redaccion@revistalevadura.mx
FacebookTwitterYouTube
LevaduraLevadura
Levadura
Revista de crítica cultural
  • Inicio
    • Editorial
    • Directorio
    • Colaboraciones
  • Cultura
    • Ensayo
    • Artículos
    • Entrevistas
    • Cine
    • Música
    • Teatro y Artes Vivas
    • Arte
    • Televisión
  • Política
  • Creaciones
    • Narrativa
    • Poesía
    • Dramaturgia
    • Reseñas
    • Del lector
  • Columnas
  • Levadura Tv
  • Suplementos
    • Derechos Humanos
    • Memoria
    • Ecología
    • Feminismos
    • Mariposario
    • Fotogalerías
    • Colectivos
Menu back  

Las dos marchas

julio 20, 2018Deja un comentarioCastillosBy Miguel Martínez Jiménez

Marcha del 16 de junio de 2018.

Desde la primera marcha que se organizó en Monterrey, en el año 2001, los logros para la comunidad LGBTIQ en el ámbito local han ocurrido a paso lento. Sin embargo, la realidad que vivimos hoy es muy distinta a aquella que formaba el contexto de aquel primer evento que reunió a un estimado de doscientas personas. Detenciones arbitrarias, discriminación sistemática durante la primera administración del entonces edil Felipe de Jesús Cantú, son anécdotas de un pasado no tan lejano. La lucha sigue: Los transfeminicidios con su dosis de macabra impunidad son parte de la nota roja cotidiana y la discriminación sigue siendo sistemática, con la diferencia de que ahora somos más quienes alzamos la voz y también son más los medios al alcance para hacerlo. Mientras otros estados cuentan con todas las facilidades, el matrimonio igualitario sigue sin fluir en la entidad a pesar de un plantón de meses afuera del Congreso, por ejemplo.

 

Este año es histórico para el activismo local. Durante el mes de junio, se celebraron no una sino dos marchas de la diversidad. La primera se llevó a cabo el 16  y fue organizada por un colectivo de jóvenes activistas que se autodenomina independiente de intereses o partidos políticos. La segunda, el 23 de junio, fue organizada por un comité impulsado por Movimiento por la Igualdad en Nuevo León, así como los colectivos y activistas de mayor trayectoria. El motivo de esta doble presencia en las calles durante el mes de del orgullo (que no es exclusiva de Monterrey) obedece a una franca separación: Aunque ambas dicen ser la marcha número dieciocho, lo cierto es que esta “mayoría de edad” viene con un rompimiento aún más profundo que, a pesar de las especulaciones, resultó ser benéfico a corto plazo. Las consecuencias de esta escisión todavía están por verse.

 

El cambio de estafeta y el siempre no

En 2016, Mario Rodríguez Platas le ofreció a un grupo de jóvenes activistas la organización de la marcha número diecisiete. En muchos sentidos aquella marcha fue un éxito: lo fue principalmente en términos de convocatoria, pues pudo captar a un sector juvenil que en ediciones anteriores se había mantenido indiferente al evento. Me gusta recordar el equilibrio generacional de aquella vez con la presencia de youtubers como Ophelia Pastrana y Pepe y Teo—que pocos adultos mayores de cuarenta conocen— por un lado, y por otro la de Rocío Banquells, a quien pocos de esos jóvenes reconocían mientras que los más veteranos la saludaban de lejos o se tomaban selfies con ella. Fue, desde mi percepción un evento armónico que unió diversas formas de disidencia sexual y de género en la ciudad. Pero esta percepción es sesgada y muy rosa, pues no todo el mundo quedó conforme y ese malestar se me escapó por obvias razones, ya que vinieron principalmente de colectivos a los que no pertenezco: mujeres activistas trans y familias diversas. Hubo, además  críticas dirigidas a la falta de un posicionamiento político, de un discurso disidente.

Marcha del 23 de junio de 2018.

 

La participación de marcas patrocinadoras como Cabify y una exitosa vendimia de banderas arcoiris le dio mucho color y éxito comercial gay friendly pero opacó cualquier discurso o postura política. La crítica que me parece más pertinente señala que hubo un esfuerzo por hacer de la marcha algo políticamente correcto, que no incomodara. Una marcha “fresa”, una marcha blanqueada, una marcha liderada, además, por jóvenes con grado universitario que visibilizó sin mayor problema únicamente a la parte socialmente aceptable de la disidencia, haciendo a un lado a los rostros incómodos. En respuesta a esta crítica (que insisto, me parece necesaria) se enarbola una nueva forma de hacer activismo, o más bien una forma en ciernes, que abiertamente se separa del estilo polémico y confrontador de una figura como la de Rodríguez Platas. Entre estos colectivos de reciente creación existe como común denominador un ambiente de conciliación y fraternidad que fácilmente puede ser interpretado como apolítico, pero no lo es: Est*s jóvenes han generado espacios de diálogo con candidaturas independientes como las de Pedro Kumamoto y Alejandra del Toro para discutir temas relevantes para la diversidad sexual y amorosa y la inclusión social en general, se ha promovido y avanzado en la rectificación de actas para personas transgénero que impulsen la desmedicalización del proceso, así como eventos de información para padres y madres de hij*s LGBTIQ. Asimismo, la asociación universitaria independiente UNESSII, conformada principalmente por jóvenes de las principales instituciones de educación superior de la ciudad, ha hecho política en la universidad con una serie de eventos que promueven el diálogo en distintos espacios universitarios públicos y privados otrora (y en el caso de la Facultad de Psicología de la UANL, todavía) renuentes a estos temas.

 

El diablo y sus tanates

Mario Rodríguez Platas se pronunció sobre esta controversia por medio de videos en redes sociales. En uno de ellos explica por qué la marcha del 23 de junio es, por decirlo de alguna manera, la verdadera, la que tiene historia. Señala que en el 2017 se cedió la estafeta a otros colectivos, a quienes el activista llama en el video “estos niños y niñas” y menciona nombres (Xaúl Sandoval, Héctor Aguirre, Kike Acosta, Franco Arjona), pero que este año dicha estafeta se les ha retirado unilateralmente por “no haber hecho las cosas bien”. Los errores que Mario señala son: Omitir el himno nacional mexicano y la bandera, hacer un desaire al contingente de las familias diversas y no entregar el tradicional Premio Amelio Robles a funcionari*s públicos o ciudadan*s que promueven actos que favorecen a la comunidad LGBTIQ. Fue un gran espectáculo pero sin protesta, prosigue Mario, y además les recuerda que fue él quien garantizó que hubiese recursos en aquella ocasión, a pesar de no estar al frente. Por último hace una acusación: responsabiliza a quienes organizaron la marcha el año pasado por borrar las fotos y el material histórico de las marchas anteriores en la cuenta oficial de Facebook, además de no devolver la página con la contraseña, en lo que Mario llama un atentado a la conciencia de quienes han hecho un largo trabajo de activismo (y también menciona nombres: Mariaurora Mota, Paco Anguiano, Jennifer Aguayo, entre otr*s).

Marcha del 16 de junio de 2018.

Sobre el asunto de la página de Facebook, Héctor Aguirre replicó en su perfil personal lo siguiente:  

Ahora, se acusa al grupo del 16 de haber borrado la historia de una página de Facebook de las marchas anteriores que nunca se nos dio, lo cual se me hace ridículo que a eso se le llame ‘borrar historia’, cuando a nosotros JAMÁS se nos entregó una página de Facebook de la Marcha anterior, nosotros hicimos una nueva y ahí se le empezó a dar publicidad, misma de la cual yo participé y puse a disposición las redes de “El Clóset LGBT” que en ese entonces contaba con más de 1M de seguidores, por lo que su alcance subió rápidamente. Nunca tuvimos acceso a la página anterior porque hubo diferencias con el administrador anterior o no quería dar la contraseña, ni supimos bien qué onda y eso no fue un tema, hicimos una nueva y listo, la hicimos en enero aproximadamente de 2017, el registro está ahí.

 

La militancia en el PRI de Mario, pero sobre todo sus conductas y estilo agresivos, han provocado un profundo rechazo en esta nueva generación de activistas que decidieron organizar su propio evento al que han llamado “independiente”. El uso de este adjetivo enfureció a Mario, quien en otro video increpa al grupo contrario a responder a qué se refieren con independiente, “¿independiente de qué? ¿de quién?”, pregunta y culmina con una frase que se ha interpretado como una amenaza: “Insisten en jugarle los tanates al diablo….el que se lleva se aguanta”. Quienes lideraron la marcha del 16 de junio, al no contar con los recursos que Mario gestionó el año anterior, realizaron diversos eventos y vendimias para recaudar fondos en medio de una serie de ataques de uno y otro bando por redes sociales que llegó hasta la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

Marcha del 23 de junio de 2018.

 

Un espacio clave para éste y otros proyectos ha sido el Parián 47, un ruin pub ubicado en la esquina de Diego de Montemayor y Washington, en el centro de la ciudad. Con ocho meses de existencia, el Parián ha sido un espacio seguro de inclusión para todas las personas. Se han llevado a cabo desde conferencias sobre feminismo y sexualidad, exposiciones artísticas, talleres de masculinidades, diálogos con candidaturas ciudadanas, proyección gratuita de películas, hasta charlas sobre montañismo, en fin, una pluralidad de actividades abiertas para todo público. Con un menú limitado a unos cuantos platillos vegetarianos, aguas frescas hechas al momento y café, en el lugar no se vende alcohol pero se permitía que cualquiera introdujera alimentos y bebidas sin problema. No se reservan el derecho de admisión con nadie, y cualquiera puede disfrutar de sus instalaciones incluyendo quienes no tienen dinero para consumir. Hay intercambio, venta y donación de plantas, así como la promoción de prácticas como el reciclaje y la elaboración de composta. Este espacio, tan disidente en la ciudad de los negocios, la contaminación y la discriminación, fue suspendido temporalmente por violar la ley de alcoholes justo horas antes de que se llevara a cabo una fiesta ampliamente promocionada en redes para recaudar fondos para la marcha y luego de ocho meses de funcionar en esas formas inusitadas en la ciudad. Y también justo después de la circulación del video en el que Mario pronuncia la frase “el que se lleva se aguanta”. El evento como sea tuvo lugar en otro espacio, pero la percepción negativa sobre el estilo de uno de los principales activistas de la ciudad ha aumentado y ha hecho la brecha todavía más grande. Actualmente, el espacio ha vuelto a abrir sus puertas.

 

¿División o doble visibilidad?

La marcha del 23 de junio en esta ocasión adoptó el lema “¡a tomar partido!”, lo cual lastimosamente alimentó aún más la percepción de que existe una tendencia a involucrar intereses partidarios en ella. En respuesta a ello el comité ha sido muy claro: se trata de tomar partido por nuestros derechos, a fijar posturas y a obligar a quienes gobiernan a que fijen la suya. En ese sentido, quienes organizaron la marcha del 23 tienen la razón al señalar que toda marcha es necesariamente política, y que la reducción de ese concepto a los meros partidos políticos es, por decir lo mínimo, lamentable. Sin embargo, no hay que pasar por alto que detrás de esta percepción hay sobre todo un descontento generalizado hacia el sistema político del país y sus métodos, así como apatía y descontento ante la falta de compromiso ideológico de los propios partidos (las coaliciones para elecciones federales son muestra de ello), más que la simple y estereotipada ingenuidad juvenil. Es necesario, urgente, acercarse y escuchar las propuestas y los nuevos estilos de acción que brotan de las mentes más jóvenes. Por otro lado, el Colectivo Trans Monterrey se ha unido a la marcha del 23. Sylvia López Pérez, activista trans, ha dicho que no se ve representada por ninguna de las dos marchas pero fijó postura públicamente: “Vámonos a marchar este 23 de junio por las trans trabajadoras sexuales, por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, por la despatologización trans, por la clase obrera LGBTTTIQ, por las poblaciones originarias, las jotas, los maricas, desde los feminismos trans…”. Con esta declaración queda abierta la pregunta para ver si estas otras representaciones de la disidencia sexual, amorosa y de género caben en la marcha del 16. La respuesta fue un sí, aunque algo tímido. 

 

La marcha del 16 se caracterizó por el entusiasmo de una generación de jóvenes que salió a las calles a celebrar y exigir derechos sin presupuesto, con poca experiencia y muchas ganas. Fue notable la ausencia de los vistosos carros alegóricos de los principales antros de la ciudad así como del templete y el equipo de sonido al llegar a la Macro. Fue en ese sentido una marcha austera pero llena de voluntad y de participación juvenil, así como la presencia de la nueva escena drag en Monterrey, que ya merece un análisis aparte. La reacción positiva de los peatones y transeúntes sonando el claxon con la conocida tonada de apoyo fue bastante distinta al ambiente de la década pasada. Sólo hubo un momento en el que algunos vehículocentristas expresaron abiertamente su molestia más por la detención del tránsito que por homofobia en la avenida Juárez. Ante esta tensión, fue Marilú Romero de El Clóset LGBT, A.C. la que contestó con un grito al megáfono dirigido a los coches que calmó las aguas: “¡Si nuestros derechos estuvieran garantizados no estaríamos marchando!”. Me consta la presencia de personalidades importantes para la histórica visibilidad LGBTIQ en la ciudad, como Paco Anguiano y Aruba Williams, así como de muchísima gente que acabó yendo a las dos marchas por igual. La falta de recursos se hizo crítica a la hora de llegar a las afueras del palacio en la Macroplaza, pues el equipo de sonido (en realidad un par de megáfonos) fue insuficiente para los mensajes finales al culminar el evento.

Marcha del 23 de junio de 2018.

 

Por su parte, la marcha del 23 rompió todos los récords hasta ahora. Con un aproximado de 30 mil personas y una producción nunca antes vista, fue hasta el momento la manifestación más grande de visibilidad para la comunidad LGBTIQ en la historia de la ciudad. Con toda la mano, se echó la casa por la ventana en un ambiente festivo y victorioso a pesar del calor inclemente típico de estas fechas. Carros y tráilers repletos llenaron de color las calles del centro, la participación de varios colectivos fue notoria, la presencia de la cantante transgénero de ópera Morgana Love le dio un protagonismo necesario a la comunidad trans*, y el premio Amelio Robles fue otorgado a Alejandra Rangel por su larga trayectoria como aliada y defensora de la comunidad junto con un emotivo discurso a cargo de Joaquín Hurtado, en el que el afamado escritor dijo que si viviéramos en tierras menos misóginas Alejandra Rangel habría sido rectora de la máxima casa de estudios y hasta la primera gobernadora de la entidad. La Macroplaza repleta dejó un sabor de esperanza para la lucha por los derechos y la equidad en plena época de elecciones locales y federales (bueno, y sí, también estuvieron Lorena Herrera e Irán Castillo, además de otros artistas locales que amenizaron el cierre con alguna que otra polémica menor que no merece la atención ante el éxito obtenido.)

 

Frente al evidente fortalecimiento de grupos conservadores y antiderechos, somos un movimiento que necesita estar listo y organizado para lo que comienza este año. Al final, lo mínimo que esperamos es que este aparente quiebre permita la reflexión y la autocrítica responsable en ambos bandos de la disputa antes de aventurar una división definitiva, pues al final muchísimas personas decidimos ir a ambos eventos. También noto demasiada descalificación e ignorancia por parte de algunas personas que no entienden cómo piensan y actúan las bases más jóvenes del movimiento y eso me parece grave, aunque se trate de un brote entre tantos del actual abismo intergeneracional extendido. Por lo pronto, las calles del centro de Monterrey se vistieron de colores y de orgullo dos fines de semana seguidos, ante la mirada de peatones y transeúntes que observaban la fúrica alegría de una diversidad que coexiste a pesar de los oídos sordos de quienes ostentan el poder y del deseo de muchos porque permanezcamos en las sombras. Cierro con el comentario, más cargado de sorpresa que de molestia, que escuché de un padre de familia que veía interrumpido su paseo sabatino por el avance de los contingentes por la avenida Zaragoza: “Nunca había visto tantos maricones juntos”. Señor, agárrese que todavía no salimos todas. Esto apenas comienza.

 

*Imágenes de Miguel Martínez Jiménez.

(Visited 1 times, 1 visits today)
LGBTIQMarcha de la DiversidadMiguel Martínez JiménezMonterrey
Compartir este artículo:
FacebookTwitterGoogle+
Sobre el autor

Miguel Martínez Jiménez

Licenciado en Psicología por la UANL y Doctor en Estudios Humanísticos por el ITESM. Profesor e investigador en el área de las humanidades médicas, interesado en los estudios críticos de la sexualidad y el género. En 2010 obtuvo el Premio Latinoamericano de Cuento Edmundo Valadés. Prefiere andar a pie, el café sin nada y el arroz sin popote, por favor.

POST RELACIONADOS
Diversas hombrías: Entre machos delicados y hombres de verdad
mayo 20, 2018
Jesús no discrimina: Cristianismo incluyente en Monterrey
abril 20, 2018
Omar Solís. ¿Cuál frontera?
febrero 20, 2018
Hablar de violencia sexual es cosa de hombres
diciembre 20, 2017
Sylvia Pérez: Resistencia Trans
noviembre 20, 2017
Mariaurora Mota : Lesbianas al frente
octubre 20, 2017
Leave Comentario

Cancelar respuesta

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

clear formSubmit

Buscador
Entre números
  • LEVADURA se va
    enero 11, 2021
  • ¡Se va a caer/ se va a caer/ arriba el feminismo que va a vencer/ que va a vencer!
    diciembre 30, 2020
  • Maradona, en el alma del pueblo su eterna despedida
    noviembre 25, 2020
  • El “Apruebo” chileno desde los algoritmos de las redes sociales
    octubre 26, 2020
Entrevistas
  • Entrevista a Guillermo Fadanelli
    mayo 19, 2020
  • Ópera prima de David Zonana
    mayo 19, 2020
  • Narrativargenta: Los modos de leer como posicionamientos. Que dure la desmesura
    marzo 19, 2020
ARCHIVOS LEVADURA
Comentarios recientes
  • Artemisa López Carrillo en “Escucho las células morir”: poemas de Merari Lugo Ocaña 
  • Omar en Anton LaVey: El hambre de la mentira
  • 8 Poemas y una carta de Vita Sackville-West – Poiesis/ποίησις en Virginia y Vita
  • Erika Marissa Rodríguez Sánchez – Red Nacional de Investigación en los Estudios Socioculturales de las Emociones (RENISCE) en Migrar al Mesón Estrella: el gesto de la masculinidad hegemónica (primera parte)
  • Ana en LEVADURA se va

Subscríbete a nuestra lista de correo

Revista Cultural Independiente
redaccion@revistalevadura.mx
© 2017. Revista Levadura.
Todos los derechos reservados.
Quiénes somos
EDITORIAL
DIRECTORIO
COLABORACIONES
Síguenos

Find us on:

FacebookTwitterGoogle+YouTube

 Dream-Theme — truly premium WordPress themes
Footer

Levadura