
La edición no duerme / AN.ALFA.BETA
Existe la idea de que los artistas y los actores culturales deberían trabajar en un franciscano voto de pobreza y de que la concreción de una obra depende del desprendimiento material de su autor. Esta aura en torno al artista ha instaurado en nuestra ciudad el tabú de hablar de la relación de la vida cultural y el capital, y quienes hablan al respecto lo hacen desde posiciones radicales e intransigentes llegando a racionalizaciones ajenas a lo que está sucediendo. Cuando leo a esos críticos expresándose sobre lo que debe hacerse en cuanto a finanzas y públicos como si fueran actores de la edición pienso en lo risible que sonarían Sergio Sarmiento o Bárbara Anderson publicando máximas con las que los pequeños y medianos empresarios pudieran llegar a convertirse en Femsa o Carso.
El libro, en su dimensión material, es oneroso y su publicación y distribución exigen una organización financiera acorde con el mercado y con los intereses y aspiraciones de los autores y editores. Así, cuando hablamos de libros, debemos tomar en cuenta la dimensión pecuniaria subyacente pero sin olvidar que esto es sólo un aspecto del tema.
En este texto no pretendo descubrir el hilo negro de las finanzas de la edición independiente porque creo que la crítica muchas veces aporta más tratando de ordenar y consignar humilde y acuciosamente que intentando desvelar, desde la posición de un genio, la verdad de cualquier asunto. Así que procuraré esbozar una radiografía de la edición independiente en Monterrey orientada a mostrar la organización financiera de los proyectos, partiendo de la idea de que todos ellos entienden la importancia del financiamiento pero que ninguno ha adoptado el discurso del emprendedor porque, me parece, entienden que el éxito económico no significa mucho en términos de aporte al ámbito editorial, literario o cultural. Dejaré de lado a quienes financian sus publicaciones con la colaboración económica de sus autores por considerarlas empresas de servicios editoriales más que editoriales, y abordaré solamente a los proyectos activos (que para intentar una historia del asunto habría que partir, quizá, de las novelas de Xavier de Montepin publicadas en la segunda mitad del siglo XIX por el periódico La Revista, dirigida por Desiderio Lagrange).
La regia cartonera es un proyecto codirigido por Nérvinson Machado y Laura Fernández, pertenece a un concepto editorial de dimensiones latinoamericanas creado en Argentina por el poeta y narrador Washington Cucurto y otros artistas en 2002, que consiste en editar libros con pastas de cartón comprado a piqueteros y en los que se involucran personas de bajos recursos en su elaboración, generalmente terminada a mano o con métodos que dificultan amplios tirajes. La consolidación de La regia cartonera se ha logrado gracias a la constante organización de talleres de elaboración de libros cartoneros (muchos de ellos en coordinación con instituciones culturales como la Casa Universitaria del Libro), con lo que además de lograr un modo de obtener algunos recursos para el proyecto, genera un público. La organización de estos talleres además implica un aporte a la promoción de la lectura y de la cultura del libro.
En “Escritura, edición independiente y publicidad”, mi anterior entrega para Revista Levadura, cuestionaba la relación de los artistas y actores culturales con las instituciones públicas mediante becas, convocatorias de financiamiento y coediciones por la manera que esto, en muchos casos, conlleva el desdén por la generación de públicos. Sin embargo es un esquema legal que puede ayudar a financiar proyectos muy importantes. En Monterrey existen principalmente tres editoriales independientes que financian la producción de sus libros mediante coediciones: Posdata, 27 editores y Atrasalante. Gracias a ello han llevado la producción editorial local al ámbito nacional aprovechando los espacios de distribución de las instituciones con las que coeditan. Posdata y Atrasalante, además, han formado catálogos con proyectos editoriales muy ambiciosos y con autores de trascendencia internacional o nuevos talentos nacionales con un reconocimiento probado y 27 editores combina la actividad editorial con la librera, promoviendo la edición independiente en su librería y espacio cultural Terraza 27.
La editorial Onomatopeya Producchons, creadora del concepto Poetazos, recientemente recibió apoyo de Conarte mediante el Programa de Apoyo a Publicaciones Impresas “Raúl Rangel Frías” 2014. Además, la publicación de plaquettes acompañadas de una golosina ha resultado en un producto llamativo en ferias del libro y eventos.
También he leído en redes sociales cuestionamientos que parten de una supuesta filiación ideológica, no sólo al medio editorial sino a los actores culturales en general, como si el marxismo o anarquismo se tratara de un devoto rechazo a la actividad económica. Sin embargo la relación con el capital también está vinculada a la propuesta ideológica de un proyecto y me parece que el caso de la Cooperativa El Rebozo es en este sentido paradigmático y muy consecuente con su catálogo, conformado por libros clásicos y recientes que no sólo dan cuenta de la lucha contra una realidad insostenible, sino que se proyectan como una lucha per se. Como su nombre lo indica, desestima la noción de empresa y busca el modelo de cooperativa sustentado en la autogestión y la producción comunitaria, que busca además la cooperación nacional e internacional como recientemente lo hizo mediante la campaña Imprimiendo solidaridad.
Los hedonistas cansados es una editorial que publica libros lúdicos e incómodos que no tienen ninguna aspiración a aproximarse al canon sino que son ejercicios de diseño y escritura que buscan el humor negro y las preocupaciones juveniles. La estridencia de la que se jacta Los hedonistas cansados es su modo de resistencia y es también con base en ello que ha construido un público que adquiere sus libros sobre todo mediante internet.
Hablar de Vaso roto y Editorial An.alfa.beta (en la que colaboro) en un texto que aborda la edición independiente en Monterrey implica dificultades geográficas: Vaso roto, con sede en San Pedro (una de las ciudades más ricas de América Latina) y Barcelona, es la editorial nuevoleonesa con mayor presencia internacional y con un catálogo de publicaciones y traducciones impresionante. La capitalización de esta editorial le ha permitido cubrir como ninguna otra editorial en el estado aspectos legales y comerciales como copyright, distribución y promoción. En Editorial An.alfa.beta, primero con sede en Guadalupe y actualmente en Juárez, Nuevo León, hemos buscado hacer de nuestra localización geográfica una manera de mostrar la disolución del centro en muchos centros: somos la editorial de la “provincia” regiomontana. Aunque hemos planteado nuestro proyecto como una editorial tradicional (aunque en pequeña escala) en muchos aspectos, la imposibilidad de invertir grandes sumas de dinero nos ha llevado a encontrar en la artesanía nuestra manera de subsistir y de crecer: creemos que, en muchos casos, volver al antiguo modelo de editor-impresor es una manera de revertir la monopolización del mercado del libro y de desvincular el ámbito editorial de la hegemonía política y económica.
Sin duda el mundo editorial en Monterrey es incipiente en muchos sentidos: es imprescindible una formación de los actores en aspectos legales, financieros y administrativos que permita fortalecer su operación en áreas como copyright, marketing, distribución y análisis de mercado, pero la permanencia de varios proyectos y el interés que han generado en el público nacional también muestran que el trabajo apasionado e intuitivo de los editores regiomontanos no ha sido del todo errado. Además, la presencia de estos proyectos ha generado una saludable y creciente diversidad en el mercado del libro regiomontano: La regia cartonera, por ejemplo, trajo a la ciudad antes que Publicaciones de la UANL (y quizá antes que Gandhi) la poesía de Raúl Zurita cuando publicó en 2009 Zurita/Auschwitz; también antes de que DeBolsillo pusiera en circulación traducciones de Agustín García Calvo, Editorial An.alfa.beta, gracias a un acuerdo de distribución con la editorial española Lucina, ya ofrecía una vasta selección de la obra de este autor español.
No hay en Monterrey un grupo editorial con la fortaleza para gestar un bestseller nacional, sin embargo no veo por qué deba haberlo. Por el contrario, me parece que el trabajar sin saber del todo cómo hacerlo ha permitido desarrollar modelos económicos alternativos muy interesantes y muchos de ellos, deliberada o casualmente, de resistencia contra la avasallante hegemonía del dinero bajo la que se vive en Monterrey.
Buenas noches si son de monterrey en que parte se ubican exactamente me interesa mucho este asunto ya que tengo algunas frases o pensamientos que quisiera se vieran plasmados en un libro
Gracias!!
Hola Carlos, buscando un dato por aquí sobre cierto tema, la ola de información de la red me arrastó por otros espacios, y así, he llegado hasta aquí. Acabo de leer tu texto, el cual me gusta mucho y me parece muy acertado, salvo que, como editora responsable de SHULA CARTONERA, me siento en la obligación de hacer una precisión: desde nuestro inicio en el puerto de Tampico en noviembre de 2014, SHULA CARTONERA nace con el propósito de brindar un espacio de publicación gratuita a las autoras del norte de México a través de nuestras convocatorias que arrancamos éste año, y que de manera equitativa planeamos extender a los autores del norte éste próximo 2017. Al día de hoy tenemos 3 publicaciones bajo el sello de nuestra editorial y ciertamente a la par, también desde nuestro comienzo, llevamos a cabo la labor de distribución y promoción de autores, hasta ahorita, la mayoría de ellos, tamaulipecos, quienes nos confían sus obras para nosotros darlas a conocer acá en Monterrey o en cualquier otra parte a donde seamos invitados. Agradezco de antemano que hayas hecho mención de nosotros y reitero lo que te digo cada vez que te veo: ¡Me encantan tus libros! (los cuales ya he comprado también) Saludos y un abrazo. Dora E. Castillo.
Hola. Para señalarte un desliz que seguro fue a propósito. Mencionas a la cooperativa el Rebozo en un artículo que promete hablar sobre la edición independiente en Monterrey. El Rebozo es de Oaxaca, aunque ciertamente ha organizado eventos en la ciudad regia y en muchas partes más. Si es válido hablar de todas las editoriales independientes que de una u otra forma tienen actividad en Monterrey pues entonces te faltó, por ejemplo, La Shula Cartonera y Libros del Perro Negro, que obviamente no son de Monterrey pero han participado en eventos en esa localidad.
No me queda claro todavía qué es exactamente una editorial independiente, viendo que existe un sinfín de modelos económicos, como bien lo haz descrito, desde la semidependencia de programas del gobierno hasta la dependencia total del bolsillo de los editores. Igual, como dices, no necesariamente ser independiente significa que se adscribe a tal o cual tendencia ideológica. Sería muy interesante leer un artículo sobre qué es exactamente lo independiente de dichas editoriales, es decir, un punto en común… ¿un enemigo en común? ¿Independencia de quién o de qué? Ciertamente no del mercado, ni del público, ni del gobierno.
Saludos. Más que desliz, la mención de El rebozo y la omisión de La Shula o Libros del Perro Negro es en función de las conversaciones que he tenido con los colaboradores de cada proyecto. Quizá sí debiera lamentar y disculparme por la omisión de Libros del Perro Negro y de Aquelarre Editoras, quienes sin duda participan en el ámbito editorial regional de manera mucho más estrecha que La Shula, que más que editorial avecindada en Monterrey sólo ha tenido (hasta donde estoy enterado) actividad de distribución. Por otro lado, las veces que he escuchado la exposición de El rebozo, sí se consideran una editorial con sede tanto en Monterrey (gracias también a la colaboración de, primero, La Comunitaria y, me parece que ahora, de La Paletería).
Sí sería muy interesante hacer el deslinde de lo que significa la edición independiente pero de la manera que intenté en este artículo: señalando los modos de concebirlo de cada uno de los actores y no como un teórico rector de lo que ésta debería de ser.
Reitero mis saludos y gracias por el comentario.
Hola, buen artículo y quiero aportar un dato que puede enriquecer tú comentario; aunque nunca se instituyó como editorial independiente y que ya cumple 15 años es la editorial ENJAMBRE, esta fue la primer mini imprenta “On Demand” y acaba de cumplir 5 años de operción, ciertamente le da servicio casi exclusivo a EICAM Escritores Independientes Capítulo Monterrey ha publicado mas de 150 libros de diversos géneros y tirajes y lo más encomiable sin duda es que tienen un modelo económico-financiero estable y redituable el cual es me gusta mucho porque logran rentabilidad en el mercado cultural aun sin apoyos de becas o gubernamentales. https://www.facebook.com/escritoresindependientes
Gracias por el comentario, Rodolfo. Lamentablemente no conozco el proyecto Enjambre, que me parece interesante por su carácter de imprenta bajo demanda (nosotros iniciamos nuestra editorial precisamente bajo ese modelo de producción), pero sí considero importante que en estos casos se realice el deslinde entre el importantísimo trabajo de producción y el editorial. No sé cómo opera Enjambre, pero por lo que comentas supongo que los autores llegan con su libro y Enjambre se encarga de imprimirlo (quizá diseñarlo, formarlo y hasta corregirlo). Esos modelos de negocios realizan un aporte importante pero carecen de un criterio de dictaminación, que es la simiente de cualquier catálogo y proyecto editorial. Aunque sí quiero aclarar que para mí esta carencia y este deslinde no significa una subestimación de este tipo de trabajo, sino que simplemente es algo diferente que merece sus propios modos de análisis y que es precisamente en esa diferencia donde llega a aportar y está aportando.