
… la decadencia es un adorno
que no le sienta nada mal a Tánger.
Álvaro Valverde
Cuando terminé de leer este libro lo primero que me vino a la mente fue aquellos viejos carruseles, donde se insertaban y proyectaban una diapositiva tras otra.
En este caso son cincuenta poemas que van proyectando la ciudad de Tánger actual y la de principios del siglo XX, cuando tuvo la condición de cosmopolita y fue habitada como “Zona Internacional”.
Álvaro Valverde, el autor, nos narra su propio viaje y el viaje de una mujer que regresa a la ciudad (ahora bajo el patrimonio de Marruecos) para recordarse en ella y tratar de rescatar del olvido viejos tiempos y la cálida memoria de sus padres.
El resultado es uno de esos libros que se leen de una sentada y que aún en su condición anecdótica de contarnos una historia, la poesía cumple con su encomienda emotiva, además impone su ritmo, nos comparte también imágenes muy bellas que recrean un paisaje de contrastes.
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La ciudad, desde el barco,
es una mancha blanca.
Una sábana al sol.
Contrapongo al poema anterior, este otro, donde en el deambular del poeta percibe ya ese pasado, de vieja gloria, que se ha llenado como él bien dice de humedad y cicatrices:
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COMO en Nápoles, Cádiz o Lisboa,
aquí respiras tiempo. Las fachadas,
sus manchas de humedad en tonos ocres
que más que de un color nos dan noticia
de antiguas cicatrices de la historia.
O el mismo pavimento,
desgastado también como las crónicas
de esta ciudad sumida en su pasado.
El gran logro de este libro no sólo está en estos paisajes que contrastan sino también en la historia y los viejos tiempos que aquella mujer recuerda, y es ella misma la que muchas veces toma la voz. Cito algunos fragmentos que dan evidencia de esto:
MI padre llegó a Tánger
al terminar los años treinta.
Como otros, venía
de perder una guerra.
…
Lo que allí son callejas
aquí son avenidas.
Lo que allí son jardines
aquí sólo solares.
Los que allí son recuerdos
aquí la desmemoria.
Es otra la desolación,
otro el vacío
…
No hay día en que mi madre
no se acuerde
de su ciudad perdida.
Entrever la historia que hay detrás del poema pudiera ser esta:
La guerra perdida es la Guerra Civil Española.
Por su evidente cercanía con España y siendo Zona Internacional fue lugar propicio para que familias españolas se rehicieran en un ambiente cultural cosmopolita.
Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial y Alemania toma Francia, el ejército de Franco entre en la ciudad de Tánger y desalojan a las potencias extranjeras, entre otros que huyen ante el nuevo caos.
En 1956, con la independencia de Marruecos, la ciudad deja atrás su otrora memorable pasado.
Más allá de esta posible lectura, el poemario vale no por su matiz histórico, sino por la marca que queda en el mundo íntimo de las personas y la nostalgia que se desprende de los sentimientos.
ESTOS escombros
en medio de la nada
a los que sólo el mar
da su consuelo
basta para fingir
que hay una tregua.
Hallo reposo aquí.
Bajo la luz vacía.
En la solapa se habla de un etilo que invita a la “hondura de la meditación” y al “enigma de la melancolía”, y que a pesar de un lenguaje claro, permanece algo “oculto e innominado” sobre lo que se relata.
No puedo más que estar de acuerdo y celebrarlo.