Ricardo Piglia, a su memoria
El muchacho triste, el mujeriego, el que no podía pasar la noche sin mujer, amiga o enemiga, el del café del Ramos y Viñas, el de la Paz y Viñas, el de la calle Corrientes y Viñas, acaso por un tiempo su papá, luego su amigo hasta volverse su protector, a veces. El de las…