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Bajo su propio riesgo – violencias y privilegios sobre ruedas

junio 10, 2017Deja un comentarioAcadémic@s de Monterrey 43By Libertad Chávez-Rodríguez y Raquel Treviño Lomas

Me pongo el casco y salgo de mi casa en bicicleta. Esta vez no rumbo al trabajo en la calle Morelos sino en dirección al Palacio de Gobierno. Es la presentación de la nueva Estrategia de calidad ambiental del Estado de Nuevo León. Son solo cinco cuadras en las que se es un coche menos, un pasajero menos, un cajón de estacionamiento menos y espero que un cardiaco menos (aunque irónicamente la calidad actual del aire lo pone en duda). Sin embargo, para el resto de los usuarios en coche la bici representa un estorbo, un obstáculo que les impide ir más rápido, que les resta velocidad y por lo tanto les provoca la falsa sensación de ineficiencia, en una ciudad donde la competitividad parece serlo todo. En los escasos minutos de ese trayecto soy objeto de gritos y llamadas altisonantes de claxon – no debería estar ahí y a juzgar por las reacciones, el juguete móvil, la bici, pertenece si acaso a los pocos parques recreativos. Al llegar al recinto del evento me atrevo a preguntar por el estacionamiento para bicis más cercano, el guardia se ríe y dice para mi sorpresa y para vergüenza pública del propio evento que soy la única persona que llegó en bici y no hay un solo bici-estacionamiento en toda la Macroplaza. Lo miro frustrada y pregunto si puedo dejar la bici adentro. Sin más me responde: “Esta bien, pero bajo su propio riesgo”.

 

Y es que así es usar cualquier medio de transporte que no sea el coche en Monterrey. Bajo tu propio riesgo es andar en autobús, porque si te gritan cosas es porque de seguro tu ropa los alentó. Bajo tu propio riesgo es caminar, porque si te caes y te lastimas un tobillo es por no fijarte bien y en todo caso tú culpa. Bajo tu propio riesgo si andas en bici y el coche de atrás te avienta el carro para asustarte y resultas con lesiones, ya que la calle es para los carros.

 

En todos estos casos estamos ante situaciones donde el privilegio juega un rol crucial. Privilegio significa tener ventaja a costa de otros a los que se les resta. El usuario privilegiado de nuestro espacio público es quien usa un automóvil, vehículo de movilidad urbana ampliamente legitimado en la sociedad y normalizado en la práctica como medio de transporte central, y por tanto al que se dedican casi la totalidad de los espacios y las inversiones de infraestructura urbana.

 

Quienes se mueven de otra manera que no sea en coche, a pie, en autobús y en bicicleta son invisibilizados a través de la omnipresencia social del coche y de la imperante lógica carro-centrista de nuestros espacios: las calles, las casas, las banquetas, los comercios, los edificios públicos y privados están diseñados con el coche en mente. Alguna vez me tocó explicarle a una alemana cómo es Monterrey, en pocas palabras pude resumirla como gris, violenta y carro-centrista.

 

Dicha lógica ignora dos aspectos importantes: por una parte la regla universal de que todos los viajes inician y terminan a pie, pero la infraestructura peatonal es tan deficiente y escasa que quienes van en auto intentan reducir al máximo sus trayectos como peatones; en Monterrey vamos hasta a la tienda de la esquina en carro. Por otra parte, la gran mayoría de las personas que requieren movilizarse en la ciudad no poseen un coche, por lo que sus necesidades permanecen ampliamente ignoradas, reflejando y perpetuando las diferencias de clase, la desigualdad socioeconómica y las desventajas asociadas en el acceso a recursos y al bienestar; pensemos, por mencionar un ejemplo, en el esfuerzo descomunal y el tiempo que representa llegar a trabajar a la zona del aeropuerto en transporte público diariamente, en donde no existe ninguna ruta de transporte público.

 

Intervenciones de política pública que podrían hacer pensar en mejoras tendientes a una movilidad urbana libre de violencia vial y más apegada a los derechos humanos, como el reciente anuncio del gobernador Jaime Rodríguez sobre la creación de una ciclovía de 55 km en el sur del área metropolitana, que se habilitará dentro de las colonias Independencia y Nuevo Repueblo[i], dejan mucho que desear; como la calle Morelos y la calle Ocampo que han sido intervenidas con recursos públicos, pero han revelado una lógica de consumo y gentrificadora, en donde espacios que deberían ser públicos se entremezclan con espacios privados destinados al consumo, encareciendo las dinámicas de quienes transitan, habitan y trabajan en tales zonas. Además, cabría esperar que las zonas con alto flujo peatonal y de alta importancia en términos de movilidad, como la zona de la central de autobuses o los campos universitarios, fueran prioritarias para las intervenciones públicas.

 

Reducir la violencia vial implicaría hablar de equilibrio y de voluntad sociopolítica enfocada al bienestar y no al servicio del capital. Llegar de otra ciudad y poder caminar fuera de la central de autobuses sin ser amenazado por el flujo vehicular, pedalear al centro de estudio o trabajo, moverse de un lado a otro del campus sin tener que compartir la vía con automotores, asegurar la bicicleta afuera de cualquier espacio, son todos sueños posibles. Kiel, una ciudad al norte de Alemania, donde el largo invierno y las pendientes no son impedimento para que todo esto suceda es un buen ejemplo. En esa ciudad, donde se respira un aire de armonía y tranquilidad, solo se escuchan los ruidos que producen las bicicletas alrededor, y pedaleando es posible comprobar el ejercicio para el cuerpo y el alma que es andar en bicicleta. Y a la vez constatar aquella famosa frase de Einstein: “La vida es como andar en bicicleta, para mantener el equilibrio hay que mantenerse en movimiento”.

 


 

[i]  ABC (2017, 3 de Junio). Gobernador anuncia que se tendrán cerca de 55 kilómetros de ciclovía en la zona sur de Monterrey. Disponible en:  http://www.periodicoabc.mx/vamosaversialarazalegustaandarenbicicletabronco-83143

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Sobre el autor

Libertad Chávez-Rodríguez y Raquel Treviño Lomas

Libertad Chávez-Rodríguez. Parral, 1978. Habitante itinerante de diversos nortes mexicanos y alemanes. Viajera apasionada, asidua al café, a lo verde y a los libros; curiosa de las culturas humanas y sus entrelazamientos con las no humanas. Doctora en Ciencias Sociales. Trabaja en CIESAS Noreste sobre problemáticas socio-ambientales. Raquel Treviño Lomas. Representante de Tigre Bici, organización local en pro de la movilidad urbana no motorizada y los derechos humanos.

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