
Imagen: pixabay.com.
¿Cómo cambiará la relación bilateral entre México y los Estados Unidos una vez que AMLO asuma el poder? ¿Será Marcelo Ebrard el nuevo mejor amigo de Mike Pompeo? o ¿se acabará la cordialidad que caracterizó el inicio de conversaciones? Acá te presentamos un plan de lo que podría hacerse en caso de que la rudeza vuelva a la escena.
Cuando el país prepara la entrega de mando del presidente saliente al electo, las elecciones recientes adquieren de pronto una utilidad inesperada. Durante el segundo debate entre los candidatos a la Presidencia, realizado el pasado 21 de mayo en la ciudad de Tijuana, emergió un terreno de consenso que sólo Donald Trump pudo ser capaz de entregar. Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, convergieron en un plan para enfrentar al amo de la Casa Blanca. Acá te lo presentamos con citas textuales de los cuatro aspirantes a la Presidencia de México. Se trata de un compendio memorable y una hoja de ruta para el futuro.
El primer presidente estadounidense explícitamente antimexicano de este siglo fue el galvanizador de la unidad nacional. En estas líneas recuperamos lo que los cuatro candidatos propusieron para enfrentar la política agresiva de nuestro vecino del norte. Ninguna de las siete medidas contradice a la otra y en cambio, todas podrían formar parte de un arsenal unificado, al que el nuevo presidente electo podría recurrir sin temer mayores discrepancias internas.
Abramos esa caja de herramientas y elijamos lo más aconsejable de acuerdo a la situación.
- Expropiar Citi-Banamex
El Bronco fue el más audaz, porque se atrevió a poner un pie en el terreno de la propiedad privada. Poco a poco se fue dando ánimos y terminó planteando la expropiación del banco emblemático en manos de capitales norteamericanos.
El aspirante independiente lo dijo de este modo: “Lo primero que tenemos que hacer es destetarnos de los gringos y ponerlos en su lugar, también, hablarle al presidente americano como se le debe hablar a un presidente. A los americanos hay que ponerles la pierna dura, y ya no permitir ninguna ofensa ni comercial ni supeditada. Tenemos que hablarle claro al presidente Trump y vamos a hablarle directo, para que él entienda, porque además nadie le ha respondido. Creo que en el TLC no solamente tendríamos que hablar de comercio. En el Tratado de Libre Comercio (TLC) del pasado, se negoció comercialmente todo, pero no estaba metido ahí ni el petróleo ni los bancos. ¿Qué tal si recuperamos Banamex?, porque se los entregamos. Vamos a trabajar para que él entienda, y los negociadores americanos entiendan que tenemos cartas diferentes al tratado original”.
Cuando el periodista pidió clarificación con la interrogante: ¿expropiar?, El Bronco reaccionó así: “Expropiar… claro, si los gringos siguen con esa dureza… Tenemos que regresarle a México muchas cosas y no entregar”.
- Respeto o nada
Ricardo Anaya tampoco ahorró palabras en contra de Trump. De hecho fue el único que le recordó a Peña Nieto que fue un error haber ayudado al republicano durante la campaña electoral de 2016.
Anaya dijo en el debate presidencial lo siguiente: “Fue un error histórico inaceptable haber recibido a Donald Trump en Los Pinos cuando el señor llevaba un año en plena campaña insultando, vejando y agrediendo a los mexicanos. No sólo fue un error, fue una humillación al pueblo de México, que cuando este señor llevaba un año diciéndonos violadores, asesinos, lo hayan recibido con alfombra roja en Los Pinos. No observaron una ley de vida básica, ¿quieres que el del frente te respete?, empieza por respetarte tú mismo”.
Ante las críticas compartidas por todos, José Antonio Meade defendió la prematura cordialidad priista con Trump diciendo lo siguiente: “Juzgado por los resultados, no fue un error haberlo recibido. Yo no anticipé que iba a ganar, muy pocos lo hicieron, yo pensé que no tenía posibilidades de ganar. Fuimos claros en denunciar el racismo. Cuando Trump hizo campaña se decía que se iban a acabar las remesas, que tendríamos un impuesto transfronterizo, que estarían haciendo redadas, que denunciaría el TLC. Al día de hoy, con muchas dificultades, varias de esas amenazas se han ido conjurando. Todo depende de qué se espera de la relación, cuáles son las líneas rojas, y si después de un tiempo esas líneas se han respetado, quiere decir que la diplomacia ha funcionado”.
Aunque Meade planteó que no fue un error usar la contención con el entonces candidato Trump, eso no lo llevó a retraerse. Al contrario, también fue duro en Tijuana cuando dijo: “Antes de hablar de comercio e inversión, tenemos que hablar de respeto. El presidente Trump, hace cuatro días, nos volvió a insultar y cada vez que nos insulta, nuestros migrantes, su dignidad y su vida, corren peligro. En mi gobierno no vamos a permitir un acuerdo de ningún tipo, en ningún tema, que no esté basado en el respeto. No voy a permitir, bajo ninguna circunstancia que se nos falte al respeto jamás”.
- Poner todo sobre la mesa
Anaya fue más lejos. En cuanto al control fronterizo que México ejerce para reforzar la seguridad de los estadounidenses, el postulante del PAN fue enfático: “¿Por qué le pedimos visa a quienes vienen de países que son antagonistas de Estados Unidos? Irán, Irak… justamente para que ellos tengan un control, ¿cuántos terroristas han entrado por México a Estados Unidos? Cero. En materia de seguridad, nos necesitan y mucho. Tenemos una frontera de 3 mil kilómetros. Vamos a poner todo sobre la mesa, con firmeza. El respeto tiene que ser de ida y vuelta. A los tiranos, no se les apacigua, se les enfrenta, ellos respetan a aquel que se respeta a sí mismo. Hay que poner todo sobre la mesa, todo lo que tiene que ver con la relación de cooperación. Cuando él vea firmeza y decisión de parte de México, estoy seguro que esa es la vía. Se actúa con valor defendiendo el interés nacional”.
¿Qué es exactamente lo que planteaba Anaya? Jugar con todas las cartas posibles, no guardarse nada. Si Estados Unidos quiere ayuda mexicana para la lucha contra el terrorismo, tendría que ceder en otros planos.
- Vender a otros
La cuarta arma de México contra Trump tiene que ver con la economía. Anaya y El Bronco plantearon acciones similares. El interés nacional se defendería buscando otros mercados y haciendo visible que hay regiones de los Estados Unidos que necesitan de México.
Anaya fue claro al decir: “¿Cuál es el país al cual Texas, bastión republicano, exporta más? Por mucho, México. Texas le exporta más a México, que todo Estados Unidos a Japón”.
Por su parte, El Bronco hizo la siguiente afirmación referida a la diversificación de exportaciones mexicanas a otras zonas del mundo: “Es muy sencillo, compremos en otra parte. Tenemos que quitarnos esa actitud del ratón chaparro, que no es capaz de convencer a otros. Tenemos que ver otras partes, fuera de Estados Unidos, tenemos que ver Asia, India, Corea, Japón y Sudamérica, sobre todo”.
- Control de armas
México paga con sus muertos una ecuación siniestra que consiste en que Estados Unidos recibe la droga que consume y, a cambio, vende las armas que alientan a las bandas criminales que garantizan esa provisión de sustancias controladas. Anaya y Meade coincidieron en que el control de armas es una actividad central que México debe encarar en el corto plazo.
En palabras de Anaya: “Hay que exigirle a Estados Unidos que también haga su parte. ¿De qué se mueren 60 mil personas allá cada año? De sobredosis de droga. Y ¿qué hacemos nosotros para evitar que les llegue la droga? De todo y a un costo altísimo. ¿Qué hacen ellos para evitar que lleguen acá las armas? 200 mil armas llegan todos los años de Estados Unidos a México, y ellos no están haciendo absolutamente nada para evitarlo. Tenemos que exigir reciprocidad”.
Por su parte, Meade considera que el control de armas debe ser una iniciativa nuestra de cumplimiento inmediato: “Si hoy de Tijuana cruzamos a San Diego, podemos comprar un fusil AK47 en más o menos mil dólares, subirlo a nuestro vehículo particular y cruzar por la aduana. No tenemos un protocolo de armas en las aduanas, no tenemos manera de revisar en las aduanas a todos los vehículos que pasan por ahí. Son 70 millones de vehículos particulares que año con año pasan la frontera. Hay que blindar nuestras aduanas. A mí me tocó hacer el primer protocolo de armas. Nos dimos cuenta que no había ni eso, ni la tecnología. En un año podemos blindar nuestra aduana y controlar desde una pistola hasta una bala. Hay que hacer que nuestra aduana sea impenetrable”.
¿No debería ser una de las primeras medidas de AMLO?
- Acudir a los organismos
“Si negociamos tema por tema, siempre serán ellos más fuertes en la negociación”, insistió Anaya, bajo su premisa de poner todo sobre la mesa. El candidato del PAN dijo que ante las violaciones a los derechos humanos, México podría acudir a los organismos multilaterales. “Este es el tipo de temas que hay que llevar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), no lo hemos hecho como México lo sabía hacer históricamente, por supuesto que tienen fuerza los organismos multilaterales”.
La CIDH depende de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Sus fallos son vinculantes para los Estados. Lamentablemente Estados Unidos no participa del sistema y un fallo en su contra sólo tendría un carácter simbólico. Lo mismo sucede con la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, de donde los norteamericanos acaban de retirarse. Pese a ello, una demanda de ese tipo gozaría de una capacidad persuasiva notable.
- Mejorar nuestra economía
¿Y AMLO? ¿No dijo nada? El hoy presidente electo fue, de los cuatro, el más tímido con respecto a Trump. Cualquiera hubiese pensado que al ser el aspirante de la izquierda mexicana, sus críticas serían las más letales. Quizás su certeza ganadora, lo colocó en el papel del más prudente.
La única medida que planteó en aquel debate fue a su vez, la más inofensiva para los norteamericanos, en sus palabras: “Si nos amenazan con construir muros, con militarizar la frontera, con perseguir a nuestros paisanos, lo que tenemos que hacer es fortalecer nuestra economía. Trump va a tener que aprender a respetarnos, eso lo puedo asegurar”.
Al cierre de este recuento, cabe preguntarse: ¿la política de acercamiento pragmático de Videgaray y Peña Nieto ha calmado realmente la beligerancia de Donald Trump? ¿Lo suyo son sólo palabras encendidas junto a acciones escasas e inofensivas? Y de cara al futuro inmediato: ¿le llegará a AMLO el momento de ponerse rudo con el vecino del norte? ¿Pondrá entonces en práctica alguna de las siete medidas anotadas acá? El panorama aparece pleno de posibilidades diversas.
*Imagen de portada: pixabay.com.