José Saramago y Cuba
“¡Oh Cuba! ¡O curva de suspiro y barro! Iré a Santiago”,[1] exclama Federico García Lorca en “El poeta llega a La Habana”. Mantiene una relación dual, entre amor y odio, con la isla de Cuba: es a la vez un objeto de asco –por su deshonra material (“barro”) y moral (“suspiro”)–, y de atracción –al…