
Ilustración: Marcela Sanjuanita Robledo Obregón
Por Fátima Guadalupe Enríquez González, Devany Monserrat Carrete Niño,
Leslie Michelle Martínez Valle y Marcela Sanjuanita Robledo Obregón
La mar
Sin duda alguna, en el mundo hay una gran oferta de revistas de literatura infantil y juvenil (LIJ); localizarlas en México, sin embargo, es un hecho de carácter extraño. Editada por la Universidad Autónoma de Nuevo León, la revista navegantes cae sobre la ciudad, desde enero de 2019, como un chubasco constante. Ese aguacero formó ya un mar navegable, volviendo realidad lo imposible.
Aquellos a quienes tocó la suerte de presenciar el nacimiento de la mar de la LIJ en esta capital industrial no dudaron en saltar al barco de Navegantes. Desde entonces, navegantes, tripulantes y capitanes de leyenda demuestran que la obscuridad de ese mar, visto de cerca, es en realidad de un azul claro y profundo. Pues este barco, transportador de conocimientos, está pensado para aquellos que gustan de navegar y desean compartir lo que en el barco aprenden.
Entre navegantes y tripulantes
La literatura infantil y juvenil es un tema en constante disputa. Navegantes surca esa mar sin sacarle la vuelta a las tormentas. En cada territorio conquistado a la realidad funda puertos de acompañamiento, donde los interesados charlan sobre los temas y los lenguajes de la LIJ. La revista ensaya rutas, abre caminos, nos conecta con el vasto océano editorial; los tripulantes guían a los recién llegados en esas grandes aventuras de la mar; los tripulantes menos expertos se adentran en esas aguas sin miedo, con curiosidad, descubriendo las maravillas de las letras, comprendiendo sus aportes al desarrollo personal de los viajeros.
¡Tierra a la vista! Si bien todos, navegante y tripulantes, participan en los rumbos del timón, cada cual cumple con un papel: niñas, niños, jóvenes, adultos cumplen con diferentes tareas, todas igualmente importantes. Con cada número, la revista lanza las siguientes preguntas: Quién tiene el timón, ¿los tripulantes o el capitán? A qué aguas nos dirigiremos en esta ocasión, ¿aguas dulces o saladas? Los capitanes y expertos en náutica guían el aprendizaje: conocer el lenguaje de la mar, quiénes lo interpretan, los secretos de ese canto de sirenas que convoca a otros navegantes, interesados en la travesía, promotores de una esfera pública marítima, abierta al diálogo entre capitanes y piratas.
Piratas
El fin de Navegantes es llegar a aquellos que ya saben todo sobre la mar y desean compartir su conocimiento. Sin embargo, más que navegantes, deberíamos llamarlos de otra manera, pues no sólo se encargan de navegar el barco. Como muchos no están dispuestos a adentrarse en las profundidades de esas aguas dulces y saladas, donde abundan los más grandes misterios, pero también las más asombrosas aventuras, su misión es la de ser guías de las aguas, convertir a todo aquel tripulante a bordo en un amante de la mar oceánica, cuyo nombre es LIJ. A través de cantos de sirenas, Navegantes convoca a estos marinos, quienes, con honor, cumplirán con la misión encomendada.
La revista, entonces, se dirige a los enamorados de su labor, viajeros de grandes leguas, animadores de puertos en busca de algún valiente y curioso con ganas de enrolarse en viajes llenos de aventura, misterio, felicidad, tristeza y otras muchas emociones; travesías donde conocerán infinidad de mundos, como aquel en donde una pequeña sirena sueña con tener piernas de humano, o aquel otro donde los niños siguen sus propias reglas, reyes de una tierra llamada Nunca Jamás.
Más que navegantes, entonces, deberíamos llamar a estos guías piratas. Los piratas no le temen a las aguas profundas, todo lo contrario, las aman, son parte de ellos. Sus vidas enteras están entregadas a ese viaje náutico, el cual conocen a la perfección. Elegidos por el mismísimo mar, son capaces de llevar a cabo su labor, difícil debido a la falta de espíritu aventurero entre la gente de tierra adentro, la sed de un conocimiento lleno de magia y sabiduría, pero también, y no menos importante, la de mantener una mente abierta ante aquello que se cree imposible o inexistente. ¡Aquí todo es posible, no importa la edad, género, raza ni mucho menos si eres alguien culto o no! Lo que importa es la disposición a creer en lo inimaginable, pues estos mares no juzgan ni discriminan a nadie. Están abiertos a todos aquellos de corazón valiente y puro.
Navegantes no es sólo un navío capaz de cruzar las aguas, embarcar a todo aspirante a tripulante o navegador, también es el telescopio que ayuda al pirata a saber cuál es la siguiente parada, el cotorro parlanchín, fiel acompañante de los marineros, consejero de los encargados de transmitir los conocimientos surgidos en la aventura.
Un monstruo legendario
El Kraken es probablemente el lector más importante. Lo sentimos cerca. Es tan absorbente y pegajoso como sus tentáculos. Pero, ¿quién encarna a esta criatura? Son los niños y niñas, los jóvenes lectores de quienes hablamos a menudo. Ellos surgen de las profundidades del mar para probar los saberes producidos en el barco, cuáles son los nuevos tesoros y búsquedas de sus tripulantes. No hablamos de contrapúblicos nacidos en las sombras, hablamos del estudio de la estrella Ursa Maior, de esa Carro por la cual todos los navegantes se guían. El Kraken es el lector y aprendiz de investigador.