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La fundación del sujeto femenino en América Latina: Juana Manso

enero 20, 20191 ComentarioSospechosas comunesBy Coral Aguirre

Imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Juana_Manso[1].

La educación es la llave para alcanzar la igualdad con los hombres.

Mary Wollstonecraft (1759-1797).

La vida me fue llevando a la convicción de que si la mujer no se educa será una víctima,

una sometida o un ser inerte.

Juana Manso (1819-1875).

 

Como se advierte, he cambiado los sospechosos comunes por sospechosas porque me parece que no sólo es la acentuación que he estado dándole a mis sospechosos, esto es, la cuestión femenina, sino que con esta modificación puedo ir y venir con menos dificultad e interesarme mejor por los tópicos que tienen que ver con los alcances de la presencia femenina en las artes y las ciencias. Aclarado esto, paso al tema que nos convoca hoy.

 

Sé muy bien que poner origen a los hechos y los cambios es andar por el sendero más oscuro del bosque en nuestro antiguo imaginario. Hoy sólo evocaríamos algún callejón de un barrio estropeado. Sin embargo, así como se piensa en los finales del siglo XVIII para nombrar a Mary Wollstonecraft como una suerte de fundadora del feminismo occidental, me atrevería a manifestar que en América Latina esa figura se encarna y proyecta en Juana Manso.

 

Los caminos de una y otra, tan lejanas en distancia, cultura y época, no obstante asombran por sus semejanzas. Si a la luz de la Revolución Francesa el corazón de Mary se exalta y lee a Rousseau ávidamente, no sin entrarle de lleno cruzando La Mancha para ver in situ parte de la Historia viva de su tiempo, Juana, mucho más desposeída que la primera en cuanto a medios, pero tan plena en su capacidad intelectiva y sensible, también lee a Rousseau y se exalta con las evidencias de la Revolución de Mayo narradas por su padre, al tiempo que su lucidez la hace observar su derredor y enriquecerse con el pensamiento liderado por sus coetáneos.

 

A pesar de la diferencia de ambientes, ambas fueron autodidactas. Increíblemente, con el mismo vigor y la misma sensibilidad, se alzaron contra los obstáculos de una educación que ni por asomo contemplaba al ser femenino. Y armándose de libros, estudios, idiomas, contacto y correspondencia con los mejores intelectuales de su tiempo, se dieron a la obstinada tarea de volverse pensadoras. Tal condición filosófica se legitima una y otra vez cuanto más investigamos su obra. De modo que, en plena juventud, las dos lanzan su acuciosa demanda: si no nos educamos no alcanzaremos el nivel de ser humano pleno y rotundo a la manera de un hombre. Si no lo hacemos ya, quedaremos para siempre aferradas a esa condición lábil de objeto de adorno mientras somos bellas y jóvenes, y de servidumbre una vez que alcanzamos la condición de esposas, madres y abuelas. Eso repiten una y otra de diversas maneras pero con el mismo ímpetu.

 

Por demasiado conocida ya la relevancia de Wollstonecraft, quiero dedicar el resto del trabajo a marcar el proceso formal e intelectual de Juana Manso, cuya presencia en el campo de la educación en el siglo XIX y sus alcances en América Latina, dio como resultado una herencia que, seguramente, en nuevos trabajos detallaré.

 

Juana Paula Manso (1819-1875) como ya hemos dicho no tiene oportunidad de recibir estudios, pero como muchas mujeres en esa situación se arregla para aprender a leer y escribir en su propio hogar, donde su padre partidario de las luchas por la Revolución e Independencia argentinas había participado en ellas. Sólo con sus estudios primarios atiende a su vocación aprendiendo otras lenguas y asistiendo a talleres literarios.

 

A causa de su adhesión al grupo del ‘37 (Sarmiento, Echeverría y otros exiliados en Chile) también ella y su familia es perseguida de modo que se traslada a Uruguay. Esta persecución que durará hasta la década de los ‘50 en realidad la alimenta en su carrera puesto que le permite pasar, de Uruguay a Chile, de Brasil a Estados Unidos, regresando tácticamente a Buenos Aires una y otra vez, hasta quedarse definitivamente luego de concluir el gobierno absoluto de Rosas, su gran enemigo, así como el de su tutor y amigo que luego será presidente de la República, Domingo Faustino Sarmiento. Esa es otra de sus características, sedienta de pares, de amistades afines, se cartea con José Mármol, se vincula con intelectuales, traduce del francés, lee en inglés, se manifiesta en italiano y escribe con una prosa atrevidamente moderna, que fluye como en las grandes plumas. No se puede creer que una mujer de ese tiempo y con una educación escolástica y primitiva haya podido ejercer tantos beneficios en pro de la educación. Y su mayor obsesión, la oferta de medios de comunicación, sean revistas, álbumes, periódicos, con suscripción semanal, mensual, o bien centros de estudios, escuelas, círculos de lectura para mujeres, todo lo inventa, lo funda, lo crea, en beneficio de sus hermanas tan desprovistas como ella en el comienzo. Que sea como sea pero que haya medios e instituciones que atiendan a las mujeres. Fundaciones que ella auspicia no sólo en su tierra natal si no por donde fuere: Montevideo o Cuba o Brasil.

 

Como decía antes, sus talentos se multiplican cuando uno lee sus escritos, narraciones, ensayos sobre la educación, crónicas, historias, y nos asombramos de la fluidez y estética de su discurso.

 

¡Si los hombres pudiesen comprender todas las mortificaciones y las profundas amarguras que despedazan el corazón de la mujer! ¡El único porvenir que le dejaron y la única esperanza de su vida entera es el amor! Por eso el casamiento es para ella el fin de su existencia. ¿Y qué es lo que encuentra ella casi siempre? La decepción. O una tiranía insoportable o el abandono más completo.
¿Y por qué ella encuentra eso? Porque el casamiento para la mayor parte de los hombres es el único medio de satisfacer un deseo, un capricho o simplemente cambiar de estado.
O asegurar su fortuna. Y porque el hombre dice: “Mi mujer” con el mismo tono de voz con que dice “mi caballo”, “mis botas”, etcétera
.

 

También llega el asombro por los temas que la ocuparon, por su pensamiento filosófico, por su compromiso de lo humano como si llevara con ella la premisa de Protágoras: Nada de lo humano me es ajeno. Ya sabemos pues, que la filosofía es la ciencia de indagación, aquella que intentó primero explicar los fenómenos de la naturaleza, y que más tarde trató de interpretar los fenómenos arcanos del alma, o para decir más claro, el origen de las concepciones de la inteligencia y del sentimiento, la que semejante al microscopio del relojero, dividió y estudió todas esas facultades misteriosas del alma humana en la organización inmaterial.

 

O la de Derrida: detrás de la mujer están los Otros, que se revela en sus consideraciones tan lejos de las de su Maestro Sarmiento, a quien no obstante tanto respeta pero que no le impide por ello tener y ejercer su propio pensamiento.

 

La experiencia nos ha demostrado que el indio tiene inteligencia, y cuando civilizado, hemos visto desenvolverse en ellos mil sentimientos nobles y generosos, mil tendencias que muestran que su corazón solo está pervertido por la ignorancia: tendamos, pues, la mano a esos desgraciados para sacarlos de la densa noche que los envuelve.

Esta patria es de ellos como nuestra. La conquista los esclavizó, los arrojó de sus lares, los despedazó, y nosotros después de la independencia no hemos hecho más que continuar la obra que comenzó la conquista. Para atraerlos a nuestra amistad no hemos tenido otros arbitrios que, o subyugarlos con el hierro mortífero, o halagarles su vanidad con zarandajas, origen de discordia entre ellos, o licores perniciosos con que hemos acabado de viciarlos.

 

En cuanto a sus procedimientos literarios con la misma sencillez con que aborda la filosofía o el ensayo sobre la formación de los niños y las mujeres, nos encontramos ante una prosa diáfana, sin barroquismos ni solemnidades tan propias del siglo XIX en nuestras tierras, dando una luminosidad particular a lo que expresa.

 

Hay en el silencio de nuestros campos, en la aridez de los cardales, en la extensión de sus llanuras una poesía agreste que solo podemos saborear los hijos de este pobrísimo pedazo de tierra impropio a la agricultura por su falta de agua…Sí, hay poesía en esta desnudez del suelo aunque desespere el alma, al contemplar la miseria del hombre, representada por el rancho con puerta de cuero de novillo que trae a la memoria la choza del Kalmuko ajena para siempre a los usos de la civilización.

 

Habiendo comenzado por soñar con ser poeta y luego música y también pintora no es casual que sus aspiraciones estéticas la hayan llevado a una ética que puso el universo femenino en cuestión. Y del mismo modo que José Mármol la vincula a Sarmiento, éste último la pone en contacto con Mary Peabody, mujer de Horace Mann quien había creado una escuela popular y gratuita obligatoria, tarea que Juana decide emprender en Argentina. Así es como en 1858 comienza allí la titánica tarea de crear una escuela mixta con tales características que pone los pelos de punta a la sociedad porteña de la cual es portavoz la Sociedad de Beneficencia. Poco a poco las matrículas bajan y en 1865 se ve obligada a cerrar esta experiencia piloto. No obstante en 1874 presenta a la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, un proyecto de Ley de Enseñanza Común, en el cual promueve el profesionalismo docente, reclamando para los maestros sueldos dignos, vacaciones, eliminación de exámenes y por supuesto educación mixta. Y sigue peleando desde la dirección de los Anales de la Educación, donde traducirá y publicará Lectura sobre la educación de Horace Mann.

 

Pero lentamente todo deviene escandaloso: su obstinación para promover la educación femenina, querer mezclar a varones y niñas en las aulas, dictar conferencias, presentarse en público dando sus opiniones con voz ronca. De tal manera que se comienza a masculinizarla, al punto que la única imagen que queda de ella, es casi la caricatura de un hombre. También se la invoca para nombrar la locura de las mujeres, para mostrarla a ella misma como un ser desposeído de conciencia y virtudes femeninas.

 

Tenía razón Sarmiento, “una pensadora es un escándalo”, entonces y ahora.

 

Me costó muchos años de estudio llegar a su índole, aprender que ella fue mi primera madre, que le debemos el inicio de las luchas femeninas aquí en América Latina en favor de nuestra independencia ética, económica y social. Me costó un largo viaje llegar hasta sus fuentes, hasta su palabra honda y tan sencilla.

 

En Argentina a partir del fin del siglo XIX y a través de las voces de sus hermanas venimos reivindicándola poco a poco. Pero nos falta mucho todavía. Juana Manso no es conocida en todo el continente como Mary Wollstonecraft lo es en Europa. Y menos se la considera como la primera aparición del sujeto femenino en la lucha por sus derechos, como sí sucede con la inglesa.

 

 

*Imagen de portada: Internet Archive Book Images, en www.flickr.com.

 

[1] Esta imagen es de dominio público porque el copyright de esta fotografía, registrada en la Argentina, ha expirado. (Todas las obras fotográficas de más de 25 años de antigüedad pasan al dominio público luego de 20 años desde su primera publicación, conforme Ley 11.723, Artículo 34 y sus modificaciones, y el Artículo 7 inc. (4) del Convenio de Berna).

 

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Sobre el autor

Coral Aguirre

Nacida de madre violinista, danzarina, teatrera y lectora. Mi medio natural es esa cuna de notas, primeras posiciones de la danza, las lecturas de Álvaro Yunque y otros autores argentinos y clásicos. Por ella conocí a Shakespeare y Lenin antes de llegar a la primaria, de fuerte extracción socialista y de ascendencia guaraní grabó en mí a los despojados de la tierra. Lo demás viene de suyo.

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1 Comentario
  1. Responder
    febrero 17, 2019 at 7:11 pm
    I

    I HATE MEN

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