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La región salvaje: una lectura desde el discurso de lo fantástico 

marzo 20, 2018Deja un comentarioCineBy Alejandro Martínez Salinas

Foto: imdb.com.

Cuando hablamos de un cine donde suceden cosas extrañas o poco convencionales, por lo regular las clasificamos genéricamente como cine de horror, de ciencia ficción o de fantasía; sin embargo, esta clasificación no permite precisar las características de algunas películas que no comulgan con la clasificación antes mencionada, como algunas obras de David Lynch, El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006) o Vuelven (Issa López, 2017). ¿Cómo clasificar una película que parte de una estética que va entre un realismo sórdido y una atmósfera tenebrista que subyuga al espectador? ¿Cómo leer una película así sin caer en la tajante categorización que no describa los procesos discursivos de la estrategia de representación del filme? Creo que mi respuesta a esas preguntas estaría en hacer de esos filmes una lectura a la luz de la teoría de lo fantástico. 

 

La región salvaje (2016) de Amat Escalante se inscribe discursivamente en el territorio de lo fantástico para construir un alegato de la violencia salvaje que se vive en el México actual. En su ópera prima Sangre (2005), nos fustiga en la cara la violencia machista; en Los bastardos (2008), su preocupación estaba en mostrar la violencia que se da en el enfrentamiento entre México y Estados Unidos; y en Heli (2013), su película más conocida, nos hacía padecer en carne propia la violencia generada por la guerra contra el narcotráfico vivida durante el gobierno de Felipe Calderón. En ellas el realismo era crudo y sin cortapisas, las actuaciones de actores no profesionales le permitían un grado de realismo y una crudeza para mostrar un México violentado en todos los aspectos. Sus filmes, podría decirse, no permitían espacio para lo alegórico, sino sólo para la denuncia. De ahí que resultara bastante extraño el giro que ahora toma con La región salvaje, pues lejos de seguir por el mismo camino estético, cambia para darle una mejor cohesión a su discurso crítico, que de seguir por los mismos derroteros hubiera terminado en el mero panfleto fílmico. 

 

Escalante nos vuelve a fustigar con los mismos temas de la violencia profunda de México: la violencia sexual, el machismo, la homofobia, el narcotráfico, la normalización de la violencia, la miseria de la vida en las periferias de las ciudades mexicanas, el clasismo y la corrupción. Pero en lugar de circunscribir su película en las regiones del realismo, toma otro camino, un camino por regiones inexploradas y más completas: la región de lo fantástico. 

 

Lo fantástico se ha analizado por los críticos desde hace muchos años; la teoría en torno al concepto de lo fantástico es muy variada y por lo regular busca dejar en claro dos puntos: Qué es lo fantástico y la taxonomía de lo fantástico. Para Roger Callois “lo fantástico (…) manifiesta un escándalo, una rasgadura, una irrupción insólita, casi insoportable en el mundo real” (1994: 16), de ahí que podemos decir que lo fantástico es un estado de desequilibrio, una transgresión en el velo de la realidad.  

 

La región salvaje se posiciona en ese estado de desequilibrio; por momentos estamos ante una obra realista, pero en otros, la incertidumbre, la transgresión, se hacen presentes y nos hace vacilar ante el tipo de relato que estamos viendo. Así los espectadores nos topamos con una extrañeza frente a los hechos que se nos presentan a nuestros ojos. Desde el principio del filme vemos a los personajes vivir la rasgadura de lo fantástico: en los primeros planos de la cabaña vemos a Verónica (Simone Bucio) en un estado de miedo/ deseo; ella espera a la criatura con la cual tendrá relaciones sexuales. Para que funcione esa incertidumbre, el discurso de lo fantástico busca provocar directamente una respuesta en el lector/espectador. Los espectadores esperamos que la narrativa siga por ese camino, por el contrario; Escalante continúa su filme contando la historia de Alejandra y Ángel, un matrimonio con problemas de comunicación, principalmente por el machismo homofóbico del esposo; sin embargo, éste engaña a su esposa con Fabián, el hermano de Alejandra. Esas partes del filme le permiten al realizador de Heli plantear el tono realista que servirá por un lado para plantear la ruptura fantástica y por el otro, el realismo o la cotidianeidad que le servirá para construir el discurso de lo fantástico.  

 

Los requisitos para saber que estamos ante una película de corte fantástico serían los siguientes:  

  • Lo fantástico debe ser realista. La realidad sirve de telón de fondo para la irrupción del elemento fantástico. 
  • Debe existir una cierta ambigüedad formal o temática en el espectador. 

 

De ahí mi lectura de La región salvaje como una película de corte fantástico. Escalante toma la estética realista de sus obras anteriores para construir el telón de fondo para lo fantástico. El realismo que se va presentando en toda la obra nos va introduciendo como espectadores en un mundo salvaje, violento y corrupto que niega el placer, que niega a toda costa a sus habitantes cualquier posibilidad de ser. Los personajes están perdidos en esa violencia inherente al mundo en que viven, no pueden salir de ella; sólo el encuentro con lo fantástico, con el ser polisexual, hará que ellos logren su plenitud y goce.  

 

El hecho fantástico en La región salvaje le permite a Escalante llevar la película por otros derroteros más alegóricos que sus filmes anteriores; plantear una forma de salir de ese mundo de violencia y corrupción en que habitan los personajes. La irrupción fantástica o el ser que sólo vemos en parte es la metáfora del deseo, del placer como medio para liberarse de las ataduras de una realidad que los consume. 

 

Amat Escalante logra en La región salvaje un perfecto equilibrio entre los elementos propiamente fantásticos y los realistas, conjugando un plano discursivo donde se unen para entregarnos un filme lleno de matices, de sugerencias que nos plantea una relectura del cine realista y del cine de género. Lleva al espectador a explorar nuevas fronteras, nuevos discursos fílmicos, una región que es espejo de nuestra realidad, pero que instiga a uno como espectador a preguntarnos, a inquietarnos por medio de la imagen fílmica. 

 

*Imagen de portada: imdb.com. 

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Sobre el autor

Alejandro Martínez Salinas

Practicante de la crítica bonsái de cine. Maestro de clases sobre los misterios de la pantalla cinematográfica. Pensador fiel de la filosofía de menos es más. Curador del pensamiento cinematográfico en dosis mensuales para cineclubes.

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