Pobres vejetes. “Te vas a morir”, lo repite David Markson de mil y una maneras. Incluso lo cita con gracia: Sé que la muerte tiene diez mil puertas distintas para que cada hombre encuentre su salida. Dice Webster.
Curiosidades literarias o simple morbo. Historia fragmentaria, pedacerío de humanidad que sin embargo parece fluir ante el impulso insistente de la escritura. Me viene ahora esa imagen vista alguna vez en televisión donde, después de un gran tsunami, el mar entra en la tierra y va arrasando todo a su paso, lentamente, perseverando en lo caótico.
Al final, aun sin argumentos ni trama, las páginas del libro se agotan, el escritor mismo se agota y nos comparte la visión de él mismo y sus vicisitudes.
Por fortuna “Esto no es una novela” da para más, para mucho más de lo que pude distinguir entre la corriente por donde fluye el texto.
Esto no es una novela de David Markson. LA BESTIA EQUILATERA 2013.