
En México, las oposiciones políticas han existido desde los tiempos de Santa Anna –aunque la primera gran oposición surge durante la reforma, en la gestión de Juárez. Desde ese momento, los grupos de resistencia han jugado un papel fundamental en la vida democrática del país. Para bien o para mal, las oposiciones han estado presentes en todos los pasajes históricos de México durante los últimos 150 años. La primera votación democrática del país, la Revolución mexicana y la institución de varios partidos políticos son consecuencia directa de su presencia. Más allá de la diversidad ideológica que representan, son garantes, ante todo, de la pluralidad política de México.
Como establecen los doctores Daniel Ziblat y Steven Levitsky en su obra Cómo mueren las democracias, un bloque opositor –independientemente de su corriente ideológica- es imprescindible para mantener una democracia estable. De esta manera los grupos opositores se sitúan como una personificación de la capacidad democrática de cada sociedad: entre más firme y propositiva es la oposición, más fuerte es la democracia de ese país. Por el contrario, si estos colectivos se muestran renuentes, desesperados y carentes de ideas, dan pie a un gobierno de aires más totalitarista.
Sin importar la perspectiva de cada quien con respecto a su gobierno, el presidente López Obrador –por lo menos a los ojos de la opinión pública- se ha esmerado por deslegitimar a los colectivos que no comparten su manera de dirigir el país. Aunque para muchos este comportamiento por parte del mandatario resulta casi idiosincrático, a la luz de su pasado, no lo es. Por 12 años el gobierno federal no solo tuvo que medirse ante una crítica agraviante por parte de la ciudadanía, sino que además tuvieron que hacerle cara al líder de oposición más fuerte en la historia del México moderno, un hombre de propuestas, bien legitimado, de grandes capacidades políticas, y sobre todo, de un apoteósico apoyo popular; un hombre llamado Andrés Manuel López Obrador. Ahora en el poder, se le juzga más por el tamaño de sus incongruencias que por el tamaño de sus errores, y con justa razón.
Ante la evidente inconformidad de un sector de la población, surge el FRENA (Frente Nacional Anti AMLO), que en palabras de su misma gente es un “movimiento totalmente ciudadano y pacífico que desea actuar ya para quitar a Andrés López del poder, usando herramientas jurídicas, de presión social y de medios”. Algunas de las figuras clave de este agrupado son los periodistas Pedro Ferriz de Con, Carlos Loret de Mola y el empresario Gilberto Lozano.
Si bien la existencia de este grupo, y su iniciativa marchista resultan un claro ejemplo de la existencia de la democracia en el país, para algunos intelectuales y periodistas respetados sus esfuerzos reflejan más que una propuesta de mejorar las condiciones del país, una protesta golpista sin muchos fundamentos ni apoyo social. Esto, por supuesto, no implica que la mayoría de los mexicanos apruebe el actuar del presidente; pero sí implica que para la mayoría de los mexicanos, el FRENA no simboliza una grupo opositor serio. Al menos hasta la fecha, no se han comportado de esa manera.
Hombres de gran jerarquía en la oposición política de México, como el senador Damián Zepeda del PAN –ex dirigente nacional del partido- y el priista René Juárez Cisneros se han mostrado muy críticos y severos frente a algunas medidas implementadas por el ejecutivo, a pesar de ello, esto no ha impedido que voten a favor de algunas propuestas hechas por la bancada de Morena en el congreso. Recordemos que una oposición debe señalar todo aquello que, desde su perspectiva, no vaya en beneficio del país, claramente, esto no significa que deban dar negativas a todas las propuestas hechas por el gobierno en gestión. Una buena oposición protesta contra lo incorrecto, no contra todo; acusa a las ideas, no a las personas detrás de ellas.
En este sentido, el FRENA ha caído en muchos errores que han afectado irreversiblemente la visión que la sociedad tiene de ellos. No todos los detractores del presidente apoyan el movimiento. Para comprender mejor a que se debe este fenómeno, vale la pena enmarcar algunas de sus declaraciones oficiales.
En su sitio web oficial, el Frente Nacional Anti AMLO asegura que la solución para el momento de crisis que vive México es hacer que dimita el “Dictador bolivariano” Andrés López; para lograr su cometido, ven como fecha máxima el 30 de noviembre del presente año, puesto que esperar a después, sería un “sálvese quien pueda”. Aunado a ello, se destacan algunas encomiendas que se enumeran en su página oficial, por ejemplo “salvar a México de las manos del comunismo”; esto último es una constante en todos sus motivos. De hecho, se nos muestra una fotogalería con el título “Galería de la dictadura comunista” en la que aparecen personajes como Paco Ignacio Taibo ll, Tatiana Clouthier, Marcelo Ebrard, y por supuesto, López Obrador. Paralelamente, se debe mencionar que los dichos de este grupo no son íntegramente para desprestigiar al gobierno, sino para desprestigiar a los partidos en el poder. Mismos que, no hace falta aclarar, comparten una misma línea ideológica.
El Foro de São Paulo es una cumbre de partidos izquierdistas de Latino América celebrada cada año desde 1990. A ella asisten partidos de países hispanos hablantes de todas las regiones del mundo –aunque solo los partidos latinoamericanos tienen voto. A través de los años, líderes como Fidel Castro, Lula da Silva, Evo Morales y José Mujica se dieron cita en el foro para plantear sus objetivos como gobierno bajo la idea de consumar una Latinoamérica con voz propia. Con la llegada de presidentes de derecha en años posteriores como Mauricio Macri en Argentina, Iván Duque en Colombia y Jair Bolsonaro en Brasil, el poder político de sus integrantes decreció en la región, aunque no por ello perdió relevancia: actualmente varios gobiernos tienen a sus partidos –ya sea únicos o en coalición- afiliados al Foro, ejemplo de ello son: el Partido de la Liberación Dominicana (República Dominicana), el Movimiento PAÍS (Ecuador), el FRENTE GRANDE (Argentina), y claro, Morena, el Partido de la Revolución Democrática y el Partido del Trabajo (México).
Por la naturaleza de sus corrientes ideológicas, sería incorrecto decir que no hay una clara tendencia a los ideales socialistas, aunque esto no resulta menos que incorrecto que aseverar que el Foro de São Paulo es un “plan comunista para restaurar el socialismo en el mundo a través de Latino América”, como lo afirma el grupo FRENA.
En su sitio oficial, se puede leer lo siguiente:
“El martes 17 de Julio del 2018 se dio por culminada en La Habana, capital de la dictadura socialista de Cuba, el XXIV encuentro del Foro de São Paulo, una organización de carácter comunista-socialista que nace luego del desplome de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas con la finalidad de reinstaurar el fracasado socialismo que acaba de desplomarse a nivel mundial”.
Luego de ello, el grupo menciona una agenda de tres etapas -una cada dos años- en las que, según su concepción, se planea instaurar el comunismo en México. Según este plan, durante los primeros dos años de gobierno los objetivos eran, entre otros: crear una Guardia Militar, impulsar una agenda progresista que legalice el aborto, los matrimonios igualitarios y favorezca la “relatividad de valores”. No hace falta profundizar mucho para dilucidar que los dos hechos a los que se hace referencia aquí, son la Guardia Nacional y la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo, mismos acontecimientos que tomaron lugar a principios del sexenio, el primero a nivel nacional, y el segundo paulatinamente en varios estados de la República. (Es necesario subrayar que cuando este texto fue publicado, el primer proyecto ya había sido consumado, el segundo iba avanzando en algunos estados.)
En la segunda etapa, correspondiente al año tres y cuatro del gobierno, resaltan los siguientes puntos: reforzar la lucha de los pobres con la bandera de la corrupción y el neoliberalismo, tomar control total del internet y establecer un gobierno totalmente centralista; para la etapa final, correspondiente a los últimos dos años de gobierno, se plantea lo siguiente: expropiaciones masivas, medios de producción en las manos del Estado, reparto de viviendas al nombre del partido y un escarmiento absoluto de la clase alta del país.
El miedo al comunismo no solo se denota a través de un rechazo a quienes efectivamente, se dicen comunistas, sino que también se refleja en el mal llamar comunismo a cualquier muestra de una izquierda política. Este fenómeno ocurre muy a menudo en Estados Unidos: durante el debate de los precandidatos demócratas a la presidencia del 2021 en Nevada, Michael Bloomberg acuso al senador de Vermont, Bernie Sanders, de ser un comunista, luego de manifestar que los grandes consorcios del país debían entregar parte de la propiedad a sus empleados dependiendo de sus años de gestión; Sanders se ha caracterizado por luchas en contra de la inequidad económica que afronta Estados Unidos, ante sus palabras, ha sido desprestigiado por varias cadenas de televisión y magnates americanos.
Este fenómeno de malentender lo que significa una izquierda y lo que significa el comunismo ha escalado hasta México, producto del temor, la duda, pero sobretodo, de la irracionalidad.
FRENA ha dejado ver ese miedo a través de sus caravanas todos los sábados en distintas ciudades de la República durante los últimos meses. Automóviles pertenecientes a gente de todas las clases sociales desfilan por las principales avenidas con leyendas tales como: “AMLO farsante comunista fuera. No al socialismo del siglo XXI”, “No al comunismo en México”, “AMLO comunista genocida”.
Todos al son de “AMLOVETE”
Es evidente que López Obrador ha tenido muchos errores a lo largo de su corto mandato. Tanto la oposición, los periodistas, y los intelectuales mexicanos, tienen la obligación de hacer ver sus errores y puntualizar que es lo que sí se debería hacer; propugnando una participación ciudadana que tenga como fin exclusivo la ciudadanía, haciendo eco a través de iniciativas legales, propuestas a través de los partidos no gobernantes e incluso los que sí gobiernan. Sin embargo, los partidos opositores en México –en su gran mayoría- se han tomado del FRENA para hacer ver la inconformidad de la sociedad con el actual gobierno, aunque de esta manera, terminen por desprestigiar al movimiento arrebatándole su carácter ciudadano.
Las marchas siempre son positivas. Aunque no estemos de acuerdo con su causa. Son el garante máximo de una sociedad pensante y activa en los asuntos que le conciernen. Empero, dependiendo de sus banderas es que serán juzgados por la crítica del país. La realidad es que al menos en su carácter, los dirigentes del FRENA no se han mostrado tan diferentes a Andrés Manuel: mientras que ellos acusan a los partidarios del presidente de ser cómplices de una “dictadura comunista”; él desde el palacio nacional llama a los opositores “conservadores neoliberales”. El FRENA tilda de “pseudoperiodista” a Hans Salazar acusándolo de plantear preguntas sembradas por el ejecutivo en la mañanera; López, por su parte, llama “periodistas fifís” a El Universal, MVS, Milenio y otros medios donde se critican sus decisiones. El FRENA ha hecho hasta lo imposible por demeritar el legado del Foro de São Paulo, mostrándolo al mundo como una suerte de bloque soviético en Latino América; los altos mandos de Morena, en su afán de querer acaparar el espacio público, descalifican toda propuesta hecha por los partidos opositores bajo el pretexto de que ellos “ya tuvieron su oportunidad”. Finalmente, FRENA se ha tratado de vender como un grupo de ciudadanos inconformes, sin embargo, sus principales voces son individuos que han participado en la vida pública del país desde hace años –sin gran aceptación por parte de los mexicanos-; Morena, igualmente, ha vendido la idea de una depuración en los servidores públicos al más alto nivel, a pesar de ello, Manuel Bartlett, Esteban Moctezuma y Francisco Castro Trenti, figuran entre sus filas.
El rol de los ciudadanos es protestar –evidentemente, proponer siempre es mejor, pero eso no es propiamente su obligación. Por otro lado, el rol de la oposición política y de sus grupos adjuntos, es pasar de la protesta a la propuesta. Para tener credibilidad los grupos ciudadanos deben deslindarse completamente de cualquier tipo de apoyo partidista; su movimiento debe limitarse al sector ciudadano: los obreros, los burócratas, los empresarios y todos quienes no gocen de una posición privilegiado dentro del sector público. El fallo del FRENA gira precisamente entorno a ello, han tenido una iniciativa muy fuerte, pero una propuesta muy laxa, por no decir nula. Han sido constantes en las protesta, pero purgos en las ideas. Incluso aunque lograran su cometido de derrocar al “dictador bolivariano”.
¿Qué sigue después de eso?
Si su meta se concretara dos años después del inicio de su gobierno –fecha que ya está muy próxima-, el senado tendrá que votar para un presidente provisional durante los próximos cuatro años; siendo que el congreso está conformado por una mayoría de Morena, el resultado final posiblemente sea otro allegado a López, o por lo menos alguien que siga su misma línea ideológica.
México no necesita grupos opositores de protestas ambiguas e imágenes difusas; necesita propuestas, iniciativas, metas; pero sobretodo, un camino para poder alcanzarlas. Plantear objetivos reales y mesurables que vayan más allá del rechazo a una persona. Los hombres mueren, pero las ideas siempre prevalecen. México necesita una oposición que realmente parezca una alternativa viable para la ciudadanía: una oposición pragmática y de convicciones, que vea en sus motivos el Estado y no el partido.
México necesita ciudadanos que luchen desde su trinchera, pero que luchen conscientes de lo que quieren lograr, reflexivos sobre si en verdad esto los pondrá sobre una senda de mayor plenitud; discerniendo exclusivamente bajo la razón, no bajo la presión de unos cuantos que, como aquellos que señalan, quieren a toda costa levantar una bandera muy dilapidada, disfrazada del consentimiento del “pueblo sabio”.
Bibliografía:
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La 13 Preguntas más frecuentes sobre el Frente Nacional. (2020, 9 julio). Recuperado de https://frena.com.mx/programa/
¿Qué es el Foro de Sao Paulo, que acusan de estar detrás del paro de Colombia, y por qué le preocupa tanto a la derecha de América Latina? (2019, 19 noviembre). Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50465150
Rueda, A. (2018, 15 octubre). ¿De qué está hecho MORENA? Recuperado de https://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/de-que-esta-hecho-morena/1271622
Realizan segunda caravana contra AMLO en varias ciudades; en Atizapán multan a conductores. (2020, 14 junio). Recuperado de https://www.animalpolitico.com/2020/06/segunda-caravanas-contra-amlo-ciudades-pais/
Lapin, T. (2020, 20 febrero). Bloomberg, Sanders spar over «communism» during Democratic debate. Recuperado de https://nypost.com/2020/02/19/bloomberg-sanders-spar-over-communism-during-democratic-debate/
Levitsky, S., Ziblatt, D., & Guil, G. D. (2018). Cómo mueren las democracias. Barcelona, España: Ariel.