
Para Elena
Confieso que hace algunos años no estaría escribiendo sobre el tema del presente texto. No es sino hasta que conocí a mi esposa que pude abrir mi visión del cine desde un ángulo que nunca había considerado: la espiritualidad.
Nunca había considerado que un filme pudiera acercar a las personas a una experiencia espiritual, o al menos creo que negaba la posibilidad. Sabía que directores como Ingmar Bergman, Andrei Tarkovski y mi muy gustado Kieslowski, construyen sus obras a partir de una dimensión espiritual; sin embargo, esa dimensión de sus películas no me interesaba. Con el tiempo y el acercamiento personal a una espiritualidad ignaciana, pude ver el cine desde otra perspectiva.
Son muchos los cineastas que han abordado la espiritualidad en sus películas. A los antes mencionados puedo añadir filmes que, sin lugar a duda, son sendos tratados teológicos.
Recientemente llegó a mis manos el libro Un cinéfilo en el Vaticano de Roman Gubern, autor de obras fundamentales de los estudios cinematográficos como Historia del cine, El Eros electrónico, Patologías de la imagen, entre otros. En su más reciente libro, publicado por editorial Anagrama, el autor barcelonés nos cuenta sobre su experiencia curando una lista de películas fundamentales, en un sentido espiritual, para el Vaticano.
En el libro se hace un recuento del cine religioso en la historia del cine, pero más importante el debate teológico en torno al concepto de cine espiritual, que es lo que más me interesa destacar.
Por cine espiritual entiendo aquellos filmes que desencadenan una experiencia interior, una experiencia de discernimiento .
En torno al cine religioso destaca la forma en que esté se construyó con base en la iconografía religiosa tradicional: “estas tradiciones escénicas populares acoplaron un inventario de convenciones, disfraces, retóricas y estilemas que, junto con el caudal de la pintura religiosa, actuaron como modelo para las escenificaciones cinematográficas” (Gubern, 2020: 36). Partiendo de ello, el cine desde la época de los Lumiere ha ido filmando la Pasión de Cristo desde esta óptica. Podemos destacar como modelos filmes como Rey de Reyes (Cecil B. DeMille, 1927), la mexicana Jesús de Nazareth (José Díaz Morales, 1942) y Rey de Reyes (Nicholas Ray, 1962). Cada una de ellas destaca por partir de los elementos mencionados, además de darle más importancia a la espectacularidad que a la espiritualidad.
De ahí me queda claro la importancia de definir la espiritualidad en el cine: por cine espiritual entiendo aquellos filmes que desencadenan una experiencia interior, una experiencia de discernimiento a través de “hechos cruciales de la vida, en hechos que por significativos nos acercan al sentido de la vida de unos personajes determinados” (García Orso, 2009: 12), y no filmes que buscan adoctrinar o formar al espectador en determinada doctrina religiosa. De ahí que un filme como Silencio (2016) de Martin Scorsese lo catalogaría como un filme espiritual, mientras que obras como Dios no está muerto (2014) de Harold Cronk jamás será un filme espiritual, pues su función clara es el adoctrinamiento y no el discernimiento espiritual.
Otro punto a destacar del libro Un cinéfilo en el Vaticano es la parte dedicada a la elaboración de una lista de películas que pudieran catalogarse en “Valores espirituales”. En esa lista encontramos filmes como Teorema (Pier Paolo Pasolini, 1968), Vivir (Akira Kurosawa, 1952), Solaris (Andrei Tarkovsky, 1972), La habitación verde (Francois Truffaut, 1978), Dios y el Diablo en la tierra del Sol (Glauber Rocha, 1964), Europa 51 (1952, Roberto Rosellini), Paisaje en la niebla (1988, Theo Angelopoulos), Milagro en Milán (Vittorio de Sica, 1951), El silencio (Ingmar Bergman, 1963), entre otras. De las producciones que Gubern apunta en la lista, hay películas que tratan explícitamente el tema de la espiritualidad, como Teorema y Solaris; dos de ellas tocan el tema de la fe: El silencio y Paisaje en la niebla. Vale decir que la selección del autor de Historia del cine destaca por presentar autores que son budistas, ateos o protestantes.
En otro apartado del libro, “El panteón cinematográfico del Vaticano”, Gubern expone la lista de películas ejemplares curada por el Vaticano. Esta lista se distribuye en tres apartados: “valores religiosos”, “valores sociales y humanos” y “valores artísticos”. En la lista de “valores religiosos” se enlistan filmes como Andrei Rublev (Andrei Tarkovski, 1966), El evangelio según San Mateo (Pier Paolo Pasolini, 1964), Ordret (Carl T. Dreyer, 1955) y Nazarín (Luis Buñuel, 1959).
El cine es un reflejo de la espiritualidad del ser humano, puesto que nos enfrenta en la pantalla con nuestra fe.
En la lista de películas con “valores sociales y humanos” se presentan filmes como La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993), Fresas salvajes (Ingmar Bergman, 1957), Roma, ciudad abierta (Roberto Rosellini, 1945), Adiós a los niños (Louis Malle 1987) y El decálogo (Krzysztof Kieslowski, 1989). Por otro lado, en el apartado de “valores artísticos” se engloban películas como 2001: odisea espacial (Stanley Kubrick, 1968), Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941), Napoleón (Abel Gance, 1927), entre otros.
Un cinéfilo en el Vaticano nos hace pensar en el cine más allá del mero entretenimiento. El cine es un reflejo de la espiritualidad del ser humano, puesto que nos enfrenta en la pantalla con nuestra fe. Nos hace discernir, nos confronta con nuestro interior, al menos, ahora lo sé: ese es el verdadero cine, aquel que por medio del lenguaje cinematográfico nos propone “un trabajo personal de conciencia, reflexión, discernimiento, apropiación y elección” (García Orso: 2009, 11).
En una reflexión sobre su última película El sacrificio Tarkovski se preguntaba “¿existe en nuestra cultura un espacio, aunque sea mínimo, para la vida espiritual?” El cine es ese espacio y Un cinéfilo en el Vaticano nos lo recuerda. Baste este breve listado para acercarnos al cine desde otra perspectiva, sobre todo en tiempos donde la necesidad de la reflexión interior, es necesaria.
CODA
En la búsqueda de bibliografía sobre el cine y la espiritualidad, podemos destacar la obra de dos autores jesuitas que proponen una mirada al cine desde una perspectiva de fe y espiritualidad:
De Luis García Orso, S.J. podemos destacar sus libros Cómo aprovechar la espiritualidad del cine y Miradas de fe en el cine actual.
De Sergio Guzmán, SJ. se pueden revisar sus libros dedicados a analizar la obra de la compañía Pixar, las películas de Marvel: Imágenes de fe y esperanza: Descubre los valores en las películas de Disney-Pixar y El creer de/en los superhéroes: Una mirada de fe a las películas de Marvel.
Referencias
García Orso, L (2009): Cómo aprovechar la espiritualidad del cine, Buena Prensa, México.
Gubern, R (2020): Un cinéfilo en el Vaticano, Anagrama, Barcelona.
Guzmán, S (2016): El creer de/en los superhéroes. Una mirada de fe a las películas de Marvel, Buena Prensa, México