El Fondo de Agua Metropolitano de Monterrey ha diseñado un documento llamado “Plan Hídrico 2050”. Este instrumento, en su planificación, es la sustitución del proyecto —suspendido temporalmente— Monterrey VI. Tiene fines relacionados con garantizar la provisión de agua en Monterrey.
Eso incluye a las poblaciones humanas y la industria local. En otro plano, se incluyen acciones para garantizar la disminución del agua que fluya durante una lluvia ruinosa, como la de la tormenta tropical Alex, y paralelo, aumentar la infiltración a los acuíferos.
Las fuentes de donde se explotará el agua ya fueron determinadas, y se encuentran en un momento de valoración y eventual aprobación por la Comisión Nacional del Agua. Tal etapa estratégica es un tema que debe ser analizado de manera individual en otro texto.
El otro componente del Plan, destinado a evitar que todas las construcciones existentes al interior del río Santa Catarina no sean destruidas en lluvias intensas, cuando esos flujos catastróficos pasen por la zona urbana de Monterrey, es parte del interés en esta comunicación.
Dos son las medidas que deben ser objeto de reflexión. Hay una que corresponde a trabajos de restauración ecológica, en la parte alta de la subcuenca del río Santa Catarina. Esto incluye obras para evitar la erosión, revertir esa pérdida de suelo, y reforestar. De ser implementadas, esas acciones tendrían un aporte importante para disminuir la cantidad de agua que corra por el río Santa Catarina en eventos como la tormenta Alex. Adicionalmente, se favorecería la infiltración de agua hacia los acuíferos, en especial aquellos de donde proviene el agua que consume la población en Monterrey.
Pero esas medidas, conocidas como infraestructura verde, no serían suficientes para garantizar ese objetivo —evitar que Monterrey quede destruida durante los huracanes o equivalentes—.
La otra alternativa, denominada infraestructura gris, corresponde a la habilitación de elementos como las presas rompepicos. Estas son barreras colocadas de manera estratégica, que retienen el paso intempestivo de grandes volúmenes de agua, dosificando su salida de manera controlada. Esto evita que el paso del líquido ocasione efectos destructivos en las ciudades, su población e infraestructura.
La combinación de ambas estrategias tendría como resultado que, durante huracanes o tormentas tropicales, el paso del agua que fluya por el río Santa Catarina, masivo en su volumen por su procedencia de toda la captación ocurrida en las partes altas de la cuenca de ese río, no destruya la ciudad que a su vez ha invadido el interior de ese cauce.
Valorados esos dos elementos desde una visión útil, no habría por qué objetar su implementación. Garantizar la integridad de la población humana y evitar la destrucción de la infraestructura urbana son fines totalmente pertinentes cuando se está en vísperas de recibir las precipitaciones de un huracán.
Ese juicio puede ser cándido, si añadimos otros hechos para el análisis.
Posterior a la ocurrencia de la tormenta tropical Alex, que devastó amplios sectores en Monterrey y en Guadalupe, fue integrado un documento llamado “Plan Maestro, Corredor de Movilidad Sustentable Constitución-Morones Prieto”.
Con énfasis en esas dos principales avenidas de la capital de Nuevo León, se planificó la reorganización de la movilidad en ambas vías. Adicionalmente, se planeó un diseño urbano, de acuerdo a zonificaciones, usos residenciales y de comercio, además de otros destinos de la tierra aledaña a las riberas del río La Silla.
Visto a la distancia, el Plan de Conservación del Agua, impulsado por el Fondo de Agua de Monterrey, responde a las necesidades del Plan Maestro, Corredor de Movilidad Sustentable Constitución-Morones Prieto.
Las medidas que se proponen en el primero, son necesarias para que todas las obras del Corredor de Movilidad se mantengan estables, y nunca sean destruidas. Lo cual, bajo una perspectiva de utilidad pública, es una meta totalmente necesaria y deseable.
El conflicto en toda esta planeación, desarrollada durante los últimos años, es el riesgo que abre a otros intereses, que han buscado desarrollar proyectos privados, en un espacio natural y público, correspondiente al río Santa Catarina.
Hace poco tiempo fue desechada la iniciativa de construir un estadio de fútbol de los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León en el cauce del río Santa Catarina.
Obras como esa podrían ser desarrolladas en el cauce, sin tener riesgos importantes de que fueran derribadas por el agua, siempre que fueran implementados los trabajos referidos en el Plan de Conservación del Agua para Monterrey.
Y no sólo eso; por ejemplo, la posibilidad de que edificios privados se extiendan hasta el río es factible, aunque contraria a una gestión racional del cauce. Como sería el caso del Pabellón M, construido en los terrenos del antiguo Mercado Colón, y que fue sustituido por ese edificio. La referencia a esta obra es porque en esas instalaciones se ha realizado la difusión del Corredor de Movilidad Sostenible, impulsado por el diputado local Samuel García, del partido Movimiento Ciudadano. Con las mismas obras benéficas, esa edificación podría tener su estacionamiento de vehículos en el río, que vendría a solucionar la carencia que en ese tema cuenta.
Es decir, las posibilidades de que el Corredor de Movilidad Sostenible sea usado como mecanismo para la privatización de los espacios públicos del río Santa Catarina, pueden ser reales. Y en contrapunto, que esas mismas zonas tengan un fin de utilidad pública, se advierte como un escenario difuso.
¿Cuál es el candado que permite que prevalezca la utilidad pública sobre el interés privado?
Hasta hoy, no existe.
Hay antecedentes de cómo actúa el gobierno de Nuevo León en casos parecidos.
El edificio ubicado en el Paseo Santa Lucía, llamado La Capital, originalmente formaba parte de los terrenos del actual paseo regiomontano. En esa época, a finales de 2008, la Corporación de Proyectos Estratégicos, en la administración del ex gobernador Natividad González y de la cual era integrante el actual gobernador de Nuevo León, vendió esos terrenos, por ese tiempo públicos, y que hoy se encuentran bajo un usufructo privado.
El otro caso equivalente, corresponde a donde en la actualidad se encuentra el Pabellón M. Hasta antes de la existencia de esa edificación, fue un terreno público donde se ubicaba el Mercado Colón. Hoy, carente de esa condición, se trata de un inmueble privado.
Los pronósticos en los cuales las iniciativas de urbanización paralelas y en el río Santa Catarina se definan con preponderancia privada, descansan en la zonificación que el corredor de movilidad posee, junto con cinco distritos para urbanización.
De esa cantidad, sólo dos poseen un carácter público (uno de ellos ubicado en el Parque Fundidora), y para los restantes su enfoque es hacia la inversión privada.
Finalmente, un aspecto por destacar corresponde a la evaluación del papel de quienes son responsables de planificar la gestión del agua en Monterrey.
En ese tema, compromiso directo de las agencias del gobierno estatal y federal (Agua y Drenaje de Monterrey, junto con la Comisión Nacional del Agua), es evidente la automarginación de ambas instituciones en ese proceso.
Ante la ausencia de las instituciones oficiales, son las privadas quienes toman el liderazgo para definir cuáles son los rumbos de la ciudad.
Aunque administrativamente ambas oficinas de gobierno forman parte del Fondo de Agua Metropolitano de Monterrey, al menos en lo público, se observa que su colaboración es marginal en las planeaciones. Esa abstracción corresponde con lo aquí descrito.
Son los entes privados quienes impulsan estas iniciativas, que permiten delinear que en ellas puede prevalecer el interés privado de quienes integran los planes para el agua sobre el público, representado por los millones de personas que residen en la zona conurbada de Monterrey.
*Imagen de portada: YouTube.