
Cortesía de la autora.
Seguir trazando pasos por el barrio de Bloomsbury significa encontrar y dejar. Cada esquina cambia las tres últimas siglas del código postal WC1B denominativo de Bloomsbury para indicarnos que continúa existiendo dentro del barrio pero que tiene otra historia que contarnos y una conversación distinta de la cual seremos parte.
El Museo Británico siempre majestuoso y emblemático, juega el rol de una brújula que con precisión nos señala el camino hacia cada una de las plazas y casas que personifican un lazo con los miembros del grupo de Bloomsbury.
Bedford Square, en donde las casas alrededor conservan una arquitectura gregoriana y en donde el jardín central sigue siendo privado, recoge una parte de júbilo y éxtasis. Para los integrantes del grupo de Bloomsbury y varios intelectuales de la época, el número 44 estaba pintado de un tono compuesto de alegría y bohemia, esplendor y fiestas hasta la madrugada. La camaradería se reforzaba desde el regocijo y la satisfacción de saberse unidos.
Esta era la casa de Lady Ottoline Morrell, anfitriona, mecenas de las artes, diseñadora de interiores y parte del Círculo de Bloomsbury. Medía 1.82 de altura, con cabello rojo cobrizo, ojos color turquesa, nariz larga y mandíbula sobresaliente, vestía ropa que tenía poco que ver con la moda, pero mucho con la originalidad.Detrás de sus paredes en el salón diseñado por ella misma, se recreaban los famosos “jueves” de conversaciones, debates y ahora de un festejo continuo. 44 Bedford Sq., a diferencia de 46 Gordon Sq. en donde vivía Vanessa o 29 Fitzroy Sq. en donde vivía Virginia, se revestía de un esplendor sin cerrojos. Se vivían momentos emocionantes llenos de personas brillantes e interesantes que intercambiaban ideas y festejos alrededor de la figura central: Lady Ottoline Morrell. En esta casa se mezclaba el talento artístico y la innovación literaria. ¿Qué pasaba en esos días de fiesta y quiénes eran los invitados? Bertrand Russell, que fue amante de Ottoline, conversaba con T.S Eliot; Henry James, Roger Fry, Duncan Grant y Maynard Keynes convivían en un espacio que extendía el diálogo y la creación continua; G.E. Moore y Lytton Strachey brindaban por los logros literarios; Dora Carrington, que también fue amante de Ottoline, WB Yeats, Aldous Huxley, D.H Lawrence y por supuesto Virginia Woolf reconfiguraban la historia de 44 Bedford Sq. En sus escritos, Woolf recordaba que “solía existir una gran dama en Bedford Square que logró hacer que la vida pareciera un poco más divertida, interesante y aventurera: esa era Ottoline quien flotaba como un galeón español con monedas de oro colgando y maravillosas velas de seda.”. Así también, en 1917, Virginia escribía a su hermana Vanessa acerca de Ottoline: “estoy tan sorprendida por su belleza que realmente sentí como si de repente me hubiera metido en el mar y escuchara a las sirenas revoloteando en las rocas”. Y así se distinguía el Círculo de Bloomsbury por la diversidad y multiplicidad de personalidades en donde el arte y la creación se conjugaban entre la cotidianidad y el desasosiego de una sociedad que se alejaba de los matices victorianos. Ottoline vivió en 44 Bedford Sq. hasta el año de 1927 cuando por razones económicas, ella y su marido Phillip Morrell, tuvieron que venderla, así como también Garsington Manor, su casa de campo cerca de Oxford y reubicarse a la vuelta de la esquina en 10 Gower St. en donde se siguieron trazando los pasos de Bloomsbury alrededor de Bedford. Fue difícil deshacerse de Garsington Manor ya que este lugar, lejos de Londres, significó ofrecer un refugio a Duncan Grant, Lytton Strachey, Clive Bell entre otros amigos durante la Primera Guerra Mundial. Tanto ella como a los que acogió en su hogar eran defensores de las tendencias pacifistas que fueron muy mal vistas por la sociedad inglesa del momento. Aquí, en esta casa, coexistían con libertad. Por otro lado, a Ottoline le gustaba la fotografía y fue aquí, en Garsington Manor, en donde fotografió a sus amigos, en donde plasmó a través de diversas imágenes, la tranquilidad de la vida que ahí se vivía, el ritmo de una existencia que reforzó el intercambio de opiniones y pensamientos que quedaron plasmadas en libros, ensayos y correspondencia.
En el número 10 de Gower Street, una casa menos espléndida que la ubicada en 44 Bedford Sq., continuaron las tardes literarias en el salón principal a pesar de la mala salud de Ottoline. Los diez últimos años de su vida los pasó enferma de cáncer. Sus protegidos, a los que dejó casi toda su fortuna, fueron abandonándola, excepto Virginia Woolf con quien mantuvo una amistad hasta su muerte.
Quien ha caminado por Gower St. y ha pasado frente al número 10 se percatará de una placa azul en la que el nombre de Lady Ottoline Morrell da la bienvenida a la misma haciendo honor a su lugar en Bloomsbury como anfitriona y mecenas de las artes.
Bloomsbury seguirá su cadencia en Londres. La casa con el número 44 en Bedford Sq. conservará el privilegio de haber sido testigo de la algarabía de un grupo de amigos que pintaba, leía, escribía y vivía por encima de la alegría.
Seguir reconfigurando cada casa y cada plaza en donde se respiró la cadencia de Bloomsbury es labor de la cartógrafa de Bloomsbury.
*Como dato informativo: “Bedford College” se fundó en el número 49 de Bedford Square en Londres en el año de1849 como la primera escuela de educación superior para mujeres en el Reino Unido . En 1900, se convirtió en parte de la Universidad de Londres.