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Los ecos de las voces de Chernóbil

diciembre 20, 2017Deja un comentarioArtículosBy Rodrigo Quintero

 

Existen historias que incluso en la distancia y pese a ésta se entrelazan para desgracia de las víctimas e inevitable complicidad de sus implicados, tal vez el caso de México y Belarús es paradigmático debido al hilo conductor que liga a esta historia y recae en sistemas enraizados por la corrupción e impunidad. Svetlana Alexiévich- ganadora del nobel de literatura 2016- plasma en su obra Voces de Chérnobil ,la cruda, estremecedora y vigente vivencia de una de las mayores catástrofes humanitarias.

 

El 26 de abril de 1986 una serie de explosiones destruyeron el reactor y el edificio del cuarto bloque energético de la Central Eléctrica Atómica de Chernóbil, en la ciudad de Pripiat, Ucrania. Al siguiente día, se registraron niveles elevados de radiación en Polonia, Alemania, Austria y Rumania; el 30 en Suiza e Italia; el 2 de mayo en Francia, Bélgica, Países Bajos, Gran Bretaña y Grecia; el 3 de mayo en Israel, Kuwait y Turquía, en menos de una semana las sustancias gaseosas y volátiles tenían presencia en Japón, India, Canadá y los Estados Unidos.

 

Para Belarús significó la pérdida de 485 aldeas, el veintitrés por ciento de su territorio se encuentra contaminado con radionúclidos, por cada 100 mil habitantes seis mil presentan casos de enfermedades oncológicas. La población de Pripiat tardó 36 horas en ser evacuada, para entonces habían recibido una dosis severa de rads[1] . No obstante, el partido y el comité central decidieron mandar sin protección a miles de jóvenes soldados, reservistas, médicos, bomberos, de todo el espectro soviético a combatir el “peor acto de sabotaje ocasionado por occidente”—según lo comentado desde el sistema— sin protección alguna.

 

Las narraciones de las personas involucradas en la novela son una serie de monólogos que se convierten en una metáfora sobre la falta de diálogo que hay con respecto al desastre. A los involucrados toda la vida se les hizo temer a la guerra, invasiones, sabotajes, propaganda, a Occidente, jamás a sus indolentes autoridades; “Hubo un tiempo en que la gente se lo creía todo. Y obedecía”, menciona la cantante María Velichko.

 

En voz de sus víctimas es inverosímil poder imaginar como algo que ocurrió hace tanto tiempo continúa eliminando la vida, peor aún; la misma capacidad creadora que tiene la vida se perpetúa mórbida. Árboles, flores, granos, animales, personas, la muerte siempre presente en las inmortales partículas.

 

Kilómetros de distancia y bajo el mando de otro partido único, México celebraba el mundial con el cuál probablemente quería olvidar el trago amargo que la naturaleza le hizo pasar al gobierno un año antes, tras ver rebasadas sus capacidades por parte de la sociedad civil; ese era el momento de brillar y de actuar con la misma negligencia con la que actuaron las autoridades soviéticas.

 

En 1988, surgió por primera vez en el rotativo Proceso la investigación que uniría el entramado de connivencia entre las deliberadas tragedias. En el proceso, estuvo involucrado el Irish Dairy Board (Consejo Irlandés de Lácteos) y la Conasupo (Compañía Nacional de Subsistencias Populares). En un intento por sacar a mercados de países en vías de desarrollo sus productos, el gobierno de Irlanda vendió la leche no apta para consumo —contaminada por la nube radioactiva—, y encontró en las autoridades mexicanas al mejor cómplice.

 

El físico Miguel Ángel Valdovinos, que fungía como jefe del laboratorio de la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde, estuvo a cargo de la investigación, en la cual determinó:

 

“basado en la concentración de 375 bequerelios kilogramo (375 bk/Kg) de Cesio 137 en base seca encontrados en un análisis total de 22 lotes con 1498 toneladas de leche importada de Irlanda se hizo una estimación de la dosis comprometida a 50 años determinándose que el valor de la dosis es superior en 10 veces, como mínimo, al límite de dosis anual permitido de 5m/rem a cuerpo entero”[2]

 

Las empresas a quienes la paraestatal hacía llegar el producto fueron la Compañía Nestlé, Carnation de México, Anderson Clayton, Meade Johnson de México, Sandoz de México, Kraft Food de México, Wyeth Vales, Chocolates La Azteca, Danone de México, Yakult, Productos Roche, Rompope Santa Clara, Laboratorios y Agencias Unidas, Evaporadora Mexicana, Chocolates Turín , United International, Richardson Vicks, Bremen, Productos Marinela, Chocolates Ferback, Quesos Milán, Swensen de California, Helados Santa Ana, Industrias Cor, Productos Lácteos Mayrán.

 

El desenlace es totalmente previsible para los dos casos, en México tanto el gobierno de Miguel de la Madrid como el de Carlos Salinas, jamás abrieron carpetas de investigaciones al respecto,  el periódico Proceso asegura que hay un constante ocultamiento de los archivos por parte del sector salud, pese a que la doctora Rocío Cárdenas, jefa del Departamento de Oncología del Instituto Nacional de Pediatría (INP), sostuvo, —sin mencionar el episodio como causa— , que entre 1987 y 1997 fue notable el aumento de la incidencia de cáncer infantil.

 

Por su parte la embajada de Irlanda en México expresó:

 

“La Embajada de Irlanda en México desea destacar que en febrero de 1988, el entonces ministro para la Alimentación de Irlanda, Sr. Joe Walsh, confirmó mediante declaración pública que la leche descremada en polvo que fue abastecida a México en 1987, cumplía con todos los estándares acordados tanto por la Comunidad Europea como por los estándares internacionales. El nivel de radiactividad de la leche estaba por debajo de los estándares de la Comunidad Europea de 370 bequereles por kilo, mismo que también fue establecido en el contrato de exportación correspondiente”. Atentamente. Embajada de Irlanda en México, 22 de enero 2014.”

 

En el caso de la Unión Soviética se enjuiciaron a seis personas, el director de la central, el ingeniero en jefe, el segundo ingeniero en jefe, el jefe de turno, el de taller y el inspector. Dos murieron por efecto de la radiación, uno más perdió la razón y los demás cumplieron penas menores a 10 años. Los altos mandos y puestos militares nunca respondieron, Gorbachov mencionó a veinte días del incidente “Lo peor ya ha pasado”, tal vez se refería a su carrera política.

 

Svetlana nos presenta en su obra varias aristas interesantes que se pueden abordar sobre lo que representa Chernóbil para el mundo, los efectos de la radiación se exacerban ante sistemas omisos de responsabilidades, cómplices de negligencias, guardianes de la censura, perpetuadores de impunidad, e indolentes ante la adversidad. La muerte silenciosa que Alexiévich resalta es una lectura viva de las consecuencias de tolerar esos monstruos invisibles a los que denominamos impunidad y corrupción.

 

Los ecos de Chernóbil en México se mantienen sellados en los entramados de impunidad burocrática de la misma forma en la que se encuentran el reactor sellado por el nuevo sarcófago[3],construido por la Unión Europea en 2016 en su intento por aislar la muerte.

 

 

 

[1] Magnitud radiológica que refiere a la dosis ionizante absorbida por un ser vivo

[2] Zamora, G. (26 de abril 2014). Leche radiactiva negligencia sin castigo.Proceso. Recuperado de: http://www.proceso.com.mx/370752/leche-radiactiva-la-negligencia-sin-castigo

[3]  La mayor estructura móvil construida en el mundo destinada a cubrir el sarcófago anterior construido en el año 1986 y que contiene al reactor

 

*Imagen de portada e interior: Flickr.com 

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Sobre el autor

Rodrigo Quintero

Licenciado en Estudios Internacionales por la Universidad de Monterrey (2013). Conferencista sobre temáticas relacionadas con la discriminación, diversidad sexual y política latinoamericana. Autor del libro "La ruta del arcoíris en la Sultana. Historia del movimiento LGBT en Nuevo León", publicado por el Fondo Editorial Nuevo León. Articulista en torno a temas de discriminación y política exterior en la revista Divers Magazine y en el sitio Simple Change.

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