
I tried to script your whole afterlife.
And I devised a million-point plan to torture you.
You made choices I never saw coming.
I call that free will.
Michael, The Good Place
The Good Place es una serie de comedia original de Netflix creada por Michael Schur. Schur es conocido por ser uno de los creadores de algunas de las mejores sitcoms en televisión, por su grado de detalle, inteligencia del guion y lo memorable de los personajes. Ejemplo de eso son: Parks & Recreation y Brooklyn 99, sin dejar de lado su participación como guionista en The Office.
La serie se centra en un tema complejo: la muerte. Después de haber muerto trágicamente, los cuatro protagonistas llegan a lo que parece ser The Good Place[1], pero conforme avanza la trama se descubre que en realidad es The Bad Place[2] y que están siendo torturados. De acuerdo con el universo de la serie, las personas acumulan puntos por las buenas acciones que hacen en la tierra y por las motivaciones que tienen al hacerlas. The Good Place es el lugar al que van quienes obtuvieron un puntaje alto y quien no recibe la cantidad necesaria va directamente a The Bad Place. En el afterlife[3] hay arquitectos que diseñan las ciudades en las que viven las personas que van muriendo. El vecindario al que llegan los humanos protagonistas: Eleonor, Chidi, Tahani y Jason, fue diseñado por un demonio, Michael. Para ayudarlos con dudas y necesidades está Janet, un asistente virtual que posee todo el conocimiento del mundo. Estos últimos dos, junto con los cuatro humanos, se volverán los protagonistas de la serie.
La historia se mueve a través de Eleonor, la última en llegar y la primera en ser presentada. Desde un inicio se nos muestra que ella no pertenece a The Good Place y su presencia es un error. Su deseo por ser una mejor persona para ganarse su lugar en el vecindario es lo que mueve la narrativa de la serie. Chidi se ve obligado a dar clases de ética para ayudarla a lograr su objetivo.
La serie está basada abiertamente en las teorías éticas de Aristóteles, Hume y Kant, entre otras teorías, además de que todo el universo del afterlife se centra en el mundo de las ideas de Platón. Las ideas de Aristóteles y Platón sobre el ethos de la vida, que es la felicidad, son las bases sobre las que se construye The Good Place.
La definición de lo que está bien y lo que está mal ha sido objeto de estudio y de debate a lo largo de la historia de la humanidad. Y es que conforme va cambiando el mundo van cambiando también las normas morales. Lo bueno y lo malo no son conceptos estáticos que prevalecen en el tiempo. Sin duda, hay una serie de códigos morales que desde que nacemos se nos han impuesto, muchos de los cuales el ser humano promedio jamás se llega a cuestionar, es decir, actúa bajo esos códigos sin nunca saber realmente si ha actuado “bien” o “mal”, esto es a lo que Nietzsche (2015) llama “moralidad de la costumbre”.
La forma en que el ser humano se ha acostumbrado a esa moral, está relacionada con la idea de la culpa, la deuda moral. Primero la deuda era con dios y luego con la sociedad, con la patria. La deuda moral se ha hecho tan grande, que, al buscar alejarse de ella, la balanza se ha inclinado al otro extremo. Ahora nos enfrentamos a una ética individualista, en la que el ser humano no le debe nada a nadie y por tanto lo bueno tiende a relacionarse con el placer y con lo útil, con la satisfacción inmediata de los deseos. Esta ética individualista presenta una dualidad, entre el individualismo responsable y el irresponsable. Según Lipovetsky (2000), en la época en que vivimos coexisten ambos individualismos, pero predomina el irresponsable. El “individualismo cínico” como lo llama Lipovetsky, conlleva a la pérdida de valores colectivos y a la extinción de la consciencia moral. Lo que quiere decir que como sociedad individualista estamos a la merced de nuestros propios placeres, nos negamos a formar parte de algo, nos negamos a creer que existe una obligación y una responsabilidad ante nuestras decisiones y nuestros actos. Nos hemos acostumbrado a ejercer lo que creemos que es nuestra libertad y nos desasociamos de la responsabilidad que eso implica. Al alejarnos del dolor nos apegamos al bienestar propio y olvidamos por completo el ideal, incluso se ha olvidado que el placer no existiría sin el dolor o el sufrimiento. Lo cierto es que, según Kant (1994) mientras nos dejemos guiar por nuestras pasiones, no seremos realmente libres.
Este ideal es el que muestra The Good Place, de ahí su semejanza con el mundo de las ideas de Platón. En la temporada cuatro cuando los protagonistas al fin llegan al verdadero Good Place, el lugar en el que con tan solo pensar en algo puedes obtenerlo. Se dan cuenta de que la satisfacción inmediata del deseo, ha vuelto a las personas infelices. Esto es sin duda una representación ridiculizada de la realidad en la que vivimos. Y ¿acaso no era la felicidad el fin último de la vida?, ¿no resulta absurdo que las personas sean infelices en The Good Place, pues este es la representación de todo lo “bueno”? Es contradictorio, los protagonistas la pasaban mejor siendo torturados en el vecindario original, que en este lugar en donde se aburren al poco tiempo de haber llegado y lo peor es que les queda una eternidad para vivir ahí.
Entonces, no hay manera de definir lo que es bueno y lo que es malo. Esto genera un conflicto en el ser humano, pues si no hay nada escrito sobre cómo debe de comportarse, esto implica que él mismo debe de hacerse responsable de quién es, de lo qué es y de sus acciones. Es el propio ser humano quien define lo que es bueno y lo que es malo de manera individual. Es precisamente por eso que Sartre (2007) afirma que el hombre está condenado a ser libre. Porque la libertad no es un derecho que se ejerce de manera individual, sino que cuando el ser humano se hace responsable de sí mismo, también se hace responsable del otro. “Y cuando decimos que el hombre es responsable de sí mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres”. (Sartre, 2007:15)
En la serie, cuando los personajes ya han muerto y creen que están en The Good Place, desconocen las carencias y la poca felicidad y plenitud que tuvieron en vida. Es por eso que cuando se les dice que pertenecen ahí, lo creen de inmediato. Su vida en el afterlife se vuelve una extensión de su vida en la tierra. No es sino hasta que se dan cuenta de que están siendo torturados, que comienzan a reflexionar sobre su vida y es en ese momento que, al igual que Eleonor, deciden ser mejores personas y comienzan a tomar clases de ética con Chidi, incluyendo a Michael. Esto provoca que generen un sentido de colectividad, pues hay un reconocimiento de su libertad absoluta y esa libertad los lleva a visualizar sus propias limitaciones y a tener consideraciones hacia el otro. Por esta razón el vecindario representa el mundo de las ideas, pues alejados de la cotidianeidad del mundo en la tierra y dedicados al estudio de la filosofía, son capaces de lograr el ideal. Michael lo expresa en la última temporada, cuando se le pregunta por qué le tiene fe a esos humanos: “What matters isn’t if people are good or bad. What matters is, if they’re trying to be better today than they were yesterday.”[4] – Michael, The Good Place 4×06
Lo cierto es que la deuda moral llevó al ser humano a sentirse obligado a hacer “buenas acciones”, esto adicionado a la supuesta recompensa que algunas religiones han prometido a esas mismas acciones, lo convirtió en un ser manipulable. Nietzsche lo explica de la siguiente manera:
… con ayuda de la moralidad de la costumbre y de la camisa de fuerza de la sociedad, el hombre fue “convertido” realmente en calculable. Por el contrario, si nos situamos al final de este proceso colosal, allí donde por fin el árbol da sus frutos, allí donde la sociedad y la moralidad de la costumbre manifiestan por fin de qué eran simples medios: encontramos, como el fruto más maduro de su árbol, al individuo soberano que sólo se asemeja a sí mismo, que se ha librado de nuevo de la moralidad de la costumbre, el individuo autónomo, supramoral, en una palabra: el hombre de voluntad propia, grande e independiente, que tiene derecho a hacer promesas: y en él, la orgullosa consciencia, que contrae todos sus músculos, de qué es lo que en él realmente se ha logrado y ha cobrado su cuerpo, una auténtica consciencia, de libertad y de poder, un sentimiento de perfección del hombre en general… El orgulloso saber del privilegio extraordinario de la responsabilidad, la conciencia de esta libertad infrecuente, de este poder sobre sí mismo y sobre el destino, ha calado en él hasta lo más profundo y se ha convertido en instinto, en instinto dominante… ¿cómo llamará a este instinto dominante, suponiendo que necesite una palabra para él? No hay duda; este hombre soberano lo llama su consciencia moral. (Nietzsche, 2015:100)
Sin embargo, la sensación de la deuda moral se está disolviendo, pero la responsabilidad de la esencia misma del ser, se ha quedado en manos tanto de dios como de la patria. Es decir, que el ser humano ha encontrado la forma perfecta de relegar la responsabilidad de sus acciones individualistas. La consciencia moral de la que habla Nietzsche no es solo la contraposición de la moralidad de la costumbre, sino que también puede interpretarse como una crítica al consecuencialismo. El consecuencialismo afirma que las acciones son “buenas” si la consecuencia de la misma genera un valor positivo.
Este planteamiento es el que proyecta The Good Place cuando Michael y Janet se dan cuenta de que su sistema de puntos no funciona porque todas las “buenas” acciones en la tierra están comprometidas. Los seres humanos actúan “bien” porque creen que hay una recompensa al final de la vida, recompensa que está relacionada con el cielo y con dios, no lo hacen por su propia consciencia moral. Un claro ejemplo de esto es: Doug Forcett. En el primer episodio de la serie Eleonor pregunta quién tenía la razón sobre cómo funciona el afterlife, Michael le afirma que todas las religiones tenían 5% de razón; pero Doug Forcett, un hippie que al haber consumido hongos reflexionó al respecto, acertó en el 92%. Más tarde en la temporada tres, Michael y Janet visitan a Doug Forcett en la tierra, quien ahora es un hombre de 68 años; al hacerse pasar por reporteros, él les cuenta sobre su teoría y les afirma que desde entonces ha dedicado su vida a hacer buenas acciones: “I designed a life that would maximize my point total, and help me get into The Good Place. And I’ve been living it ever since.”[5] (Doug Forcett, The Good Place 3×08.) Janet rápidamente se da cuenta de que Doug no llegará a The Good Place si continua viviendo así: “Doug is a ‘happiness pump’… it’s a criticism of utilitarianism[6]. A happiness pump is someone who is obsessed with maximizing the overall good at his or her expense. Doug will do literally anything to make other people happy even if it makes him miserable.”[7] (Janet, The Good Place 3×08.) Doug Forcett es también una representación ridiculizada del extremo contrario de la ética individualista: la deuda moral. A su vez que sirve para ejemplificar los vicios de la teoría consecuencialista.
Una de las teorías que predomina en la narrativa de la serie es la de las virtudes. Los cuatro humanos representan los extremos de algunas de las virtudes de Aristóteles. Esta teoría propone que no siempre el placer y el dolor están relacionados con lo que se considera moralmente bueno o malo. La búsqueda del placer y la evasión del dolor, entonces, están desproporcionadas y solamente a través de la educación aprenderemos a relacionarlos con lo que lo produce (placer o dolor), pues según Aristóteles no existe una “disposición natural” hacia lo “bueno”, hay que aprenderlo.
Sin embargo, y aunque aceptemos que no es un don de los dioses sino que se adquiere mediante la virtud o por cierto aprendizaje o ejercicio, la felicidad es uno de los bienes más divinos, ya que el premio y el fin de la virtud es algo supremo y, con toda evidencia, divino y bienaventurado. (Aristóteles, 2018: 23)
Aristóteles explica que en el alma existen tres cosas: pasiones, facultades y hábitos. Las pasiones no son deliberadas, es decir, que existen sin quererlo. Algunas de ellas son: el miedo, el coraje, la envidia, el amor, el odio. Las facultades nos permiten entristecernos, amar o apasionarnos. Finalmente, los hábitos “determinan que nos comportemos bien o mal con respecto a las pasiones.” (Camps, 2011: 44) De manera que las virtudes morales se pueden traducir como hábitos. Según Aristóteles, cada vez que se va adquiriendo una virtud, ésta se asienta en el alma.
A pesar de que Michael es un demonio, con el tiempo aprende a relacionarse y a amar a los cuatro humanos. Janet, al ser un asistente virtual, puede ser reiniciada cada que sea necesario y con nada reinicio hay una versión mejorada de ella. La mejoría de estos dos personajes está retratada de una manera más simple que la de los humanos. Precisamente porque Michael y Janet no son humanos, sus procesos son distintos y son utilizados para evidenciar de una manera más clara, que se puede cambiar. “Actually, any place and thing in the universe can be up to 104%. That’s how you got Beyoncé”[8]. (Michael, The Good Place 1×04)
Aristóteles determina que para aprender una virtud se debe de llegar al justo medio. El justo medio está entre dos extremos, uno por exceso y el otro por defecto, ambos extremos representan vicios y para aprender una virtud se necesita llegar al justo medio, a través de la práctica constante de la misma. Para actuar con virtud hay que hacerlo con voluntad, he ahí la motivación que mueve a las acciones. “Las virtudes son opciones (o por lo menos no se dan sin elección)”. (Aristóteles, 2018:41)
La idea de la voluntad de Aristóteles está relacionada con la idea de la libertad que hemos explorado anteriormente. No se puede adquirir una virtud si no existe la voluntad para hacerlo.
Las virtudes morales que describe Aristóteles son: valentía, templanza, caridad, magnificencia, magnanimidad, paciencia, honestidad, ingenio, amigabilidad, vergüenza y justicia. Para ejemplificar, tomemos la valentía, en el extremo defecto se encuentra la cobardía y en el otro extremo de exceso está la temeridad, en el justo medio está la valentía, lo que quiere decir que la valentía no consiste precisamente en sentir o no miedo, sino en dominarlo.
Como se dijo antes, los cuatro humanos representan los vicios de algunas de estas virtudes.
Eleonor representa el vicio por exceso y por defecto de la justicia: egoísmo y falta de amor propio. Aunque vemos a una Eleonor segura de sí misma, su tortura estaba basada en que ella constantemente se siente menos cuando está cerca de personas que considera que son más virtuosas que ella. Esto provoca que actúe de manera egoísta todo el tiempo. Su manera de sobrevivir en el mundo es aislándose y buscando alejar a todas las personas a su alrededor. La consciencia de ser un error en el vecindario y su deseo por evitar ser torturada, la llevan a decidir ser una mejor persona. Su primer acto desinteresado es reconocer ante todo el vecindario que ella es el error, previniendo que todos sufran por su culpa. Al ser ella quien lleva la narrativa de la serie, se convierte en la líder del grupo y es quien muestra una mejoría más significativa durante la historia, al grado de sacrificar el amor por la salvación de la humanidad. Al final de la serie Eleonor acepta que Chidi se vaya, comprobando que es una persona justa.
Chidi es el vicio por defecto de la valentía: cobardía. El miedo que le causa el tomar decisiones que no sean “las correctas” provocó su muerte. La prueba que le hace la jueza para saber si realmente mejoró mientras estuvo en el vecindario de Michael, es elegir un sombrero entre dos opciones, y falla. Al final de la serie, es él quien salva a la humanidad y logra que se cambie la manera en que son juzgados los humanos por su vida en la tierra, probando así que ha llegado al justo medio.
Tahani es el vicio por exceso de magnanimidad: vanidad. Tahani vive en una mansión en el afterlife y constantemente hace alusión a sus amigos celebridades. Es una chica inglesa cuya familia tiene dinero, toda su vida estuvo bajo la sombra de su hermana y se dedicó a demostrar que era mejor que ella, lo que la condujo a su muerte. Le gusta organizar eventos ostentosos para buscar agradar y ser vista como “buena persona”. Al final de la serie Tahani hace las paces con su hermana y aprende a crear cosas por ella misma, incluyendo el convertirse en una arquitecta del afterlife, esto comprueba que llegó al justo medio.
Jason es el vicio por exceso de la honestidad: la falta de tacto. Jason es descrito por el resto de los personajes como “tonto”. Esto lo lleva a ser excesivamente honesto. Es por eso que su tortura es no poder hablar. Jason es al que le cuesta más trabajo mejorar, pues incluso cuando el resto hace consciencia de sus errores, él no puede verlos. Aunque todos los personajes aportan comedia a la serie, la mayoría de los chistes comunes recaen en Jason y por esta razón presenta más renuencia a mejorar, pues es el elemento cómico de la serie. A pesar de eso al final logra llegar a su justo medio.
Ser virtuoso de acuerdo a los términos aristotélicos resulta difícil, sobre todo cuando las situaciones no están completamente bajo nuestro control. Cuanto más conscientes estemos de nuestras acciones y practiquemos las virtudes, eventualmente se convertirán en un hábito y poco a poco irá formando al ser prudente.
Como se dijo al inicio, la serie se fundamenta en distintas teorías de la ética, pero predominan los conceptos filosóficos clásicos. La representación de la vida y de la muerte están basadas en las teorías de Aristóteles y de Platón. Por un lado Aristóteles (2018) afirma que el ser humano no llegará a la felicidad mientras no sea capaz de ver el fin de su vida. “You said that every human is a little bit sad all the time, because you know you’re going to die. But that knowledge is what gives life meaning.”[9] (Michael, The Good Place 4×12.) La consciencia de la muerte es lo que da sentido a la vida y por esta razón Michael coloca una puerta en The Good Place que lleva al final de la existencia. Por otro lado, Platón (2016) plantea que la felicidad se alcanza al contemplar la sabiduría y la filosofía acompañado del ser amado. “This is what we’ve been looking for since the day we met. Time. That’s what the Good Place really is — it’s not even a place, really. It’s just having enough time with the people you love.”[10] (Chidi Anagonye, The Good Place 4×12.) Eleonor y Chidi dedican el resto de su eternidad a estudiar la filosofía juntos.
The Good Place crítica fuertemente el estilo de vida del ser humano contemporáneo. No sorprende encontrar diálogos como este: “Don’t worry, demons can’t die. He’ll slowly re-form himself over a few months, passing through all the stages of demon growth. Larvae, slug monster, spooky little girl, teenage boy, giant ball of tongues, social media CEO, and then finally demon.”[11] (Michael, The Good Place 4×04.) La serie usa perfecta y literalmente la distopía y la utopía[12] para presentar sus argumentos. Estos planteamientos contados a través de elementos narrativos de una comedia, hacen que la serie sea digerible y atractiva para el público y, por tanto, se transmite el mensaje de una manera más clara y directa.
No es que la idea de la deuda moral nos permita ser “mejores personas”, sino que exalta el sentimiento de obligación y relega el de responsabilidad. Con la ética individualista ahora la libertad está exaltada, pero la responsabilidad y la obligación se perdieron por completo. Nos enfrentamos a dos extremos. Se nos olvida que la libertad va de la mano con la responsabilidad y no existe una sin la otra. Al separarlas nos convertimos en una sociedad irresponsable e individualista. No hablamos de bien, ni de mal, sino de consciencia. Lo importante no son las buenas acciones en sí, sino las motivaciones para hacerlas. No es que tengamos que convertirnos en héroes con motivaciones desinteresadas, sino que hay que buscar hacer compromisos razonables y responsables.
Referencias bibliográficas
Aristóteles. (2018). Ética Nicomáquea. (5ta. Edición). México. Grupo Editorial Tomo.
Camps, V. (2012). El gobierno de las emociones. (6ta. reimp.). Barcelona. Editorial Herder.
Kant, I. (1994). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Madrid. Editorial Espasa.
Lipovetsky, G. (2000). El crepúsculo del deber. Barcelona. Editorial Anagrama.
Nietzsche, F. (2015). Genealogía de la moral. Madrid. Tecnos.
Platón. (2016). Fedón, Fedro. (3era edición). Madrid. Alianza editorial.
Sartre, J. (2007). El existencialismo es un humanismo. Barcelona. Ediciones Folio.
[1] El Buen Lugar.
[2] El Mal Lugar.
[3] La vida después de la muerte.
[4] No importa si la gente es buena o mala. Lo que importa es, si están tratando de ser mejores hoy de lo que fueron ayer. – Michael, The Good Place
[5] “Diseñé una vida que maximice mi puntaje total y me ayude a llegar a The Good Place. Y he vivido así desde entonces”. – Doug, The Good Place
[6] El utilitarismo es una corriente que se deriva de la ética consecuencialista.
[7] “Doug es una “bomba de felicidad”… Una bomba de felicidad es alguien que está obsesionado con la maximización del bien a sus propias expensas. Doug hará literalmente lo que sea para hacer feliz a los demás. aunque eso lo haga miserable a él”. – Janet, The Good Place
[8]“ En realidad, cualquier lugar y cualquier cosa en el universo puede ser mejorado al 104%. Así es como tienen a Beyoncé”. – Michael, The Good Place
[9] “Dijiste que los humanos están un poco tristes todo el tiempo, porque saben que van a morir. Pero ese conocimiento es lo que le da sentido a la vida” – Michael, The Good Place
[10] “Esto es lo que hemos estado buscando desde el día que nos conocimos. Tiempo. Eso es lo que el Buen lugar realmente es – ni siquiera es un lugar realmente. Es tener suficiente tiempo con las personas que amas” – Chidi, The Good Place
[11] “No te preocupes, los demonios no pueden morir. Lentamente se reformará él mismo en pocos meses, pasando por todas las etapas del crecimiento de un demonio. Larva, monstruo babosa, pequeña niña que asusta, niño adolescente, bola gigante de lenguas, director de redes sociales, y finalmente demonio”. – Michael, The Good Place
[12] Distopía se traduce como: “Mal lugar” y utopía como: “Buen lugar que no existe”.
[1] “Intenté escribir tu vida después de la muerte por completo. Y divisé un millón de planes para torturarte. Tú tomaste decisiones que jamás vi venir. A eso le llamo libre albedrío” – Michael, El Buen Lugar.