
Hambruna
en la hora grande y madura de la primera gota
habita el ojo de luz
que alumbra
ángulo por ángulo
la primera casa más casa que el día
hay en su centro
aquella sed de ser bandera
de la primera estrella
más estrella que lengua de niño
no hay más casa que el despeñadero
por eso la lengua
miente en su piélago de saliva
la hora perfecta de un dios
este tiempo más bandera que estrella
no hay más casa que un hoyo en la tierra
que el coito violento del mundo
puesto diario sobre la mesa
¿de qué sirvió tu arrullo, Madre, a la hora de la hambruna?
por tu boca comí yo el pan
de tu mano tomé la palabra y la llevé a mi boca
y entonces hubo pan
la lengua se izó tan alto en mi bandera
que no fue más la estrella mi estandarte
ni siquiera la gota la gran ventana
en aquella primera hora de hambruna.
las canas también crecen en la voz
nombre agujero desierto
cuerpo orfanato
mientras ventana vigía sólo niebla
vidrio: mentira traslúcida
lluvia en la parcela del cráneo
pero cuándo arteria, sepulcro
¿rivera, guía, amuleto?
quizá sólo la bastarda elíptica de los planetas
entonces vértigo, a veces insolación
siempre siempre caverna
¿y si el corazón no?
¿y si el encéfalo putrefacto?
¿y si la raíz en la lengua?
las canas también crecen en la voz
ni hablar de la memoria gris de un cometa
la ventana es la madriguera del mundo
y su vidrio es transparente.
Tierra herida
Mother, each time I talk to God
you interfere.
Anne Sexton
lengua de fuego
que fraguas cada rincón de la Tierra
atiesada de canciones y de arrullos te inicias
en el arte de poseer corroer
desmenuzar
porque entonces sólida y vertical
ya de hierro o piedra lisa
imitas la consistencia de las figuras
no fue únicamente la leche
o la voz huidiza de Madre
que astillaste en tu herida
aprendiste el grito esculpido en cada árbol
levantaste los brazos
fue cincel aquella voz en tu piedra
hasta que alcanzaste el delirio de un cuerpo
no pueblas más casa que ese abismo
embadurnado de arrullos y de cantos
de una hora más tardía que esa noche
cuando bajo su lengua de lumbre pasaste
y no fue únicamente el corazón hambrío
que astillaste en tu herida
también estudiaste el diálogo oculto
entre el fuego y las cosas
interpelaste a la muerte
porque es justa y audaz
porque ella sabe cómo
cuándo
dónde
el punto exacto del derrumbe
en la noche
tuviste una larga conversación
con la hambruna
fue ahí que comprendiste:
eres el alimento de un dios inextinguible
es por eso que creces de las ruinas
y no fue únicamente la perfidia de aquel dios
que astillaste en tu herida
danzas sobre tu propio escombro
reduces la distancia entre el polvo y la piedra.