Las entrañas de la cebra
Lo topé sólo una vez: era un tipo bajito y moreno, fuerte como un jabalí. Su cara parecía una piña seca de ojitos marrones y mechones pardos que le escurrían por la frente. Vestía mezclilla ya vieja y sus botas de casco lo revelaban fiel al punk. Le decían el Varo. El Varo llegó a…